Chucho Valdés: 80 años de la leyenda viva del jazz afrocubano | El Nuevo Siglo
Nacido en La Habana, Cuba, el intérprete elige el jazz gracias a la influencia de su padre, 'Bebo' Valdés, quien fue su primer maestro y compañero de conciertos.
Foto @ChuchoValdésOficial
Domingo, 21 de Noviembre de 2021
Redacción Cultura con AFP

La tradición musical afrocubana, el jazz, el género clásico, el rock, entre otros elementos más, conforman el estilo más personal que Chucho Valdés ha consolidado durante décadas de trayectoria artística, llevando su particular sonido a escenarios del mundo.

Una leyenda viva del piano y la composición, que cumple 80 años de vida, de los cuales seis décadas le ha dedicado al jazz afrocubano moderno. Para conmemorar su legado, lo llevamos por los momentos más importantes de Valdés.

Dionisio Jesús 'Chucho' Valdés Rodríguez nació en La Habana, Cuba, en el seno de una familia de músicos. Su padre, el pianista, compositor y director de orquesta Ramón 'Bebo' Valdés, fue su primer maestro en los primeros años de vida.

Su educación continuó en el Conservatorio Municipal de Música de La Habana hasta los 14 años. Y en su adolescencia decidió lanzarse con su primer trío de jazz.

Años más tarde, en 1959, debutó en la banda Sabor de Cuba, la cual era dirigida por su padre. Esta agrupación es considerada hoy como una de las más grandes orquestas de la música cubana moderna.



El último ídolo

Ignacio Cervantes, Ernesto Lecuona, Rubén González y 'Bebo' Valdés son ídolos del piano jazz afrocubano que han desaparecido. Chucho es el último superviviente. “Pertenece a la historia musical de nuestro país”, afirmó el pianista cubano Harold López-Nussa, de 38 años.

“Hay pocos pianistas y compositores que hayan llegado a esa cima”, escribió el periodista francés Eric Delhaye, quien actualizó recientemente la biografía del músico cubano.

Chucho Valdés bebió de la poción mágica musical de Cuba de la mano de su padre, 'Bebo'. Iba para profesor, pero sus visitas al club Tropicana y a otros cabarés de La Habana, donde tocaba su progenitor, le inocularon la afición al jazz.

Así, en 1964 funda El Combo de Chucho Valdés, su primera formación, en la que figura un músico que lo seguirá durante parte de su carrera: el saxofonista Paquito D'Rivera.

Contrariamente a su padre, decide quedarse en la Cuba castrista. En 1973 funda Irakere, una orquesta con la consigue hacer realidad sus ambiciones de compositor durante dos décadas. 

Su nueva manera de enfocar el sincretismo musical cubano provocó sensación. La fama llegó entonces rápidamente, pues la grabación homónima de Irakere en los Estados Unidos ganó un Grammy como Mejor Grabación Latina en 1979.

“Con Irakere interpretaba a la vez jazz y músicas populares, durante el carnaval, en fiestas”, recordó Harold López-Nussa.

“En Cuba la música culta y la música popular se retroalimentan, en un movimiento de mestizaje e invención permanentes”, declaró a la AFP Fabrice Hatem, ex redactor jefe de la revista de tango La Salida y creador de un blog francés especializado en la cultura caribeña.

Después de Irakere, Chucho pasa a presidir formaciones musicales más pequeñas, cuartetos, tríos. En esta época de su carrera destacaron álbumes como “Solo piano” (1991), “Solo: Live in New York” (2001) y “New Conceptions” (2003), así como grabaciones de cuarteto como “Bele Bele en La Habana” (1998), “Briyumba Palo Congo” (1999) y “Live at the Village Vanguard” (2000), el cual ganó un Grammy al Mejor Álbum de Jazz Latino.

Luego, el cantante francés Charles Aznavour solicitó sus servicios, posteriormente llega el turno del saxofonista Archie Shepp, uno de los padres del free jazz afroestadounidense.

“Chucho es el más virtuoso y al mismo tiempo el más sensible. Capaz de tocar 24 mil notas en un minuto, o tan solo una o dos. Todo lo que toca rezuma emoción”, señaló Harold López-Nussa.

Después de dejar Irakere, Valdés ganó Grammy por “Juntos para siempre” (2007), la grabación a dúo con su padre, Bebo; y, “Los Pasos de Chucho” (2010), que presentó a su nuevo grupo, los Mensajeros Afrocubanos.

Aunque estaba en otras agrupaciones, Valdés no olvidó la banda con la que creció en el mundo de la música, pues en 2015 Valdés celebró el 40 aniversario del nacimiento de Irakere, su icónica orquesta, con una gira mundial. Una grabación fruto de este tour, “Tribute to Irakere: Live at Marciac”, ganó un Grammy al Mejor Álbum de Jazz Latino en 2016.

Incluso hasta estos tiempos modernos y cambiantes, el éxito de Valdés no para, pues uno de sus proyectos más recientes “Jazz Batá 2”, ganó un Grammy Latino como Mejor álbum de Jazz Latino en el 2018 y fue seleccionado como uno de los 50 mejores álbumes latinos de la década de la revista Billboard. Este disco revisita una idea revolucionaria que el artista había grabado por primera vez en 1972, un trío de piano jazz con tambores batá, los tambores sagrados con forma de reloj de arena utilizados en la música ritual de la religión yoruba en Cuba, en lugar de la trampa convencional.

Homenaje en París

París recibe este fin de semana al pianista Chucho Valdés para rendirle homenaje en su 80 cumpleaños, rodeado de amigos y admiradores, en la distinguida sala de la Filarmonía.

La descarga inició el viernes, con un primer concierto doble de homenaje, a cargo de Yilian Cañizares y El Comité. Continuó el sábado con un solo al piano del propio Chucho, seguido del estreno de “La Creación”, una obra inspirada en la aparición de la cultura yoruba en Cuba.

Y la fiesta termina este domingo por la tarde, con un concierto de Chucho “and Friends”: nada menos que Paquito D'Rivera, Joe Lovano y de nuevo la joven violinista Yilian Cañizares.

“Es uno de mis ídolos. Siempre me acuerdo de cuando vino a tocar para nosotros Yo tenía ocho años y estudiaba el primer año de escuela de música en Cuba. Me enamoré del jazz”, recordó Harold López-Nussa.

“Tocó un blues con tanto swing y simpleza... Estábamos todos por las nubes”, añadió el pianista, quien estará al lado del maestro.