Crónica anunciada del Metro de Bogotá | El Nuevo Siglo
Jueves, 17 de Noviembre de 2022

Se sabía de antemano que el presidente Petro insistiría en su proyecto de Metro subterráneo para Bogotá, al menos parcialmente. Es un eslabón más a una historia, de vuelta y revuelta -en una ciudad sin Metro de ocho millones de habitantes- cuando, por fin, ha iniciado su primera fase, que complementa el sistema distintivo capitalino de transporte masivo Transmilenio.

Subterráneo, a nivel o elevado no es necesariamente el punto. Muchas ciudades en el mundo combinan las distintas modalidades. El asunto está en no menospreciar, para esta primera fase, los efectos que puede acarrear una decisión de estas sobre un contrato en curso y también por la afectación en los costos al cambiar su estructura aunado a la coyuntura actual de alta depreciación del peso colombiano que de por sí lo encarece.

De hecho, desde el empalme el nuevo gobierno quiso establecer una mesa transversal para Bogotá y más aún otra particular para el Metro, en el cual el presidente Petro ha manifestado sus claras diferencias. Por entonces, se planteó acompañar a través de una comisión “independiente” los estudios y diseños de la primera línea del Metro ya realizados, para analizar tanto su tipología y trazado como los efectos en el costo por la variación de la tasa de cambio.

Sin embargo, el ministro de transporte, Guillermo Reyes, pretendió bajar las expectativas al indicar que la pretensión presidencial se limitaba a solicitar a los contratistas chinos la revisión del proyecto en la alcaldía de Gustavo Petro, el impacto en costos y la viabilidad de hacer una modificación al trazado en la Avenida Caracas. Río suena, piedras lleva. Igual, se estima que el consorcio chino entregue el diseño definitivo de la primera línea hacia la primera semana del año entrante.

En efecto, se afirmaba en el empalme que no se tendría “una segunda oportunidad para mejorar el componente urbano de esa zona y los diseños actuales, [que] … no anticipan un buen desenlace de esa intervención urbanística”.

Como lo señala la Empresa del Metro de Bogotá, en su página web, es universalmente conocido que los costos de un Metro elevado son en promedio entre dos y dos y medio veces superiores a los de un Metro a nivel y a su vez los costos de un Metro subterráneo superan en promedio entre cuatro y seis veces más que los de un Metro a nivel (World Bank Urban Transport Strategy Review - Mass Rapid Transit in Developing Countries, Final Report Halcrow Fox,2000).

Las posibilidades de incrementar en casi cinco billones de pesos el valor del proyecto por razones de incluir el tramo subterráneo no se pueden demeritar (una cuarta parte del valor de la reforma tributaria para darse una idea). Por qué no dejar estas intenciones, con todos los argumentos técnicos, para la segunda línea que piensa integrarse en el Plan de Desarrollo, confiar en los estudios ya realizados y en la misma experticia de la Empresa Metro de Bogotá como en la buena experiencia paisa con el Metro elevado de Medellín. El hecho es que para Bogotá: la crónica anunciada del Metro continúa.

*Presidente Corporación Pensamiento Siglo XXI

atisbosmariaelisa@gmail.com