Trump y Biden, imparables en sus gestiones | El Nuevo Siglo
ENS
Domingo, 15 de Noviembre de 2020
Redacción internacional

Esta semana el partido republicano y la campaña del presidente Donald Trump recibieron dos buenas noticias electorales, mientras que el demócrata Joe Biden continuó anunciando nombres de quienes lo acompañarán en su Administración y sobre los derroteros de sus próximas gestiones.



Entre las decisiones que favorecieron al presidente Trump está el fallo de un juez de Pensilvania, quien ordenó que el Estado no puede tener en cuenta las boletas electorales enviadas por correo que hubieran requerido prueba de identificación y que ésta no se hubiera realizado antes del 9 de noviembre.

Como se recordará la campaña republicana había interpuesto un recurso en el que alegaba que no había ninguna base legal para extender el plazo de identificación y que la secretaria del estado Kathy Boockvar se había extralimitado, pues no tenía el poder para cambiar la fecha de forma unilateral.

En el estado de Pensilvania la ley establece que los votantes tienen hasta seis días después de las elecciones, es decir hasta el 9 de noviembre en esta ocasión, para solucionar los problemas relacionados con la falta de prueba de identificación.

Después de que la Corte Suprema de Pensilvania había decidido que las boletas por correo podrían aceptarse hasta tres días después del día de las elecciones, Boockvar determinó que dicha prueba de identificación podría realizarse hasta el 12 de noviembre, es decir nueve días después de la elección presidencial.

Para el alto Tribunal, Boockvar carecía de autoridad legal para modificar el plazo para realizar las validaciones de identidad de las boletas y en consideración a que la corte ya había ordenado que todas las boletas de los votantes que proporcionaron prueba de identificación entre el 10 y el 12 de noviembre debían separarse hasta que se emitiera un fallo que determinara si eran válidas o no, ahora deberán excluirse del conteo definitivo.

Por otra parte la campaña espera que la Corte Suprema determine si los tribunales estatales podían otorgar la extensión de tres días para aceptar boletas por correo.

De llegar a presentarse un cambio en destino de los 20 votos electorales que otorga el Estado, Biden quedaría con 270 y no cabe duda de que una elección ganada con el mínimo requerido traería problemas de legitimidad y profundizaría la polarización política y social imperante.

Senado

Por otra parte el partido republicano consiguió esta semana su escaño número 50 en el Senado y está a uno de revalidar su mayoría en la cámara alta, situación que tiene muy descontentos a los demócratas pues muchas de sus iniciativas podrían verse bloqueadas y tendrán que introducir cambios en su programa de gobierno.



Como se recordará el republicano Dan Sullivan del estado de Alaska se unió a las crecientes filas de titulares de su partido que han mantenido sus escaños y a los que los demócratas apuntaron en sus esfuerzos por ganar la mayoría en el Senado.

Sullivan fue reelegido fácilmente, con más del 57% de los votos y su victoria confirmó el buen desempeño del Partido en las elecciones al Congreso, que se celebraron el 3 de noviembre.

En este contexto, el partido opositor le apuesta ahora a las dos elecciones de segunda vuelta en el estado de Georgia que se realizarán en enero como la única oportunidad que les queda para poder ganar la mayoría en la cámara alta.

La victoria de Sullivan llega cuando el camino para que los demócratas ganen la mayoría se ha estrechado significativamente y todos los ojos están puestos en las elecciones de segunda vuelta, considerando que ningún candidato consiguió al menos el 50% de los votos y tendrán que volver a enfrentarse en las urnas.

Las segundas vueltas serán entre la senadora republicana Kelly Loeffler y el demócrata Raphael Warnock por una parte y el senador republicano David Perdue y el demócrata Jon Ossoff por el otro.

Este escenario significará semanas de intensas y frenéticas campañas en las que indudablemente el dinero fluiría a gran velocidad desde todo el país para cada uno de los partidos.

Con este triunfo, los republicanos acumulan 50 escaños contra 48 de los demócratas en esta cámara de 100 curules, razón por la cual las elecciones en el conservador estado de Georgia son definitivas.

Si los demócratas llegaran a ganar esos dos escaños podrían alcanzar a los republicanos y darle a Biden más libertad para implementar su política, considerando que sería la vicepresidenta electa Kamala Harris quien decidiría las votaciones en caso de empate 50-50.

Como es sabido en Estados Unidos no se puede aprobar ninguna ley sin la luz verde de la Cámara Alta, que también tiene el poder de aprobar los nombramientos del presidente: sus ministros, embajadores y jueces (incluidos los de la Suprema Corte).

Así las cosas aunque los demócratas ya celebran el triunfo en la presidencia, sus sueños de una mayoría en el Senado parecen haberse desvanecido.

En lugar de obtener de tres a cinco escaños la noche de las elecciones, como muchos habían predicho, obtuvieron solo uno y como se dijo sus posibilidades en Georgia son escasas.

Por otra parte en la Cámara de Representantes parece que los demócratas perderán aproximadamente de siete a 11 escaños cuando habían estado contando con una ganancia de esa misma cantidad.

En ese sentido sus esfuerzos por dominar las asambleas legislativas fueron un fracaso y esa derrota ha empezado a generar diferencias en el partido, lo que sin duda impedirá una fluida gestión y dificultará el reparto burocrático entre los demócratas.

Gran parte del análisis de lo que les salió mal a los demócratas deberá esperar a que se cuenten los millones de votos pendientes en varios estados. Las principales teorías incluyen proyecciones peores de lo esperado con latinos y asiático-americanos, y votantes que quieren poner un freno al ex vicepresidente.

Pero un tema general parece ser el talento único de los demócratas para encasillarse a sí mismos como demasiado a la izquierda en las políticas sociales y económicas. Digan lo que digan sobre las propuestas reales de sus candidatos, muchos votantes solo escucharon "desfinanciar a la policía" y "socialismo democrático" y no fueron capaces desmarcarse de esa imagen.

Claramente anuncios que suenan bien, como la subida del salario mínimo y la reconvención energética, fueron vistas con cautela por algunos sectores que saben que dichas medidas, sumadas a la subida de impuestos anunciada, puede afectar la producción y reducir los niveles de consumo.



El mensaje demócrata sobre la actividad económica que propone cultivar una fuerza laboral calificada en lugar de reducir los impuestos, considerando que es lo que impulsa el crecimiento, se pierde cuando personas como el senador Bernie Sanders (quien ha afirmado que le gustaría ocupar la secretaría de trabajo), proponen aumentos masivos en el gasto social, condonación generalizada de deudas para los estudiantes y políticas energéticas poco prácticas que implican prohibiciones del fracking y la energía nuclear. Claramente los votantes creyeron que estas medidas, que suenan bien, podrían agravar la crisis y no se compadecen con el momento de la economía actual.

Por otro lado el mensaje a las minorías fue interpretado como excluyente considerando que los demócratas a menudo dejan la impresión de que Estados Unidos es una nación birracial, no el país multirracial y multiétnico que realmente es.

Por otra parte, muchos inmigrantes son tradicionalistas religiosos y sociales que están menos interesados en ser parte de algún movimiento que en prosperar financieramente, comprar una casa en un vecindario agradable y formar una familia. Es más probable que la retórica dura contra la policía los haya alejado en vez de convencerlos.

Esto quiere decir que durante su Administración, los demócratas necesitarán un mensaje más allá del anti-Trumpismo y analistas dudan que lo tengan claro.

Si el partido fracasa en unir a la población en torno a estos mensajes y proyectos nacionales, el país tendrá un presidente bloqueado no sólo en el Senado, sino por amplios sectores de la ciudadanía.

Esta situación puede ser aún más grave si, como se dijo, Biden pierde el estado de Pensilvania y una victoria con 270 votos electorales, la más baja de la historia, no le daría la legitimidad suficiente para emprender cambios profundos que ha prometido.

Esta difícil situación coincide con que esta semana el secretario de estado Mike Pompeo dijo que "habrá una transición sin problemas, a una segunda administración Trump", mientras que el senador republicano Mitch McConnell dijo que el presidente estaba "100% en su derechos" de impugnar la elección en los tribunales declaraciones que enrarecen aún más la posición del presidente electo.



A las declaraciones de McConnell se unieron las principales figuras del partido republicano como el senador Lindsey Graham, quien ha demostrado su apoyo a las iniciativas judiciales del Presidente y le ha pedido que no cese en su incitativa de lograr unas elecciones realmente libres y justas para los estadounidenses.

Finalmente, el jefe del Departamento de Justicia, Bill Barr, dio a los fiscales federales de todo el país una autorización general para abrir investigaciones sobre irregularidades en las elecciones “cuando hayan denuncias que sean claras y creíbles, que si se comprobaran ciertas, podrían potencialmente tener impacto en el resultado de la elección federal en un determinado estado".

Anuncios de Biden

Por su parte el presidente electo Joe Biden oficializó el nombramiento de Ron Klain, como jefe de su futuro gabinete, su primera elección pública para su equipo en la Casa Blanca.

Klain, de 59 años, trabajó con Biden en la vicepresidencia y cuando era presidente del Comité Judicial del Senado. Asimismo se desempeñó como jefe de gabinete del vicepresidente Al Gore.

Durante el gobierno de Barack Obama, Klain coordinó la respuesta a la crisis del ébola en 2014 y se espera que tenga un importante papel en la estrategia para combatir el covid-19.

Como ya se había informado, Klain sin duda estará acompañado por Jake Sullivan, ex asesor de seguridad nacional de Biden como vicepresidente, quien también ha desempeñado un papel principal en la campaña al diseñar su agenda de política nacional junto a Stef Feldman, otro veterano de la oficina de la vicepresidencia. Se dice que Sullivan prefiere un papel de política nacional, quizás en el Consejo de Política Nacional.

Tony Blinken ex subsecretario de estado y asesor de política exterior de Biden desde hace mucho tiempo es uno de los favoritos para servir como asesor de seguridad nacional o potencialmente como secretario de Estado mientras que Symone Sanders, quien gracias a su feroz defensa pública de Biden y su ética de trabajo incansable detrás de escena se ganó rápidamente la confianza del estrecho círculo íntimo de Biden estará en otra alta posición. Sanders escribió en sus memorias que algún día quería ser secretaria de prensa de la Casa Blanca y, si eso se hiciera realidad, sería la primera mujer negra más joven en el cargo.



Comité para la pandemia

El presidente electo anunció quienes son los expertos que integrarán el comité asesor frente a la pandemia de coronavirus. Biden, que lamentó que a los estadounidenses les quede un "duro invierno" por delante, subrayó que se dejará asesorar "por la ciencia y los expertos".

"La junta asesora me ayudará a diseñar mi labor para hacer frente al repunte de los contagios; garantizar que las vacunas sean seguras, efectivas y que sean distribuidas de forma eficaz, equitativa y gratuita; y proteger a las poblaciones de alto riesgo" explicó.

Los médicos David Kessler, Vivek Murthy y Marcella Nunez-Smith encabezarán esta nueva junta, que contará con otros diez miembros más. La campaña de Biden destacó la experiencia de todos ellos, haciendo hincapié en que su trabajo será esencial para elaborar una estrategia con la que hacer frente al repunte de contagios en al menos 40 estados.

El país ha experimentado un fuerte incremento de los casos a lo largo del fin de semana, especialmente el sábado, cuando registró 128.000 contagios con lo que ya superaron el total de los 10 millones de casos positivos.

Política exterior

El presidente electo se refirió a las relaciones de los Estados Unidos con Irán y Corea del Norte y prometió un cambio de política de EU ante Irán después de años de "máxima presión" bajo la presidencia Trump.

Biden escribió que adoptaría "una vía creíble para retornar a la diplomacia" con Teherán, para lograr un posible regreso de EU al acuerdo nuclear de Viena, considerando que fue suscrito mientras fue vicepresidente.

Finalmente dijo que mantendrá una postura frente a Corea del Norte y no permitirá que se convierta en una amenaza nuclear.

Los analistas dicen que una vez que Biden asuma el cargo en enero, es probable que adopte un enfoque mucho más convencional para las relaciones con Corea del Norte que su predecesor, quien esquivó los canales diplomáticos formales y en cambio puso su fe en su relación personal con Kim.



"Sospecho firmemente que el enfoque de la Administración Biden sobre Corea del Norte se basará en la presión y las sanciones para aumentar el costo para Corea del Norte de sus programas nucleares y de misiles", dice Evans Revere, miembro del El Consejo de Relaciones Exteriores y exfuncionario del Departamento de Estado con amplia experiencia en negociaciones con Corea del Norte.

Habiendo sido vicepresidente de 2008 a 2016 bajo Barack Obama, Biden asume el cargo familiarizado con la cuestión de Corea del Norte. La administración Obama adoptó un enfoque completamente diferente a Pyongyang, absteniéndose de cualquier diálogo de alto nivel como parte de una política denominada "paciencia estratégica".

El núcleo de la política era esperar a que las sanciones internacionales cortaran las fuentes de ingresos externos de Corea del Norte, lo que finalmente obligó a Pyongyang a tomar medidas verificables hacia la desnuclearización como una forma de obtener el alivio de las sanciones y obtener acceso al sistema de comercio internacional.

Sin embargo, la política no logró ninguno de sus objetivos, ya que Corea del Norte expandió su capacidad nuclear durante el mandato de Obama. La ministra de Relaciones Exteriores de Corea del Sur, Kang Kyung-wha, ha dicho que espera que la Administración de Biden formule una nueva política.



Si Corea del Norte recurre a la provocación es probable que Biden elimine cualquier posibilidad de conversaciones, dice Clint Work, un miembro de seguridad del Stimson Center en Washington DC. “Biden no está dispuesto a darle a Pyongyang el beneficio de la duda, ni tampoco a quienes aconsejarle”, puntualizó.