Desafortunadamente no hay estabilidad política en A. Latina: Pasquino | El Nuevo Siglo
El politólogo Gianfranco Pasquino considera que Latinoamérica siempre se ha visto desbordado de personalismos a través del presidencialismo en detrimento de los partidos.
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Sábado, 14 de Noviembre de 2020
Redacción internacional

GIANFRANCO PASQUINO, referente mundial en Ciencia Política y quien fue el invitado principal a la Semana del Politólogo organizada por la Universidad San Buenaventura, sede Bogotá, habló en exclusiva con EL NUEVO SIGLO sobre el futuro político de la región y sus percepciones sobre los procesos electorales del continente.

EL NUEVO SIGLO: ¿Cuál es su opinión de la polarización política en América Latina y cómo podría afectar la estabilidad regional?

GIANFRANCO PASQUINO: Desafortunadamente no hay una estabilidad política regional en América Latina. Siguen siendo indispensables las elecciones libres y respetuosas, especialmente con las oposiciones. Los problemas de los latinoamericanos tienen soluciones que independiente y solamente de manera autónoma los gobiernos de cada país pueden resolver. Mi opinión, que puedo defender con fuerza y con muchas razones, experiencias y libros, es que los populistas siempre seguirán siendo el problema y nunca serán la solución.

El continente siempre se ha visto desbordado de personalismos a través del presidencialismo, donde se premia a la persona y sus ideas, y no al partido, sea de izquierda o de derecha.

Indiscutiblemente, la región deberá afrontar el tema de la situación de inestabilidad política de Venezuela, que es un factor de crisis de inmenso impacto, asimismo deberá procurar instar al restablecimiento de la democracia a través del fortalecimiento de los partidos políticos y de garantías electorales, sin embargo, todo está por verse.

En conclusión, el panorama político de América Latina no se puede pintar como una marea roja o azul, su futuro y estabilidad dependerá de la capacidad de los dirigentes que lo regentan.

ENS: ¿Cómo ve el proceso electoral venezolano y la continuidad de Nicolás Maduro del poder?

GP: Maduro tiene que irse, así de claro y contundente.

El proceso electoral venezolano ha sido manipulado. La oposición debe intentar construir una fase de transición con procedimientos democráticos e incluyentes. Venezuela por historia, pese al chavismo, siempre ha sido un país democrático y llegó el momento de revitalizar sus tradiciones democráticas y participativas.

Hoy está nación es un caso muy triste, pero no perdido. Sigo creyendo y apostando por una transición de gobierno por las buenas y un cambio que permita reestablecer la democracia.

Solo el destino nos dirá qué deparan las “elecciones” y si el régimen de Nicolás Maduro llega a su final, ojalá por medio de la negociación y no por la fuerza.

Por lo pronto, considero que Estados Unidos seguirá generando presión hasta lograr que Maduro salga, seguramente por medio de sanciones económicas, pero el discurso cambiará y se volcará hacía un nivel más diplomático, que buscará el restablecimiento de la democracia sin entrar en amenazas bélicas.

ENS: ¿Cuál es su opinión sobre el proceso constitucional en Chile?

GP: Chile también tiene una larga tradición democrática. En esta nación existe una amplia ciudadanía democrática y una mayoría de políticos que saben distinguir y diferencial entre una democracia y un régimen autoritario. En 1988, en otro plebiscito, y en el 1989, cuando se realizaron las elecciones presidenciales, yo fui observador parlamentario en este país. Hoy con mucha alegría veo que ha vuelvo la democracia a la nación austral.

El proceso constitución que recién vivió fue un paso tremendamente importante, el plebiscito fue una decisión en contra de elementos poco democráticos de la constitución antigua, que abre el camino a una nueva ola de democratización. Esperemos que la asamblea logre manifestar claramente las reglas para la construcción de una nueva sociedad, más incluyente y más equitativa.

Finalmente, estoy convencido que los chilenos van escribir una excelente constitución y a mejorar el funcionamiento de la democracia.

ENS: ¿Cuáles podrían ser los efectos en la política exterior de Estados Unidos la elección de Joe Biden?

GP: Biden va a ser un presidente muy equilibrado que sabe cómo negociar sin enfrentarse con China, sin mostrarse débil con Rusia, sin hacer interferencia en la política de los países latinoamericanos, pero, con la convicción que por encima de todo y de cualquier interés, defenderá los Derechos Humanos e individuales. Biden intentará, además, reconstruir un orden internacional liberal con mucha atención al medioambiente y a los acuerdos de Paris. En esto se concentrará para desarrollar sus principales acciones en política exterior, por lo menos al inicio de su gobierno.

En cuanto a Rusia, Biden tendrá que lidiar con una relación histórica y tradicionalmente tensa, pues la nación de Putin sigue siendo fuerte y determinante en la geopolítica europea y seguirá incidiendo fuertemente sobre esta región, poniendo quizá en riesgo, sino se maneja bien, los intereses de los Estados Unidos en esta parte del hemisferio.

De otra parte, con China, Biden no se va a desgastar manteniendo un conflicto o guerra comercial. El gigante asiático tiene otros intereses, particularmente en África o América Latina como zonas de influencia comercial. Puede que regresen a China los aíres tensos o belicosos, pero sobre su esfera de influencia geopolítica cercana, no como para pensar una guerra con Estados Unidos.

ENS: ¿Y cuáles podrían ser las consecuencias para América Latina?

GP: Consecuencias buenas, positivas, pero no automáticas. Los gobernantes de los países de América Latina deben explotar la oportunidad de la presidencia Biden para establecer relaciones económicas, culturales y políticas que contribuyan al desarrollo.

Estados Unidos tiene muchos problemas internos, así que esa será su prioridad, tratar de unificar, de generar consenso, de disminuir la xenofobia, el racismo. En otras palabras, Latinoamérica no es su prioridad, tiene otra agenda geopolítica a la cual darle mayor importancia. Esto podría convertirse en una ventaja comparativa para el devenir de los pueblos de la región.

ENS: ¿Qué lecciones pueden sacarse de la gestión del covid-19 en Europa?

GP: Las cifras siguen en un aumento, lo cual evidencia que los italianos algo estamos haciendo muy mal. En otras palabras, no somos ejemplo a seguir, por lo menos en términos de manejo de la pandemia.

Actualmente los casos diarios de Covid–19 sobrepasan los 30 mil positivos y se registran cada 24 horas no menos de 300 muertes. Hemos superado el millón de contagios desde que inició la mortal pandemia. Hoy el número total de fallecidos por el letal virus ya ronda los 42 mil.

Por lo tanto, la principal lección es que el covid-19 existe, no es un simple resfriado y nos está matando.

Es una pandemia que va a perdurar en el tiempo y que será mortal para muchas personas y en muchas latitudes. Ahora es cuando más necesitamos respetar las reglas y no bajar la guardia. En Italia, y lo digo con vergüenza, no creímos en el impacto de este virus y hoy enfrentamos las consecuencias.

La pandemia en resumen es un test de inteligencia y de sentido cívico que nos probará una y otra vez. No será un paréntesis y va a durar mucho tiempo, producirá muchas desigualdades por muchos años y debemos afrontarla de manera multilateral. Para esto se requiere del esfuerzo de todos para derrotarla. En el caso puntual de la Unión Europea, hay un poco más de experiencia y recursos; pero en América Latina, al contrario, se requieren mayores esfuerzos pues de lo contrario se dispararán, entre otros, los índices de pobreza y miseria en la región.