Redes sociales en crisis | El Nuevo Siglo
Martes, 8 de Noviembre de 2022

Despidos masivos por pérdidas de usuarios y de ingresos

Compra de Twitter desata debates por libertad de expresión

 

Hasta hace pocos meses parecía existir consenso en el mundo acerca del predominio del social media en muchas de las más importantes actividades humanas: economía, política, comunicación, comercio, gobierno y entretenimiento, entre muchas otras. Se consolidaba en el planeta una especie de dictadura de los algoritmos y las principales plataformas monopolizaban ingresos y ganancias en dimensiones sin antecedentes.

Esa bonanza parece llegar a su fin o, por lo menos, atraviesa una crisis de proporciones colosales, que afecta especialmente a Meta (antes Facebook), Twitter, Snapchat y TikTok.

Los jóvenes les están dando la espalda a Facebook e Instagram, lo cual se traduce en dramáticas pérdidas de usuarios, tráfico e ingresos publicitarios. El dato más significativo e inquietante es que las acciones han perdido más de 60% de su valor y la empresa iniciará esta semana despidos masivos. Aunque tienen caja y una gran fortaleza económica, la gran herramienta para lograr una recuperación robusta se fundamenta ahora en que funcione el proyecto del metaverso que inspiró la transformación de la empresa en 2021.

Este año Snap, casa matriz de Snapchat, cayó 80% y despidió a 20% de sus trabajadores, como consecuencia de la reducción del tráfico por la competencia con otras plataformas y por el cambio de las políticas de privacidad de Apple para proteger a sus usuarios del rastreo con fines publicitarios. La situación económica de la compañía es preocupante, pese a que en el último trimestre reportó un aumento de 19% en el número de usuarios activos por día.

TikTok, la muy popular aplicación china, mantiene su curva ascendente, la expansión de usuarios y, lo que es más importante, su fidelización, pues las cadenas de videos cortos que sustentan su formato llegan a resultar adictivas, en especial para usuarios jóvenes. Sin embargo, pesa sobre ByteDance, la empresa que la maneja, la sospecha de las autoridades de Estados Unidos de que podría ser una herramienta de espionaje del gobierno de la República Popular China, motivo por el cual, pese a su popularidad, TikTok es la única red que enfrenta alto peligro de ser silenciada y erradicada en sus mayores mercados occidentales.

Y fue en medio de esta atmósfera de crisis cuando el excéntrico y exitoso empresario Elon Musk compró por 44.000 millones de dólares Twitter, una red pequeña respecto del tamaño de las líderes, de lento crecimiento en número de usuarios, pero muy influyente en la divulgación del discurso y debate públicos. Con su estilo agresivo y despótico, inauguró su gestión sacando a la cúpula directiva y puso en marcha despidos masivos en todas las áreas. También lanzó a los usuarios iniciativas sorprendentes como exigir a los líderes en audiencia y a las grandes cuentas que paguen una suma mensual por la marca azul de verificación.

Este escenario de confrontación ayuda poco a la recuperación económica de una empresa cuyos anteriores directivos venían planeando recortes drásticos de personal y de contratistas externos. 

En el mercado se vislumbran como erráticos estos movimientos de Musk -también propietario de Tesla y de SpaceX- lo cual se une a preocupaciones mayores -que podrían desestabilizar la plataforma- porque, a diferencia de los líderes de Facebook y otras plataformas, el nuevo dueño de Twitter no es neutral políticamente, lo cual aumenta temores de que crezca ahora la desinformación y el discurso de odio en la red a manos de radicales, racistas, conspiradores y trolls.

Esta amenaza, unida al ambiente de trabajo enervado y disfuncional -muchos de los despedidos ya iniciaron acciones legales- llevó a varios de los principales anunciantes -Coca-Cola, Unilever, Huawei, Heinz e IBM, entre otros- a detener sus inversiones en Twitter hasta no tener claridad sobre el enfoque y los resultados de la nueva gestión. 

Twitter podría ser la primera gran red social que llegue al fondo de la crisis porque enfrenta simultáneamente el crecimiento, en especial entre las audiencias jóvenes, de nuevas opciones -Rumble, Parler, Truth Social- comprometidas con la defensa de la libertad de expresión, que a ojos de muchos está en mejores manos entre gente neutral que en las de un magnate del transporte que ha sido un usuario exitoso -más de 100 millones de seguidores- pero, a la vez, estridente, beligerante y muy polémico, en la red social de la cual ahora es dueño.