Alerta temprana en vivienda | El Nuevo Siglo
Lunes, 7 de Noviembre de 2022

* Campanazo de ANIF sobre desaceleración

* Duro impacto en empleo y economía real

 

El sector de la construcción, específicamente el de la vivienda, ha sido uno de los motores del crecimiento económico sin antecedentes del último año y medio, al punto que marcó, mes tras mes, récord en cuanto a proyectos iniciados, subsidios asignados y ventas. Incluso, las cifras sectoriales evidencian que el rubro edificador fue el más dinámico en medio de la crisis pandémica.

Sin embargo, en este segundo semestre se han prendido las alertas tempranas en torno a una desaceleración que, de no aplicarse un plan de choque, podría profundizarse el próximo año, lo que tendría un impacto transversal de graves consecuencias en todo el sistema productivo. Sin duda una señal de alarma por registrarse de forma paralela al enfriamiento del Producto Interno Bruto (PIB), la inflación disparada, una devaluación del peso sin precedentes, las tasas de interés al alza por cuenta de las decisiones del Banco de la República, el desempleo todavía por encima de los dos dígitos y el riesgo advertido de clima recesivo global a corto plazo… Todo ello en medio de un escenario económico -macro y micro- incierto por cuenta del efecto que tendrá la drástica reforma tributaria que acaba de aprobar el Congreso y el nerviosismo semiparalizante por las dudas sobre el alcance de las reformas planteadas por el Ejecutivo.

No hay que olvidar que la construcción mueve no menos de un millón de empleos, gran parte de ellos de mano de obra no calificada. De igual manera, es un sector que impacta a otros 34 renglones de productos, bienes y servicios, siendo clave para dinamizar la economía a nivel local y regional. De hecho, se calcula que por cada peso que se genera en el sector, la actividad constructora le agrega $2,2 a la economía nacional.

Ya en el último congreso sectorial de la Cámara Colombiana de la Construcción (Camacol), a finales del mes pasado, se advirtió sobre un cambio de tendencia en la curva dinámica que traía el rubro de la vivienda. No pocos expertos urgieron al Gobierno aterrizar su nuevo enfoque en materia habitacional y despejar el futuro de programas como “Mi Casa Ya”, uno de los principales factores dinamizadores de la actividad edificadora y la asignación de subsidios en los últimos dos años. En ese cónclave, por ejemplo, se presentó un estudio que advirtió que para erradicar el déficit habitacional en nuestro país es necesaria la construcción de 400 mil unidades anuales. Esto implicaría ocho millones de casas y apartamentos durante las próximas dos décadas, lo cual solo sería posible con la inversión adicional de 0,5 puntos porcentuales del PIB nacional.

Ahora es la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (ANIF) la que dio otro campanazo al respecto, advirtiendo que hay noticias recientes que deberían preocupar al sector edificador para 2023. Recalcó que desde el ministerio del ramo se asegura que el presupuesto para proyectos rondará los $2,26 billones. De acuerdo con el centro de estudios, si “se conoce que la inversión esperada en Mi Casa Ya para este año rondará los $1,74 billones y haciendo una proyección basada en la demanda de subsidios No VIS, que podría finalizar el año en niveles cercanos a los 25 mil (una inversión entre $1,05 y $1,10 billones), lo que se observa es una fuerte reducción en el presupuesto de vivienda”. Agregó que este año la inversión es cercana a los $2,84 billones, es decir superior a la proyectada para el próximo.

ANIF advirtió también que el sector atraviesa ya un momento difícil, que se evidencia en la desaceleración de las ventas en lo que va corrido del segundo semestre del año. Solo en septiembre, la reducción fue de 28,7%.

El Gobierno sabe que la apuesta en materia de vivienda debe ser grande. El Ministerio recalcó la semana pasada, al lanzar el programa “Cambia Mi Casa” que, en Colombia, de un total de 17 millones de hogares, 5,2 millones tienen déficit habitacional y de estos, 4 millones están en déficit cualitativo. Es decir, son casas que se encuentran en malas condiciones.

Es imperativo que la cartera defina cuál será el plan de choque para frenar la desaceleración del sector de la construcción, aprovechando para ello no solo la inversión adicional que se debería derivar de la reforma tributaria, sino la definición sobre la nueva política de subsidios para adquisición de casas y apartamentos nuevos o usados, o para su reacondicionamiento a nivel urbano y rural. No se puede esperar a la formulación del Plan de Desarrollo (que apenas se presentaría en febrero). Hay que actuar aquí y ahora.