COP27: hora de la acción | El Nuevo Siglo
Domingo, 6 de Noviembre de 2022

 

Retos de la cumbre contra cambio climático

Compromisos más ambiciosos y vinculantes

 

Pasar de las promesas a los hechos. Esa es la principal meta en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático COP27, que arrancó hoy en Sharm el-Sheikh (Egipto). Es claro que la crisis por el calentamiento global está sobrediagnosticada: son insuficientes las acciones para limitar el aumento de la temperatura mundial a no más de 1,5 grados centígrados respecto a la era preindustrial. Como consecuencia de ello, las sequías, los inviernos extremos, las tragedias naturales derivadas del impacto antropogénico, el deterioro en la seguridad y soberanía alimentarias así como el efecto lesivo de todas estas circunstancias en la calidad de vida y salud de gran parte de la humanidad han aumentado drásticamente, al punto que ponen en peligro la supervivencia misma de las próximas generaciones.

Por lo mismo, se espera que de esta nueva cumbre climática salgan hechos concretos más que declaraciones de buenas intenciones de los gobiernos o un cúmulo de excusas en torno a por qué no se cumplen los compromisos nacionales en materia de disminución de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) y la evolución hacia sistemas de desarrollo sostenible.

Así las cosas, en la COP27 los presidentes y jefes de gobierno tienen retos puntuales, empezando por revisar con sentido crítico y exigente qué pasó con las medidas acordadas en la cumbre del año pasado en Glasgow (Escocia). Allí, casi que a regañadientes y en medio de un alud de alertas de muchas naciones en torno a cómo la crisis pandémica desaceleró o dejó en un segundo plano el combate vital al cambio climático, se terminó de confeccionar el llamado “Libro de Reglas de París”, cuyo objeto no es otro que aumentar la obligatoriedad en el cumplimiento de las metas fijadas en el Acuerdo de París de 2015, la hoja de ruta para las próximas décadas en la materia.

Por lo mismo, se espera que los gobiernos planteen en Egipto compromisos más sólidos y ambiciosos en el freno a los gases contaminantes, ya que hasta el momento solo 23 de 193 países han presentado sus planes al respecto. También se requieren metas precisas en lo relativo a protección de los bosques, cuencas hídricas y biodiversidad, al igual que en cuanto a políticas reales de transición energética. Este último es un tema complicado, sobre todo en medio del coletazo planetario de la guerra en Ucrania, ya que países, en su mayoría europeos, que eran ejemplo en cuanto a disminuir el uso de energías de origen fósil (petróleo, carbón y gas), se han visto en la necesidad de aplazar el apagado de termoeléctricas y refinerías o de desacelerar el incremento del parque de generación solar, eólica y de hidrógeno.

No menos crucial será aterrizar de una vez por todas la promesa, reiteradamente incumplida, de las grandes potencias -a la vez las naciones que más emiten GEI- en torno a aportar 100 mil millones de dólares al año con destino a financiar el combate al cambio climático, sobre todo en países que si bien tienen una “huella de carbono” muy baja, son los que más sufren las consecuencias del calentamiento global o que, debido a sus ricas condiciones de biodiversidad, deben ser apoyados para proteger bosques y otros entornos naturales claves para limitar el aumento de las temperaturas mundiales. La preservación de la Amazonía es aquí una prioridad que América Latina buscará impulsar al unísono.

Deben culminar también en esta COP27 las negociaciones técnicas sobre unificación de sistemas de medición de emisiones. No menos clave será lo relativo a sentar las bases para el primer Inventario Global con que la COP28 del próximo año evaluará el progreso colectivo global en mitigación del impacto del cambio climático, la adaptación a este fenómeno y los medios de implementación del Acuerdo de París. Todo ello con la mira puesta en los compromisos fijados para el 2030 y la mitad del siglo, cuyo cumplimiento es vital para no seguir avanzando hacia un escenario de calentamiento mundial catastrófico. La modernización de los esquemas de resiliencia poblacional y su implementación efectiva en los países y comunidades más vulnerables es otro de los objetivos cruciales a consolidar desde hoy en Sharm el-Sheikh…

Como se ve, la cumbre de Egipto no está llamada a ser una más de las 27 realizadas desde 1994. Es urgente pasar de las múltiples alarmas sobre el aumento de las temperaturas planetarias a implementar acciones más audaces y ambiciosas para contener esa peligrosa curva. De lo contrario, el cambio climático seguirá avanzando y sus efectos lesivos serán aún más gravosos e irreversibles.