Sin pupitrazo tributario | El Nuevo Siglo
Domingo, 30 de Octubre de 2022

* Debate amplio y suficiente en plenarias

* Muchos temas de fondo aún pendientes

 

Esta semana debe quedar lista la ponencia del proyecto de reforma tributaria para ser discutida en las plenarias de Senado y Cámara de Representantes. La iniciativa ha sido sometida a algunos ajustes en los últimos días tras las reuniones entre el Gobierno, en cabeza del presidente de la República y el ministro de Hacienda, con los respectivos ponentes. De esos diálogos han resultado decisiones como la eliminación de la propuesta de impuesto a las pensiones superiores a los 10 millones de pesos, la morigeración del gravamen a las bebidas azucaradas, más cambios al esquema de tributación de las empresas ubicadas en zonas francas, la modificación sobre el régimen que se aplicará al sector petrolero y minero-energético, así como otros aspectos del articulado aprobado por las comisiones económicas conjuntas.

Si bien debe ponderarse que el Ejecutivo y los ponentes hayan modificado algunos temas de la reforma, en modo alguno se puede dar cerrado el debate.

Todo lo contrario, a partir de la radicación de la ponencia debe comenzar el análisis más amplio a un apretón de impuestos que se aplicaría en momentos en que la economía se desacelera, la inflación amenaza con llegar al 12 por ciento, los intereses de referencia del Banco de la República ya van en el 11 por ciento, varios sectores productivos empiezan a arrojar cifras en rojo y, como producto de factores externos, en especial el coletazo de la prolongación de la guerra en Ucrania, asoma el riesgo de una recesión global, de la cual ningún país estará a salvo.

Por más que la ponencia sea firmada por senadores y representantes de distintos partidos, ello no significa que las bancadas se tengan que resignar a aceptar pasivamente el grueso del articulado. Es evidente que muchos de los temas que las colectividades pusieron sobre mesa en las últimas dos semanas en torno a ajustes claves en la propuesta impositiva siguen pendientes. Es más, alguno ni siquiera fueron discutidos o el Gobierno insiste en oponerse firmemente a ellos.

 De allí la importancia de que en la plenarias las bancadas no dejen que se acuda al pupitrazo. Es necesario discutir artículo por artículo dadas las fuertes implicaciones que tiene esta reforma sobre muchos sectores de la economía y la población en general. Ya está visto que la tesis inicial en torno a que el impacto solo lo sentirían las grandes empresas y personas con recursos altos no resultó cierta, ya que el efecto del apretón de impuestos será transversal y todos los estratos serán afectados de forma directa o indirecta.

De hecho, sería oportuno que las directivas de Senado y Cámara, en un acto de responsabilidad y realismo sobre el complicado momentum económico y social que atraviesa el país y el incierto escenario externo, permitan que los voceros del sector privado asistan a los debates y puedan exponer sus criterios en torno a la inconveniencia de varios artículos y sus propuestas para ajustar el alcance de la reforma. Los cambios en impuestos sobre dividendos, renta, patrimonio y ganancias ocasionales siguen en el ojo del huracán.

De igual manera, es claro que parlamentarios de distintos partidos, incluso del propio Pacto Histórico, han señalado que pedirán reabrir el debate sobre temas que siguen causando honda polémica en la opinión pública, la academia y los expertos, como es el caso de las pensiones altas y la posibilidad de que tributen, más aún siendo claro que estás son subsidiadas por los aportes del resto de cotizantes al sistema de jubilación. También hay peros a los cambios en la destinación del impuesto sobre el carbono, así como en múltiples asuntos más.

El Congreso, por más mayorías parlamentarias afines al Gobierno, no puede desconocer esta compleja circunstancia. En ejercicio de su autonomía y teniendo la lupa de toda la opinión pública, debe garantizar una discusión amplia, suficiente e incluyente sobre la reforma tributaria. Mal mensaje y grave precedente para el país sería proceder a pupitrear el proyecto, sobre todo porque todavía faltan varias semanas para terminar este tramo de legislatura. Tiempo hay y lo que debe sumarse es voluntad política y carácter democrático, sobre todo porque el Parlamento es una institución de democracia representativa.