COP27: el desafío climático | El Nuevo Siglo
Sábado, 29 de Octubre de 2022

* Un informe alentador en esta cruzada

* Ojalá recesión no se atraviese en metas

 

Una vez más los representantes de todos los gobiernos del planeta están convocados para evaluar cómo avanza el combate al calentamiento global. Desde el próximo 6 de noviembre se llevará a cabo en Egipto la Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático (COP27). Desde ya se sabe que se reiterarán las alarmas en torno a que la humanidad todavía no logra concientizarse sobre este creciente peligro que día tras día sigue generando múltiples tragedias, cobrando vidas y produciendo cuantiosos daños materiales.

Este 2022 es, de lejos, uno de los años más drásticos en materia de efectos lesivos del aumento de las temperaturas. No solo marcará récord en materia de calor en las últimas décadas, sino que en varios continentes se han registrado canículas y sequías sin antecedentes, en tanto que en otras latitudes las lluvias torrenciales han superado todos los promedios históricos.  

Sin embargo, a diferencia de los pronósticos fatalistas que advierten que el mundo ya perdió esta batalla y pasó el punto de no retorno en cuanto a la posibilidad de contener el aumento de la temperatura global, asoman algunas buenas noticias que deberían llevar al optimismo en cuanto a que todavía hay margen de acción para frenar o, al menos, contener la amenaza climática.

A mediados de esta semana un informe de la agencia de la ONU para el Cambio Climático evidenció que los países están cambiando el sentido de la curva de las emisiones mundiales de Gases de Efecto Invernadero (GEI) hacia abajo. No menos positivo es que los expertos consideran que si se cumplen los compromisos actuales aumentarán las emisiones contaminantes solo en un 10,6 % para 2030, en comparación con los niveles de 2010. Se trata de una mejora con respecto a la evaluación del año pasado, según la cual los países iban a incrementar las emisiones en un 13,7 % para el final de esta década.

Sin duda, son dos hechos alentadores luego de un sinnúmero de reportes, a cuál más dramáticos, sobre la lentitud de la mayoría de las naciones para cumplir los compromisos de disminución de gases contaminantes y avanzar en la implementación de modelos socioeconómicos enmarcados en el desarrollo sostenible.

Ahora bien, el citado informe sobre un cambio positivo en la curva de emisión de GEI no esconde que estos esfuerzos continúan siendo abiertamente insuficientes para limitar el aumento de la temperatura mundial a 1,5 grados centígrados para finales de siglo.

Lo que sí resultaría evidente es que el efecto desacelerador que tuvo la pandemia de covid-19 en las estrategias de combate al cambio climático comienza a quedar atrás, aunque es claro que se requiere un compromiso más concreto y audaz de las grandes potencias económicas, que son a la vez las que más contribuyen con gases contaminantes. Ojalá el asomo de una recesión global, advertida ya por todos los entes multilaterales, no se convierta en otro factor que demore o dilate las metas de los países en cuanto a transición energética y disminución gradual del uso de combustibles de origen fósil. De entrada, es claro que coyunturas como la guerra en Ucrania, que ha impactado de forma superlativa el mercado de los hidrocarburos y el gas, ya produjo que algunas naciones europeas se hayan visto en la necesidad de acudir de nuevo a la generación termoeléctrica, sobre todo ahora que asoma el invierno en el viejo continente y la demanda energética aumenta por obvias razones.

En ese orden de ideas, lo que se espera de esta COP27 no es otra cosa que el compromiso real y vinculante para cumplir con los mandatos del Acuerdo de París, que pese a haber sido firmado en 2015 aún tiene su implementación a medio camino. El citado informe de la ONU de esta semana precisa al respecto que si bien las emisiones de GEI ya no aumentarían sustancialmente después de 2030, todavía no muestran la rápida tendencia a la baja que la ciencia considera necesaria en esta década.

Así las cosas, los 193 estados que hacen parte del Pacto de París tendrán en Egipto una nueva oportunidad para ponerse al día con sus metas e incluso hacer apuestas más ambiciosas al respecto. Obviamente hay muchos analistas con pronósticos pesimistas que, incluso, prevén una nueva decepción en la materia. Sin embargo, sin desconocer la gravedad del cambio climático y cómo este pone en peligro el futuro mismo de las próximas generaciones, el hecho de que asomen buenas noticias en esta cruzada vital debe ser un incentivo para redoblar el paso en el combate al calentamiento global.