El dólar, Rusia y el gas | El Nuevo Siglo
Jueves, 27 de Octubre de 2022

Mientras que la moneda norteamericana, es decir, el dólar, gana un valor nunca visto, y los países de Latinoamérica sufren devaluaciones en sus propias monedas que, junto a la inflación, aprieta y casi que ahorca a las débiles económicas que tras el confinamiento y la crisis sanitaria causada por el covid-19, ya habían sido derrotadas. 

Colombia, Chile y Argentina son algunos de los ejemplos de grandes devaluaciones en la actualidad a causa del dólar. La pérdida de la moneda de estos países que comparten el nombre peso lleva a las gentes de estos países a situaciones económicas dificultosas. Está claro que son los menos favorecidos quienes ante la inflación, es decir, subida de todos los precios que conocen, más la devaluación de su moneda local, resulta en un gran problema social. Una política pública no es suficiente para solucionar esto. Es necesario tomar rápidamente medidas fiscales y construir un plan de rescate a estas economías.  

El caso de Colombia es sorprendente, pues mientras el peso pierde su valor, la inflación va en escala, la respuesta del ejecutivo es aún la de empeorar la situación, proponiendo la desaparición de la industria petrolera, por ejemplo, como parte de la economía nacional, que es de lo que más aporta. Entonces, ¿será que, legalizando la cocaína y la marihuana, la economía colombiana va a prosperar? Eso es lo que parece pasar por la interrogante cabeza del siniestro personaje entronado en el palacio de Nariño. 

El petróleo y el gas, por supuesto, sería la forma nata para adquirir una mayoría de dólares y frenar un poco la inflación y de paso la devaluación de la moneda local, al tener mayor cantidad de dólares. Además, dada una situación de recesión y de lo que le sigue, o sea, una “depresión” fiscal conllevaría sin dudas a estallidos sociales pavorosos, que coincidiendo con la violencia y resentimiento que ya hay en Colombia, el resultado sería catastrófico, como “ciudad gótica” liderada por el guasón, por decirlo en términos más ficticios y literarios.  

Al otro lado del Atlántico y más allá, Rusia, amenaza a toda Europa y a los países escandinavos de dejarlos contra la espada, si llegase a tomar control del Sakhalin-2, el megaproyecto de gas y petróleo. Putin pretende controlar este multimillonario proyecto, apropiándose arbitraria e ilegalmente de él, en detrimento de la británica Shell y las japonesas Mitsui y Mitsubishi. Además, podría a ese paso, incluso, dejar a Europa sin medios seguros para no perecer bajo las temperaturas bajo cero que prometen ser históricas en el invierno que pronto comienza. 

Por demás, Rusia ha afectado a toda Europa al no querer ya vender más de su gas, dado el apoyo natural de Europa hacia Ucrania. Es así que decenas de buques con gas natural licuado, o sea, gas natural procesado para ser transportado de forma líquida están atracados en puerto.  

Los grandes navíos que se encuentran en las costas de España, Portugal e Inglaterra, etc., están atascados pues no hay infraestructura suficiente para convertir el gas líquido en gas para el uso cotidiano en invierno. Ahora, el gas es suficiente, pero no, las plantas o terminales de regasificación. Sin embargo, Putin, el nuevo gran tirano mundial, no se saldrá con la suya, pues Europa ha tomado buenas medidas. 

Por consiguiente, tanto la producción de gas y de petróleo es una necesidad. Tan así, que cualquiera que se antepusiera a esto, es porque es un aliado y socio comercial de la dictadura de Putin, que tiene como fin la conquista y destrucción de Europa y, ¿por qué no?, del mundo entero. Putin es tal como si de un villano de la famosa saga británica de 007 se tratase.  

@rosenthaaldavid