Peces pequeños de agua dulce, en mayor riesgo de extinción | El Nuevo Siglo
EL ESTUDIO evidenció que la extensión geográfica de análisis genera un efecto diferenciado en la influencia de la variable sobre la distribución de las especies.
/AFP
Viernes, 22 de Octubre de 2021
Redacción Medio Ambiente

Las altas temperaturas y las precipitaciones esperadas entre 2050 y 2070 como consecuencia del cambio climático global serían las principales responsables de la disminución de los peces pequeños de agua dulce en casi un 50% en todo el mundo, especialmente en las áreas tropicales.

Para contrarrestar esta realidad que parece inminente, se requiere que todos los países del mundo se informen sobre las tendencias y proyecciones desde la academia, para tomar medidas a un plazo más cercano de 2050, año estipulado en algunos protocolos que buscan disminuir los efectos del cambio climático.

Los anteriores serían algunos de los principales resultados de la investigación adelantada por la bióloga Ana Milena Manjarrés Hernández, de la Universidad del Magdalena, doctora en Estudios Amazónicos de la Universidad Nacional (UNAL).

“En ese viaje por la biología estaba inquieta por entender cómo se distribuyen los peces en general, principalmente en los ríos. Allí fue cuando me surgió la idea de trabajar en la distribución de las especies y analizarla desde dos aristas, una espacial y otra temporal, surgiendo así junto con el director de la tesis esta investigación doctoral”, cuenta la bióloga.

En su investigación, Manjarrés realizó un análisis sobre cuáles eran las variables o factores que podían incidir en la distribución de los peces de agua dulce, teniendo en cuenta diferentes escalas espaciales y nivel de afectación. Así mismo, hizo una proyección sobre cómo las condiciones actuales permitirían predecir qué especies estarían o no presentes entre 2050 y 2070.

“Normalmente los biólogos vamos a campo y obtenemos la información, pero en esta oportunidad mi trabajo consistió en actualizar y analizar una base de datos que tenía alrededor de 16.825 especies de peces de todo el mundo, la base de datos se construyó con la ayuda de todo un equipo, liderado por el profesor Cástor Guisande”, señaló.

A través del software ModestR se analizaron 19 variables bioclimáticas como la temperatura y la precipitación, factores que ayudan a entender cómo funciona el ambiente. También se trabajaron otras variables, como altitud, densidad de población humana, el índice de vegetación, la producción primaria y otras, que aportaron al análisis.



Las más afectadas

El estudio evidenció que la extensión geográfica de análisis genera un efecto diferenciado en la influencia de la variable sobre la distribución de las especies. Por ejemplo, en extensiones pequeñas, conocidas como escala local, la temperatura sería la variable que más incidiría en la distribución de las especies, mientras que entre más amplia sea la extensión geográfica, mayor será la influencia de otros factores como la precipitación.

“Una de las especies en las que se observó la variabilidad en la influencia fue en Hoplias malabaricus, conocida como Dormilón o Taraira (de la familia Erythrinidae). A nivel de la cuenca del Amazonas se logró documentar que en las subcuencas de Bolivia la precipitación genera mayor impacto”, destaca la investigadora.

Se espera que para los próximos años contemplados en previsiones para 2050 y 2070, según los modelos de distribución de las especies que trabajamos, exista una desaparición completa de las áreas de distribución de casi la mitad de las especies de peces de agua dulce, que oscila entre el 45,3 % y el 46,7 % independientemente del año y el escenario climático.

Según la investigadora, esto se daría especialmente hacia las especies de menor tamaño y las especies con un tamaño de rango geográfico más pequeño, es menos probable que las especies endémicas se adapten al cambio climático. También se disminuirá la diversidad taxonómica o de clasificación, ya que, al haber menos especies, habrá también mayor uniformidad en todas las cuencas.

Medidas más cercanas

El dióxido de carbono es uno de los gases de efecto invernadero que más contribuye al cambio climático del planeta, a través del aumento de la temperatura. Aunque en el mundo se han dado distintos escenarios y protocolos de acción para mitigarlo, la investigadora Manjarrés es clara en advertir que antes de proyectar las diferentes medidas de contención, los Gobiernos se deben documentar más desde la academia para generar una prevención más eficaz.

Agrega que “a nivel regional, la idea sería trabajar en crear políticas para proteger áreas específicas y prevenir la introducción de especies en los ecosistemas, ya que además de las afectaciones propias de las condiciones del clima cambiante, también se alterarían las interacciones entre especies”.

Subregistro

Otro de los objetivos del estudio doctoral de la investigadora Manjarrés fue determinar qué tan cercanos o lejanos están los inventarios de peces en la cuenca del Amazonas, a las especies actuales que habitan allí.

La investigadora observó que los registros actuales estarían muy por debajo de lo que es el número de especies que se espera habitan en la cuenca. Sin embargo, encontró que, según la riqueza de las especies observadas y predichas, existe un patrón en donde las zonas más ricas están cercanas a las cabeceras, mientras que las menos ricas se encuentran hacia la desembocadura.

Según Manjarrés, ese subregistro puede obedecer a muchos factores, uno de ellos es la falta de investigación en estos lugares, por lo que se hace necesario invertir en más proyectos de investigación en la cuenca Amazónica: “aunque se desarrolló un gran proyecto que fue el Amazon Fish, -el cual intentó aumentar el inventario de especies de peces– aún siguen faltando algunos registros”.