La democracia desafiada | El Nuevo Siglo
Viernes, 22 de Octubre de 2021

Mientras el senador Gustavo Petro camina hacia la Casa de Nariño, sus contendores se engarzan en disputas estériles, en divisiones peligrosas o se aíslan en conventículos sin porvenir. Los optimistas apuestan a las sumas automáticas de los rezagados como si el elector tuviera un comportamiento previsible. Es más, en esa lógica, se necesitaría como mínimo el agregado de los seis primeros fallidos candidatos para batir a Petro.

En ese tinglado del absurdo, al que todos los días se le suman más candidaturas temerarias, hizo aparición la intolerancia por el lado menos esperado: los candidatos- catedráticos. Alejandro Gaviria llama fascista a Federico Gutiérrez porque este ofrece seguridad a una ciudadanía amenazada por toda clase de delitos. Recordarnos al culto exrector que Aristóteles consideraba la seguridad como la razón inicial del Estado.

Sergio Fajardo vetó al expresidente Cesar Gaviria y al Liberalismo oficialista, llamado a ser una de las fuerzas decisorias en las elecciones próximas. Humberto de la Calle tolera el veto al partido y al jefe que lo ungieron candidato presidencial hace apenas cuatro años. ¡Habrase visto!  Fajardo y A. Gaviria harían bien en no sembrar guijarros en sus propios caminos, pues amplios movimientos ciudadanos han puesto en ellos sus esperanzas.

Si bien la política es pasión, lucha con guantes puestos, es, así mismo, ideas y reflexión. El desafío que enfrenta nuestra democracia obliga a reflexionar sobre sus cambios y sobre su futuro. Cuando el sistema democrático quedó solo en la arena luego del colapso del comunismo, fue cooptado muy rápidamente por el capitalismo especulador. Por eso no pudo cumplir con las expectativas de las masas marginadas de América Latina. Surgió entonces el populismo como distribución aparente pero sin crecimiento, lo que condujo a los pobres a situaciones peores que aquellas que se trataban de evitar.

Basta mirar a Venezuela para comprender la trágica realidad de todos los populismos. Venezuela es, al mismo tiempo, un ejemplo de partidos políticos irresponsables que todavía se combaten entre ellos más de lo que combaten a Maduro. ¿Alerta? Si no corregimos el rumbo podemos tomarnos completa la amarga receta.

Es vital una gran confluencia democrática fuerte y amplísima que impulse la modernización del sistema que nos rige para que responda a las necesidades de un pueblo arrinconado por la pandemia. Al Estado burocrático, centralista y tardo debe remplazarlo un Estado ágil y listo a enfrentar los inmensos retos del presente. Ese Estado debe trazarse una meta clara: derrotar la pobreza.

Las falencias de nuestra democracia no deben ocultar los logros sociales e institucionales y el dinamismo sostenido de la economía colombiana. En estos días las cifras evidencian que el gobierno Duque le dio respuesta pronta a la crisis que produjo el covid-19, que los negocios prosperan, que el desempleo cede terreno, que el turismo esta disparado, que la inversión extranjera sigue llegando.  El presidente de la República ha estado vigilando y trabajando en todos los frentes. Entre sus legados estará en primer lugar el Ingreso Solidario, que está dando la batalla por la familia pobre colombiana. Ese programa es ejemplo del Estado social en libertad que estamos proponiendo como muralla a la versión promesera y despótica del Estado populista.

***                  

El futuro de nuestra libertad y de nuestra democracia exige un diálogo de los que orientaron el Estado colombiano: Gaviria, Pastrana, Uribe, Santos. El anfitrión ideal sería German Vargas Lleras. ¿Sera posible?