Photoshop | El Nuevo Siglo
Martes, 15 de Octubre de 2019

Asombrosamente, el presidente Maduro sigue obteniendo resonantes victorias diplomáticas.
Por una parte, está a punto de lograr una plaza en la mismísima Comisión de Derechos Humanos de la ONU, desde donde podrá manejar una agenda que lo ampare y lo favorezca en semejante materia.
Por otra, se ha convertido en el adalid de los más de 100 países que conforman el Movimiento de los No Alineados. 
Los No Alineados no serán los Estados más poderosos del planeta pero son el doble de los que secundan a Washington en lo concerniente a reconocer a Juan Guaidó.
Asimismo, ha demostrado que puede resistir el bloqueo norteamericano siguiendo al pie de la letra el ejemplo de casi sesenta años que le ofrece, simbióticamente, la revolución cubana.
Del mismo modo, consolida su alianza estratégica con Rusia y China, haciéndose invulnerable en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
Adicionalmente, el acuerdo logrado con los opositores tránsfugas Zambrano, Mujica, Fermín y Falcón le ha puesto ante el mundo como un conciliador interesado en garantizar las libertades públicas.
Acuerdo que cobra más sentido aún si se tiene en cuenta el devastador efecto que han causado las fotos de Guaidó afectuosamente abrazado a paramilitares en la frontera.
Sin necesidad de encarcelarlo, Maduro estará muy complacido de que el mito libertario de Guaidó se haya derrumbado solo, haciendo muy costosa la tarea de recobrar la legitimidad perdida.
Además, como caída del cielo le llegó la fulminante expulsión de John Bolton, gestor de la estrategia para derrocarlo, con lo cual, puso en evidencia las contradicciones que emergen en el centro del Imperio.
A lo que, por supuesto, habría que agregar la gran alegría que le está prodigando la investigación que padece su némesis, el presidente Trump, porque, si prospera, podría terminar desalojándolo de la Casa Blanca.
Del mismo modo, estará feliz porque sin mover un solo dedo consiguió desarticular al Grupo de Lima, cuya razón de ser ha sido derrocarlo.
En efecto ¿con qué autoridad moral puede actuar ese Grupo que mira, perplejo, cómo el Perú tuvo dos presidentes en un día, no cuenta con Congreso porque fue disuelto de un plumazo, y tiene a todos sus expresidentes en la cárcel?
Además, huyendo hacia adelante, al alentar la revuelta indígena en Ecuador no solo busca desestabilizar al gobierno del presidente Moreno sino anticipar las elecciones para volver a tener a su alma gemela, Rafael Correa, en el palacio de Carondelet.
Como si todo esto fuera poco, él y sus secuaces estarán partidos de la risa por la suerte que corrió el Informe con que el presidente colombiano quiso mostrarle al mundo que Maduro es el verdadero patrocinador del terrorismo de las Farc-Eln.
De hecho, nada le habrá causado mayor alborozo al dictador que ver cómo unas simples fotos anecdóticas y de relleno gráfico terminaron con la brillante carrera del general jefe de la Inteligencia colombiana, con lo cual quedaron pulverizados los trascendentales efectos estratégicos que el informe estaba destinado a ocasionar.
En resumen, hay jolgorio y trapatiesta en Miraflores: el principal dictador del hemisferio ha sido convertido en el Cid Campeador por obra y gracia de los guardianes y defensores de la democracia y la libertad.