Guatemala, historia reciente | El Nuevo Siglo
Sábado, 19 de Octubre de 2019

En varias ocasiones se ha mantenido como cierta la teoría que tiene que ver con el relato de la historia, la cual se puede apreciar un poco distorsionada dependiendo de quién la cuente. Entre otras curiosidades no se trata que la persona que la cuenta no es que tenga inclinación a contarla en determinada forma, sino que la refiere  la historia tal como la vio o como cree que sucedieron los hechos que trata de recuperar para sus sucesores.

Por eso es que existen grandes acontecimientos de los cuales no se puede dudar que ocurrieron; el caso, por ejemplo, del proceso de independencia nuestra que sucedió porque los españoles perdieron este territorio que habían descubierto y conquistado sus marinos, lo habían colonizado, nos habían traído el idioma y la religión y sus habitantes vivían como sus súbditos hasta cuando en episodios que comenzaron el veinte de julio de 1810 y culminaron el 7 de agosto de 1819.  Sobre cómo sucedió todo, tendremos que remitirnos a lo que nos contaron quienes se resolvieron a ocuparse de narrar lo que vieron u oyeron que sucedió. Esto es válido para otros países de la historia moderna o contemporánea, sin olvidar que los sistemas y métodos de comunicación han tenido notables avances.

Quienes tuvieron la oportunidad de conocer y tratar al coronel Carlos Castillo Armas, quién como exiliado estuvo en Colombia, acompañado de su señora Odilia Palomo, no dejan de guardar por esta pareja cordiales recuerdos por su trato sencillo, sin pretensiones de clase alguna, fuera de su inquebrantable patriotismo que lo tenía alejado de su país por razones políticas que nunca se  detuvo a hacer explícitas, fuera de que se había acogido a la tradicional hospitalidad colombiana con nuestro  respeto por el derecho al asilo por delitos políticos que el estado asilante se reserva el derecho a juzgar y los demás  a respetar.

Fue así como el coronel Castillo Armas solicitó la protección de asilo diplomático colombiano en Guatemala y este país, respetuoso de las normas que rigen esta institución americana respetó y le concedió la salida para dirigirse a Colombia. Regresó a su país y en circunstancias que Vargas Llosa en su último libro “Tiempos recios” relata en forma bastante injusta la llegada de Castillo Armas a la presidencia de Guatemala recién iniciado el segundo tramo del siglo pasado, así como su asesinato.  Castillo Armas llegó luego de circunstancias penosas para Guatemala, después de bastantes años de la dictadura de don Jorge Ubico, seguido de dos presidentes civiles Arévalo y Arbenz. Ellos, los amigos de ese digno país merecedor por sus tradiciones enraizadas en una población digna y pujantes como el país, lo condujeron por senderos que no eran precisamente los que se querían.

El autor del libro, consagrado escritor y novelista americano señala como motivaciones de Castillo Armas, su obsecuencia como un servidor de los intereses políticos de los Estados Unidos.  La historia, cuando se escriba con menos virulencia, podrá señalar la tarea de Castillo Armas en su país.