El Sínodo por la Amazonía | El Nuevo Siglo
Domingo, 6 de Octubre de 2019
  • En pos de una conciencia ambiental global
  • Construyendo una exhortación apostólica

"La devastación de la naturaleza podría llevar a la muerte de la humanidad”. Esas palabras, graves a cual más, son del papa Francisco, sin duda el pontífice que en las últimas décadas ha puesto más énfasis en el cuidado del medio ambiente. Prueba de ello es “Laudato si”, la primera encíclica papal emitida por el cardenal argentino en 2015 y que se ha convertido en uno de los ejes principales de su labor doctrinal, con especial impacto en las nuevas generaciones de católicos que ven una Iglesia comprometida, no solo en la preservación de los valores espirituales del cristianismo, sino en que todos, sin importar la religión que se profese o las creencias que se tengan, se conciencien de la urgente necesidad de cuidar -en palabras del titular del Vaticano- la “casa de todos”.

Ha sido el Papa argentino un entusiasta y decidido impulsor de los llamados para que los gobiernos de todas las latitudes se comprometan a combatir el cambio climático, al tiempo que ha revestido las causas ambientalistas de un muy sólido andamiaje de valores y principios que, al decir de los tratadistas y expertos en la materia, ha permitido avanzar en la despolitización de los discursos verdes, bajo la tesis de que estos no se pueden convertir en la bandera proselitista de unos, cuando preservar el entorno natural y propender por el desarrollo sostenible es una obligación de todos, gobernantes y gobernados.

Una prueba más de la cruzada papal por la salvaguarda de la naturaleza arranca, precisamente, hoy. En el Vaticano comienza la Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para la región Panamazónica, bajo el lema "Amazonía: Nuevos Caminos para la Iglesia y para una Ecología Integral". El cónclave irá hasta el próximo 27 de este mes y apunta a delinear una estrategia que permita llamar la atención de todos los gobiernos de la cuenca del llamado “pulmón del mundo” para protegerlo de las múltiples amenazas que hoy se ciernen sobre él, como la deforestación, la tala de madera, la sobreexplotación de su biodiversidad, la extensión desordenada de la frontera agrícola, la minería criminal, la caza furtiva, la contaminación hídrica, el narcotráfico y las invasiones urbanísticas. A ello se suma el peligro que corren decenas de comunidades indígenas que han ido siendo desplazadas selva adentro o, peor aún, desculturizadas para poner a sus integrantes al servicio de los factores que depredan su riqueza natural. Incluso, hay tribus no contactadas que ya se encuentran en peligro de extensión, en tanto que los poblados campesinos que la habitan están sumidos, en su gran mayoría, en las peores condiciones económicas y sociales, situación que los empuja también a convertirse en victimarios del entorno natural.

Un Sínodo es uno de los eventos más importantes y determinantes del accionar de la Iglesia Católica, de allí la gran expectativa que hay sobre los resultados del que hoy arranca en El Vaticano. No hay que olvidar que en la mayoría de los países de la cuenca amazónica el cristianismo es la confesión religiosa mayoritaria. Asimismo, esta región se encuentra ahora en el foco de la preocupación mundial tras la ola de incendios, sobre todo en Brasil, que arrasó en los últimos meses decenas de miles de hectáreas de bosques. Ante la gravedad de esas conflagraciones se generó una alerta global que, de nuevo, puso sobre la mesa la necesidad de que la comunidad internacional asuma de manera clara y decidida la corresponsabilidad que le atañe para preservar la Amazonía, sobre todo en cuanto al factor de financiamiento económico.

Partiendo de un “documento base” que fue construido tras un largo, detallado y vivencial diagnóstico de la Iglesia con las comunidades de toda la cuenca -especialmente con los indígenas-, se espera que en estas tres semanas se avance en Roma en la formulación de un plan de salvamento de la Amazonía, tanto en cuanto a la acción misma de la Iglesia con las comunidades de esa extensa zona que comprende territorios de nueve países, como en la definición de compromisos locales, regionales, nacionales e internacionales para la preservación del bioma. Para ello se contará con la activa participación de 114 "padres sinodales" provenientes de la extensa cuenca, junto a los obispos de la región, expertos, misioneros, indígenas, activistas, científicos… El documento final será la materia prima de una “exhortación apostólica” que deberá emitir el papa Francisco con el llamado global por la Amazonía.

Como se ve, la conciencia ambiental del mundo frente a lo que está pasando en el principal nodo verde del planeta gana cada vez más espacio. Y lo más importante es que lo hace dentro de un principio de corresponsabilidad global en el que todos, sin distinción alguna, debemos convertirnos en guardianes amazónicos. De lo contrario, la supervivencia misma de la humanidad, en pocas décadas, estará en peligro. Ese es el tamaño del riesgo que hoy se enfrenta.