Bent, un espectáculo que hay que ver | El Nuevo Siglo
Foto cortesía Carol Aza Producciones
Jueves, 31 de Octubre de 2019
Emilio Sanmiguel

Hasta podrían, si les diera la gana desde luego, prescindir de la escenografía y limitarla a las proyecciones sobre el fondo del escenario, o reducir la utilería a su más mínima expresión: la banca del parque, el sofá del primer cuadro y por supuesto el alambrado del campo de concentración, que plantea un agresivo límite entre el auditorio y la escena. Sería suficiente. Porque el espectáculo cuenta con un muy buen luminotecnista, Luis David Cáceres; un director, Juan Fischer, que sabe bien cómo interpretar el original y cómo presentarlo al auditorio y, no menos importante, un elenco de actores que tiene sus personajes tatuados en su interior.

Bent de Martin Sherman

Hablo de la producción de Bent, la obra que tras su estreno en el Eugene O’Neil Theatre de Londres, el 4 de agosto de 1978, consagró al norteamericano Martin Sherman como dramaturgo y que en la producción de Carol Aza y Juan Fischer, tuvo su estreno oficial la noche del pasado jueves en el Auditorio Sonia Fajardo Forero de la Fundación Konrad Lorenz en Chapinero.

La obra se presentó en Bogotá seis años después del estreno londinense, en el Teatro Nacional, el 3 de octubre de 1984. Para entonces el Nacional iba por su tercer año de vida, Fanny Mickey, su fundadora, le entregó la dirección a Gustavo Londoño y Jorge Emilio Salazar asumió el rol protagónico de Max, eso hizo época. Ahora, 35 años después, en esta nueva producción, el protagónico ha caído sobre los hombros de Tiberio Cruz.

ENs

El elenco de la producción de Juan Fischer

Tiberio Cruz (Barrancabermeja, 1976) parece haber hecho su carrera a la inversa. Primero fue famoso por obra y gracia de  Protagonistas de novela, un programa de telerrealidad, que le abrió las puertas, claro, a las telenovelas, los seriados, los comerciales y el cine. Desde 2002 su vida ha sido objeto del interés de la prensa del corazón. Pero le faltaba justamente esto que le ha proporcionado el Max de Bent para legitimar sus credenciales de actor. Porque para qué mentir, es el teatro el que lo ha convertido en Actor, así como se lee, con mayúsculas. Lo hace a la altura de desafío,  tiene la esencia del personaje en las entrañas; valga decir que estamos hablando de una carga muy fuerte en materia de texto, también de evolución dramatúrgica y de resistencia física, pero es que Cruz, además, ha llevado la expresión corporal a sus máximas consecuencias, no se trata sólo de la resolución de las escenas en el campo de concentración, llevando pesadas piedras de un lado a otro como en una letanía interminable, es que sin caer en el virtuosismo hasta hace de sus pies un medio de expresión de la desesperación y la desesperanza.

Escenas estas del campo de concentración, que no se pueden resolver en solitario, para conseguirlo ha tenido la complicidad y la complementariedad de la actuación de su sosía, Andrés Suárez, que también en el tope de convicción encarna el rol de Horst, su compañero de infortunio en el campo de concentración: también gran actuación.

En la primera parte de la obra, de la contrapartida argumental, cuando todo tiene tintes trágicos de comedia, Fischer encargó la parte de Rudy, a Santiago Lozano, un acierto, porque ni actor ni director se han permitido traspasar ciertos límites, que podrían convertir las cosas en una dudosa caricatura.

Para qué negarlo, todo el elenco funciona. Con luz propia la breve, pero qué bien lograda, actuación de Juan Ángel como el Tío Freddie: cuántos años han transcurrido desde cuando actuó el Hermano en Seis personajes en busca de autor de Pirandello en el Teatro Libre de la calle 13, años 80, dirección de Germán Moure, escenografía de Santiago Cárdenas, una producción que ya va siendo hora que el Libre vuelva a subir a las tablas.

Impecable John Mora en el doble rol de Wolf y el oficial de las SS, el Capitán de Douglas Ceballos.

Laura García, la Chica Fischer

Ahora bien, como si de un Almodóvar se tratara, para la Greta Fischer ha escogido a Laura García, su Chica Fischer. Ya en el pasado, en 2007, la escogió para encarnar a Sol en su película Buscando a Miguel, en Bent ella encarna un personaje similar, pero, Laura es muy buena actriz y Fischer muy buen director como para repetirse, por eso han optado por un carácter decididamente más agresivo, más sincero y sobretodo muy complicado de encasillar.

Escena y escenario

Finalmente se impone añadir que la puesta en escena afronta un reto adicional con el auditorio de la Konrad Lorenz, un recinto acogedor, perfecto para teatro de cámara, pero con unas proporciones muy difíciles de sortear, sin embargo la puesta sabe resolverlas con mucha habilidad.

Proporciones espaciales difíciles, es verdad, pero, qué bien ubicada la sala, en pleno Chapinero, sin el horror que significa ir a La Candelaria, a donde ya no hay por dónde entrar luego del dichoso Eje ambiental de la vieja Jiménez, que ni es eje ni tiene ambiente; o la travesía de horas que para llegar a los teatros del lejano norte… pero esa es otra historia.

La de hoy es que perderse el Bent de Scherman y Fischer es un pecado. Las funciones van hasta diciembre.