¿Cortocircuito entre Duque y Macías? | El Nuevo Siglo
Cristian Álvarez
Lunes, 22 de Octubre de 2018
Redacción Política

La propuesta expuesta por el presidente del Senado, Ernesto Macías, del Centro Democrático, de ampliarle el período presidencial a su copartidario Iván Duque generó un nuevo choque de criterios entre la colectividad y la Casa de Nariño.

Macías trinó su propuesta de “períodos de gobierno en Colombia de cinco años. Y para unificarlos, correr elecciones presidenciales un año; es decir, en 2023 se harían elecciones separadas (mayo y octubre) de Presidente y regionales”.

El congresista explicó que como a varias bancadas no le suena la idea de ampliar el mandato de los 32 gobernadores y los más de 1.000 alcaldes del país, la idea de ampliar el periodo presidencial es más viable.

Sin embargo, la propuesta no cayó bien en algunos sectores, empezando por Duque y la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez.

Duque manifestó desde Italia que “aquí fuimos elegidos por cuatro años y vamos a gobernar a Colombia por cuatro años, buscando la unidad del país, buscando que nos enfoquemos en las cosas que nos unen y no las que nos dividen”.

“A mí lo que me interesa es servirle al pueblo colombiano conforme a las reglas de juego”, agregó el Mandatario, quien en sus redes sociales ya había señalado que “no aspiro a reelección ni a extensión de períodos. En ese tiempo trabajaré por un Pacto por Colombia y por el afecto de mis compatriotas”.

Para Ramírez es importante resaltar que los colombianos eligieron a un Presidente por cuatro y no cinco años.

"Los colombianos nos eligieron para trabajar por el país durante los próximos cuatro años. Cualquier alteración en los períodos de gobierno actuales lesiona la institucionalidad y desconoce los términos del mandato democrático”, dijo.

Sin embargo, este no es el primer roce entre posiciones del presidente Duque y Macías, quien protagonizó el primer choque con Duque con su polémico discurso del 7 de agosto.

A Macías le llovieron críticas por el tono agresivo de sus palabras en contraste con el matiz conciliador de Duque; sin embargo, ambos acentos fueron aplaudidos por la militancia del partido, mientras que desde la oposición ese, como los otros desencuentros, fueron mirados con la sospecha de que es una maniobra premeditada para dejar al Presidente libre de toda culpa con respecto a los planteamientos de la organización política que lo respalda.

 

Otros choques

Además de ese cortocircuito con Macías, se han presentado otros choques de Duque con su partido.

Aunque Duque asumió como una obligación inherente a su cargo la promoción de la consulta anticorrupción que se hizo el 26 de agosto, los promotores de esa convocatoria no se sintieron cómodos con la presentación de varios proyectos que coincidían con algunos puntos preguntados a los electores.

En medio de esa polémica, Uribe expresó que él prefería votar los proyectos y no la consulta, en tanto que la ministra del Interior, Nancy Patricia Gutiérrez, debió salir a reiterar que el Gobierno seguía invitando a votar por los siete mandatos anticorrupción.

Durante la elección del contralor Carlos Felipe Córdoba, la Casa de Nariño anunció que no habría guiño por ninguno de los candidatos.

Aunque no puede establecerse que ese gesto (o su ausencia) fue el que llevó a que el candidato uribista José Félix Lafaurie no tuviera ni siquiera los votos de la bancada, en los pasillos del Capitolio Nacional se comentaba que levantó chispas la insistencia en mantener una aspiración que al Gobierno no le parecía políticamente conveniente.

Durante el debate contra el ministro Alberto Carrasquilla, en el que el senador opositor Jorge Enrique Robledo, del Polo Democrático, argumentó que el funcionario era indigno de ocupar el cargo, el expresidente Uribe indicó en plenaria del Senado que lo apoyaba aunque el partido acompañaría solo algunas propuestas del jefe de la cartera de Hacienda: “Nosotros en el Centro Democrático hemos dicho que no aprobaremos ningún IVA a la canasta familiar”.

La iniciativa uribista sobre la reforma a la justicia contenía una propuesta de convertir a las altas cortes en tribunales de segunda instancia y a la Corte Constitucional en el Tribunal Supremo.

La idea, que en parte de la campaña presidencial fue defendida por Duque, no estaba contemplada en el proyecto de reforma del Gobierno, por lo que finalmente fue desechada, aunque la bancada aspira a que pueda discutirse en algunos de los debates.

Uribe trinó resignado, que "apoyaremos la reforma a la justicia del Gobierno. Entendemos que no saldrá la magnífica idea de la senadora Paloma Valencia para que haya una sola corte, pero seguiremos proponiendo la reflexión pública porque los partidos no se pueden agotar".

En un debate sobre las curules para las víctimas, la senadora María Fernanda Cabal arremetió contra la cúpula militar al pedir un cambio de los comandantes de la Fuerza Pública.

Cabal sostuvo entonces que la cúpula militar es “inservible” y puso en duda su capacidad para ocupar los territorios afectados por el conflicto y para combatir los grupos armados delincuenciales.

Aunque el Gobierno no respondió directamente, lo cierto es que la cúpula sigue inalterable.

El expresidente Uribe se pronunció sobre el proyecto que armoniza los períodos de las autoridades regionales y nacionales, expresando que “unificar períodos crea monopolios de partidos. Elecciones frecuentes obligan a trabajar con la comunidad y evitan burocracias apelmazadas".

Pero Uribe fue más allá al señalar, que “nuestras ciudades necesitan administraciones que resuelvan sus problemas, cívicas, no politiqueras, cuatro años es insuficiente, prorrogar no resuelve el problema de fondo, por qué no permitir reelección inmediata de alcaldes”.

Sin embargo, en la propia bancada se presentaron voces disonantes, como la de la senadora María del Rosario Guerra, quien anotó que “no estoy de acuerdo con extensiones o reelecciones inmediatas de alcaldes y gobernadores, pero el problema no está ahí. El problema está en que la financiación de las campañas no se siga haciendo con contratistas y recursos mal habido”.

“Los partidos deben preservar que sus líderes actúen correctamente y sancionar cuando sea necesario. Así lo hacemos en el Centro Democrático. Tiene que terminar la estigmatización a un partido porque no comparte las posiciones de otro”, sostuvo.