Los riesgos de la educación virtual | El Nuevo Siglo
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Domingo, 21 de Octubre de 2018
Mario F. Hurtado
Las demandas por más recursos para la educación plantean acciones nuevas, entre ellas la educación virtual. Una apuesta que tiene más riesgos que logros. Porque la educación no son sólo contenidos
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LAS PROTESTAS estudiantiles no se detienen, en medio de los reclamos que aumentan, y de la ausencia de las negociaciones. En ese contexto surge la necesidad de plantear formas y acciones que definan el acceso a la educación superior y se presentan propuestas desde diferentes lugares.

Una que ha tomado fuerza es la educación virtual, que ya superó el concepto inicial de cursos cortos y talleres para llegar ahora a la oferta de programas universitarios de forma digital. Los defensores afirman que es la oportunidad para aumentar el acceso y para cubrir las necesidades, desde los moocs, (cursos online abiertos y masivos), los programas de extensión, los cursos de idiomas y ahora los pregrados y las maestrías.

Los beneficios de los que hablan los defensores

Se pueden sintetizar los beneficios en aspectos como la inclusión, porque puede llegar a regiones apartadas; que mejora las oportunidades de aprendizaje por medio de la flexibilidad y el autoaprendizaje; que se puede estudiar todos los días y a cualquier hora; que es la globalización del conocimiento. También que los objetivos pueden ampliarse con el apoyo de las tecnologías y que facilita el acceso a miles de contenidos, pero en todos casos se olvida que el ser humano por naturaleza no es autodidacta y necesita de guía, acompañamiento y socialización.

Los riesgos

Los que abogan por pedagogías mejor estructuradas tienen poca voz. Además, la evidencia empírica de las investigaciones sobre los procesos de aprendizaje no son tenidos en cuenta en la política pública. Suenan mejor el discurso y las cifras. A pesar de que las investigaciones han demostrado que los famosos jóvenes multitareas no existen y concluyen algo lógico, sabido por los profesores desde hace mucho tiempo, el aprendizaje depende de la creación de hábitos y de las habilidades de educador para desarrollar los procesos de pensamiento en sus estudiantes y no en entregar tabletas o pretender que navegando en Internet se lograrán mejoras del aprendizaje.

El último estudio del centro de estudios en ciencia y educación de la Universidad de Harvard afirma que los estudiantes que toman notas en computadores portátiles y tabletas obtienen calificaciones significativamente peores que los que lo hacen a mano, porque se distraen en páginas de Internet, en las redes sociales y viendo videos. A pesar de todas las promesas y facilidades de la tecnología los métodos tradicionales resultan más efectivos. Los investigadores analizaron las calificaciones de más de 5 mil estudiantes y encontraron que además de que en promedio los del entorno digital tienen más bajos resultados, los jóvenes con mayores dificultades de aprendizaje son los más afectados. La educación digital también requiere ser de calidad. Innovación no es sinónimo de eso.

Una sociedad que no ha logrado conectarse y trabajar de forma virtual, demuestra que necesitamos más universidades presenciales y menos videos compartidos.

El gran engaño

Las mejoras no pueden venir de exponer impresionantes estadísticas de entrega de tabletas para resolver los problemas de la educación del país. Tampoco hablar de miles o millones de contenidos virtuales. Cuando ocurre eso se olvida lo más importante: la educación no es llenarse de contenidos, la formación de un ser humano requiere de la interacción, del debate, del diálogo, de compartir experiencias reales, de las actividades extracurriculares de las universidades.

Para muchos, lo que menos aprendimos en la universidad fueron contendidos específicos de un programa. La construcción profesional nos la dieron los cursos de extensión, los cineclubs, los grupos de investigación, las materias electivas, profesores que nos inspiraron. El contenido es solo una parte del proceso de formación, porque  la universidad es una estructura que relaciona estudiantes y profesores produciendo y reproduciendo conocimiento, lo que incide y cambia el contexto cultural en el cual se da.

La educación virtual sigue en deuda con la capacidad de generar interacción. Los cursos que ofrecen plataformas como Coursera o EdX cuentan con excelentes herramientas, videos, evaluaciones, pero eso, en una sociedad que no ha logrado conectarse y trabajar de forma virtual, demuestra que necesitamos más universidades presenciales, menos videos compartidos y más acciones reales de formación.

 

(*) Mario Hurtado es especialista en educación. Twitter: @hurtadobeltran  “La opinión del autor no refleja necesariamente la posición del medio y es responsabilidad exclusiva del que la escribe”