Inseguridad y protesta | El Nuevo Siglo
Miércoles, 10 de Octubre de 2018

“Se necesita libertad de expresión, no libertinaje”

La seguridad en Colombia, bien sea en las ciudades o en el campo, se ha venido deteriorando de forma muy preocupante. En el caso de Bogotá ya no sorprende encontrarse a un amigo o conocido relatando hechos sobre robos en casas, atracos en las calles por delincuentes que por robarse un celular, un reloj, una billetera e incluso una prenda de vestir, terminan lamentablemente causando la muerte de la víctima, sin tener respeto alguno por la vida y la comunidad. En otros casos se presentan amenazas, desvalijamiento o robo de vehículos. En fin, la situación no es nada fácil. Además, si de recorrer el país se trata y si se tiene la oportunidad de dialogar con sus líderes y dirigentes, la preocupación aumenta.

El famoso pacto de terminación del conflicto que se firmó en La Habana y que, a pesar de sus críticas, había traído paz en las regiones donde hasta hace muy poco se vivía en conflicto, ahora ya en muchos de esos territorios pareciera ni existir. Ahora se vuelven a presentar casos graves de inseguridad, de secuestro e incluso de asesinatos de líderes sociales. En el sector rural, cercano a las ciudades, también está en aumento la inseguridad y se presentan robos y atracos en fincas, incluso cercanas a la capital de la República.


En síntesis, las autoridades de Policía, en unos casos, y las instituciones militares, en otros, tienen que ser conscientes de que se requiere de una estrategia rápida y especial que permita controlar esta situación. Por eso es importante y esperanzador que el presidente Iván Duque esté recorriendo el país y dándose cuenta de manera directa cómo la delincuencia ha aumentado.

Esa situación, sumada a otros factores, como el regreso de guerrilleros que se habían desmovilizado a sus antiguas andanzas y el ingreso a Colombia de un número ya muy grande de hermanos venezolanos -sin trabajo, sin vivienda, con problemas de salud y muchas mujeres en estado de embarazo-, ha incrementado la inseguridad. También los problemas de salud puesto que enfermedades que ya en Colombia se tenían controladas se han vuelto a presentar en algunas regiones.

Todo lo anterior debe llevar a que las autoridades actúen en coordinación, con estrategias bien definidas, y no mediante acciones independientes y desconectadas, que no conducen a ninguna solución. La seguridad es la base fundamental de la confianza, tanto ciudadana como empresarial, no solo frente al inversor nacional, sino también frente a la inversión extranjera.

Todo esto se puede complicar frente a la estrategia que tienen algunos líderes de fomentar la protesta social, no porque este mecanismo no sea válido, sino por todo lo contrario: es un mecanismo básico de una democracia y de la libertad de expresión. No obstante, si este se toma como instrumento de oposición o desorden, es muy peligroso para el futuro de nuestra nación.

Por ello, también hago un llamado a todos los dirigentes -tanto políticos como sociales- a que sin menoscabo, ni desprecio al mecanismo de protesta, éste siempre se utilice con sentido patriótico y de responsabilidad. Porque se necesita de libertad de expresión pero no de libertinaje.