El libre desarrollo de la estupidez | El Nuevo Siglo
Domingo, 7 de Octubre de 2018

La sabiduría de nuestra Constitución privilegia “el libre desarrollo de la personalidad”, destacando la antropología (la ciencia que estudia la persona humana), que reconoce que la persona humana está llamada, constitutivamente, a ser más. Pero, parece que, en nombre del pueblo colombiano, la Corte Constitucional ve la libertad desde un materialismo y relativismo que poco tiene que ver con la verdad de la persona humana.

Incoherencia que viene a ser una puñalada por la espalda a la voluntad del pueblo. Siendo que la razón de las cortes es preservar los principios fundamentales de la Carta, como unidad, por encima de ideologías y el subjetivismo populachero. Que, dicho sea de paso, están llevando al país al borde de un caos inmanejable.

Si nuestra Constitución acude a la protección de Dios, en su preámbulo, por algo será. Imperativo que reconoce la existencia de la metafísica que le da sentido, piso, a la dignidad de la persona humana, al bien común, a la solidaridad y a la subsidiaridad. Necesarias para la configuración de una sociedad sana, próspera, madura. Soporte de la libertad, que viene a ser la capacidad de escoger el bien común sobre el egoísmo. Soporte, también, de la voluntad como fuerza que libera a la persona de los vicios y el egoísmo. Condición para el desarrollo de las virtudes (los hábitos operativos positivos,) garantía de la libertad antropológica, necesarias en la lucha por ser más.

Resulta que una libertad sin parámetros morales -lo justo y el bien- es deshumanizar la sociedad. La suerte de nuestros vecinos venezolanos que, de la noche a la mañana, pasaron de ser de los más prósperos del continente a ser mendigos, como resultado de no entender los principios y valores fundamentales de una democracia. Porque la moral no es un invento religioso, como algunos quieren que se entienda, la moral es la lectura recta de la persona humana, es la columna vertebral de una sociedad libre, próspera, tranquila, estable, unida.

Andei Dimitrievich Sajarov da un grito al mundo con su vida -cuando pasó de científico investigador de la Unión Soviética a pensador moral, desterrado-: ningún hombre puede rechazar su parte de responsabilidad en aquellos asuntos de los que depende la existencia de la humanidad… La negación de la capacidad humana común… crea un nuevo sistema de clases y envilece a los seres humanos porque en esas condiciones desaparece el hombre como tal.

 Además dice Sajarov que es evidente que la orientación general hacia la dignidad y los derechos humanos, su disposición a obedecer a la conciencia… continúa siendo un mensaje que no ha perdido la menor actualidad… Pero las amenazas que penden sobre el hombre se convirtieron en poderes políticos de destrucción de la humanidad, que perviven de otro modo en nuestros días. Critica, además, al mundo occidental en el que además de hablar de una “moda liberal izquierdista”, denuncia la ingenuidad y el cinismo que paraliza a Occidente cuando se trata de percibir su responsabilidad moral. También anticipó el peligro agazapado en un vaciamiento así del hombre.