El Movimiento de Salvación Nacional | El Nuevo Siglo
Martes, 19 de Octubre de 2021

* Una personería en manos del CNE

* Ante todo, preservar el principio de igualdad

  

 

La solicitud hecha al Consejo Nacional Electoral (CNE), por Enrique Gómez Martínez, Hugo Villegas y Juan Pablo Riveros para que le sea devuelta la personería jurídica al Movimiento de Salvación Nacional (MSN), es apenas un acto de sindéresis que se ajusta plenamente al principio de igualdad como razón de ser, irrestricta e insoslayable, de la Constitución de 1991 en la materia.

Efectivamente, el CNE tiene el camino expedito para dar curso a esta restitución a partir del desarrollo congruente y en las mismas condiciones de lo que ha venido autorizando a otros movimientos, víctimas del terrorismo y el asesinato de sus principales dirigentes, en atención a la sentencia 257 de 2021 de la Corte Constitucional.

Inclusive, bajo los principios y evaluaciones fácticas que han servido al CNE para proceder positivamente en casos recientes, los titulares de la solicitud de aval jurídico para el MSN han sido claros en que, como en otras determinaciones derivadas del fallo de la Corte, este partido encontraba sus elementos inspirativos, su doctrina y su movilización política en las tesis originales y en no pocas ocasiones proféticas del doctor Álvaro Gómez Hurtado, quien no solo era mentor fundacional e ideológico, sino permanente promotor de esta colectividad multipartidista al momento de su asesinato. No es secreto, pues, que el magnicidio de su líder primordial incidió de modo protervo y cardinal en la vida y el futuro del MSN. Aparte del desvío de las investigaciones del crimen, en otras instancias, incluso hasta llegar recientemente a la intempestiva autoinculpación de las Farc ante la JEP, el movimiento quedó sometido a una disminución electoral progresiva, pese a los intentos en algunas justas parlamentarias.

Valga decir, asimismo, que el nombre de Movimiento de Salvación Nacional surgió para las elecciones presidenciales de 1990 como resultado de recordar a un grupo de ciudadanos anónimos que, a raíz del secuestro de Álvaro Gómez por parte del M-19, en 1988, se había proclamado así y había exigido su libertad inmediata. Quiso él, una vez liberado y luego de ser partícipe activo en la paz con esa guerrilla, como igual lo había sido décadas antes en la reconciliación del Frente Nacional, acudir a este nombre. Y así dar a entender que los problemas sociales y económicos colombianos no tenían color partidista, sino ausencia de voluntad política a cuenta de la falta de solidaridad y las argucias de lo que después llamó el régimen cómplice.

En efecto, durante esa época emitió varias de sus consignas prioritarias, entre ellas, la del Acuerdo sobre lo Fundamental, de la que hoy se hace uso reiterativo por agrupaciones políticas de múltiple espectro, diferentes al MSN. De hecho, también fue el primer político de envergadura en hablar de la despenalización de las drogas o al menos de una aproximación diferente al problema, consideración ahora tan en boga en partidos reinstaurados.

Incluso, a semejanza de lo que había hecho con la elección popular de alcaldes, su tesis siempre fue la de ampliar la democracia. En ese orden, incorporó a la Constitución de 1991 figuras como la planeación democrática, la Fiscalía, la reducción de los trámites estatales, la creación de una justicia operativa, muchas de las cuales han sido anómalamente desdibujadas. De suyo, Álvaro Gómez tuvo fe en su propuesta de los jueces de paz, hoy reducida en Colombia a una minucia, a diferencia de Brasil y Estados Unidos. Sobre tantas materias dijo, en sus últimos días, que la Constitución no era intangible y aún se requerían varios ajustes, quedando trunca su proyección y al mismo tiempo horadando sin remedio su movimiento político por cuenta de las balas asesinas.          

En esa dirección, los solicitantes del MSN se sustentan en los postulados de la sentencia de la Corte en donde ordena al CNE reinstaurar la personería del Nuevo Liberalismo, para las elecciones de 2022, señalando taxativamente que la misma produce efectos inmediatos “para aquellos terceros que hubieran estado en las mismas o similares condiciones” de este partido.

Es evidente que el magnicidio de Álvaro Gómez, catalogado como de lesa humanidad por las propias autoridades colombianas, marcó un antes y un después para el MSN, causando una lesión inocultable a su desarrollo ideológico y proselitista, como ocurrió con las demás colectividades a las que les ha sido restituida la personería jurídica, incluida la UP, y las otras que también están pendientes de igual decisión. Caso, por ejemplo, del partido Oxígeno Verde de Ingrid Betancourt.

El único camino constitucional es, pues, mantener a rajatabla el principio de igualdad. Cualquier desviación al respecto sería tan lesiva como reconocer que en Colombia la violencia política tiene diferentes gradaciones. Así las cosas, es un acto estatal de paz el otorgamiento de estas personerías afectadas de forma tan dramática, como bien se hizo con el Nuevo Liberalismo. Quebrar ese principio sagrado sería un estropicio descomunal.