Conservadores tuvimos las agallas de abordar gran reforma: Johnson | El Nuevo Siglo
Foto AFP
Miércoles, 6 de Octubre de 2021
Redacción internacional

Una coyuntura previsible pero superable en el corto plazo es lo que enfrenta Reino Unido en los primeros meses del posbrexit, la arriesgada apuesta del premier conservador Boris Johnson con el objetivo de fortalecer la economía y elevar el nivel de vida de los habitantes de Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte.

Blanco de los dardos opositores desde hace años, cuando saltó de la Alcaldía de Londres al No.10 de Downing Street prometiendo sacar avante el Brexit, tal cual lo logró hace cinco años con un respaldo del 52%, Johnson se ha jugado su carrera política tanto en las complejas negociaciones con la Unión Europea para hacer efectivo el ‘divorcio’ como en la implementación de las medidas para que Reino Unido iniciara, a comienzos de este año, a regirse por sus propias normas.

Son sus detractores laboristas los que han convertido en caballito de batalla y magnificado la actual coyuntura que enfrenta Inglaterra, caracterizada por un déficit de trabajadores (especialmente en trasporte y agronegocio), escasez de combustible y de algunas materias primas.

Se tenía previsto que dichas situaciones se presentarían entrando en posbrexit, pero lo que nadie podía precaver era que irrumpiera la pandemia del covid-19, lo que llegó a hechos inesperados como la ralentización en la formación de los trabajadores que los diversos sectores requerían y que muchos de los que había fueron europeos que decidieron regresar a sus países de origen a pasar las cuarentenas, quienes ahora por las nuevas reglas migratorias ven complejo su retorno.


Le puede interesar: Crisis humanitaria en Afganistán empeora por los talibanes


Y si bien es cierto que en las últimas semanas las noticias en torno al gobierno conservador británico han girado en torno a las largas colas en las gasolineras, escasez de algunos alimentos y materias primas, así como una inevitable alza en los precios del petróleo y el gas por factores externos, también lo es que los principales indicadores económicos evidencian un país en sostenida recuperación.

Baste con citar que el Producto Interno Bruto creció 5,5% en el segundo trimestre, un porcentaje superior a lo previsto y mucho mayor al del primero de este año. Y aunque la inflación se ubicó en 3.2% en los últimos doce meses (hasta agosto), previendo que mantenga esa senda hasta final de año ya que las proyecciones del Banco de Inglaterra la sitúan en 4%, se asegura que esta es una situación temporal, razón por la cual el mismo decidió no subir los tipos de interés.

Otro buen síntoma de la recuperación es que la libra se ha mantenido fuerte frente al dólar.

Todo ello ha llevado a analistas económicos ‘sin partido’ a coincidir en que la actual coyuntura, que muchos califican de grandes nubarrones, no serán un lastre grave como tampoco duradero en la activada recuperación en pleno posbrexit.

Consciente del momento, pero también convencido como ninguno de que era necesario poner fin a un matrimonio desigual y hasta inconveniente del Reino Unido con la Unión Europea, Johnson parafraseó la frase “No hay alternativa” que pronunció otra figura emblemática conservadora, Margaret Thatcher, bautizada como “la Dama de Hierro”, cuando fue electa para encarar la crisis y recuperar al país de la debacle económica de 1979, conocida como el “Invierno del Descontento”.

"Salarios altos, altas cualificaciones, alta productividad". Ese no es sólo el lema sino la renovada promesa del premier Johnson a los británicos ayer al cerrar el congreso de los “tories” porque, adujo, solo con la gran reforma en marcha “podemos liberar a la economía británica de su dependencia de mano de obra extranjera barata”.

También aseguró que la coyuntura actual es “un dolor a corto plazo transitorio y que vale la pena”, agregando que la respuesta a esta tensión “que es básicamente consecuencia de la reactivación económica, no es tirar de la misma vieja palanca de la inmigración descontrolada".

El Reino Unido debe abandonar un viejo sistema roto, basado en bajos salarios, bajo crecimiento, baja cualificación y baja productividad. Todo ello posible y facilitado por una inmigración incontrolada", insistió Johnson ante el nutrido grupo de conservadores que durante tres días se reunió en Mánchester, ciudad del noreste de Inglaterra que modificó su tradicional voto a la izquierda hace cinco años para avalar la apuesta Brexit del líder “tory”.

En su lugar, defendió invertir para acabar con las enormes desigualdades entre la riquísima Londres y el resto del país, en infraestructuras, vivienda, educación y desarrollo empresarial que permita pagar mejores salarios a trabajadores británicos bien formados en todo el territorio. 

"Nuestra misión como conservadores es promover las oportunidades", sostuvo el premier británico abogando por una reforma que "ningún gobierno ha tenido las agallas de abordar hasta ahora”.

Tras admitir que hacer este radical cambio para Reino Unido "llevará tiempo y a veces será difícil” dijo que ese fue “por el que votó la gente en 2016" en el referendo que avaló con el 52% de votos y que comenzó a materializarse el 1 de enero de este año.

Y, aunque como de esperarse su discurso fue criticado y hasta ridiculizado por la oposición laborista, Johnson y el partido conservador no sólo mantienen la confianza de gran parte de la ciudadanía del Reino Unido, sino que permanecen como los favoritos en la intención de voto con 39% frente al 35% de sus rivales, según un sondeo de Opinium Poll publicado el fin de semana, que también reseña que, si bien es muy temprano para evaluar el Brexit, el 41% considera que le está yendo bien.

La mayoría de los británicos le reconocen a Johnson su organizada y acelerada campaña de vacunación contra el covid-19, así como sus millonarios programas de ayudas sociales desde que inició la pandemia, las que ha extendido con nuevas medidas de apoyo a los trabajadores.

El ministro británico de Finanzas, Rishi Sunak dijo que este nuevo paquete ascenderá a 500 millones de libras (680 millones de dólares, 580 millones de euros) e incluirá ayudas para conservar a los empleados que ya no se benefician del desempleo técnico, a parados de más de 50 años y a jóvenes trabajadores.

Desde el inicio de pandemia hace 18 meses, el programa británico de desempleo temporal permitió proteger unos 12 millones de puestos de trabajo en sectores que se vieron obligados a cerrar. Supuso un gasto público de unos 70.000 millones de libras (94.810 millones de dólares).

Estos son los temas que hasta ahora ha desarrollado el posbrexit y quedan muchos más pendientes, pero que también marchan vía a implementarse. Dos de ellos son un acuerdo para que los pescadores europeos y los acuerdos aduaneros para Irlanda del Norte.

En el primero de ellos se estableció que podrán seguir faenando en algunas aguas británicas siempre y cuando cuenten con una licencia, que se les concede si pueden probar que ya trabajaban allí antes del Brexit. En tal sentido, la isla de Jersey dijo que con corte a septiembre  había concedido 64 licencias definitivas para barcos franceses, aunque Francia había solicitado 169, y que había rechazado 75 solicitudes. 

Y, en el segundo, esta semana el gobierno británico señaló que está dispuesto a suspender unilateralmente los acuerdos aduaneros posbrexit para Irlanda del Norte si la Unión Europea no accede "pronto" a los cambios requeridos por Londres en esa región británica. Como se recordará este fue el tema más complejo y conflictivo de la larga negociación de divorcio fue cómo evitar una frontera entre Irlanda del Norte y la vecina República de Irlanda, miembro de ese colectivo comunitario.

“Un renacimiento británico” como lo calificó el ministro del Brexit David Frost o "reconstruir mejor" el país tras la pandemia, tal cual lo señaló el premier Boris Johnson. Esa es la hoja de ruta que el líder tory defiende férreamente porque, como lo expresó al inicio del posbrexit “tenemos en nuestras manos el futuro del Reino Unido”.

El congreso del Partido Conservador fue un masivo espaldarazo a la gestión del premier y que puede resumirse en el testimonio de uno de sus delegados, Max Darby: “No habrías visto esto hace 10, 15 años, tanta gente del norte llegando para apoyar al Partido Conservador…Creo que Boris tiene que estar haciendo algo bien si la gente como yo está más que contenta, de hecho orgullosa, de votar conservador”.