La firmeza de Bolsonaro | El Nuevo Siglo
Lunes, 3 de Octubre de 2022

* Mayorías brasileñas avalaron su gestión

* Dominio del Congreso y poder regional

 

Las elecciones del pasado domingo en Brasil han demostrado, una vez más, que las encuestas no siempre aciertan. Al mismo tiempo, los resultados acabaron con el mito de que Inácio Lula da Silva, dos veces presidente, era imbatible. La más prestigiosa firma de sondeos de opinión, horas antes de las urnas, daba por seguro el triunfo en primera vuelta del político socialista, otorgando apenas un 30% de los respaldos al presidente-candidato Jair Bolsonaro y un 50% al aspirante de izquierda.

Los resultados electorales demostraron que el más reciente fenómeno político de Brasil es, precisamente, Bolsonaro, quien se midió de tú a tú con un candidato dueño del Partido de los Trabajadores, el más fuerte de ese país por muchos años. Por el contrario, el mandatario de derecha llegó al cargo en 2018 casi en solitario, apoyado por una pequeña colectividad en la que casi nadie creía. 

Parte de la estrategia de campaña que desplegó Lula, condenado y encarcelado por sus escandalosos negociados, pero quien resultó libre por errores técnicos en el juicio, consistió en atacar al gobernante sin compasión, tratando de presentarlo como un monstruo sin sensibilidad social e ineficiente. Ese tipo de demagogia tuvo fuerte impacto entre sus seguidores, más en el curso de la contienda Bolsonaro se encargó de demostrar los inmensos aportes de su gestión para sostener la economía en medio de la crisis por la pandemia y su duro coletazo productivo y social. La ciudadanía valoró, igualmente, el apoyo a los sectores poblacionales más vulnerables en medio de la emergencia sanitaria.

Al final, aunque le hicieron mella algunas críticas por el manejo de la pandemia, se revalidó la eficiencia de las campañas de vacunación y los millones de vidas que se salvaron. Todo ello, mientras se preservó la producción agrícola e industrial, salvaguardando millones de puestos de trabajo. Igualmente, el ciudadano del común destacó la actitud gubernamental al defender los intereses del país y facilitar que se mantuvieran las buenas relaciones políticas con las grandes potencias sin importar su sino político. 

Todo ello explica por qué en las elecciones presidenciales el mandatario de derecha apenas estuvo cinco puntos porcentuales por debajo de Lula, en tanto que de 27 gobernaciones en juego Bolsonaro ganó en once y la izquierda solo en cinco. En el Senado, donde se disputaban 27 curules, la coalición del gobernante ganó 16 de los escaños y su contrincante solo conquistó ocho. Incluso, varios de los senadores electos pertenecieron al gabinete del actual gobierno. En la Cámara, el partido del presidente-candidato consiguió 23 diputados, para un gran total de 99, lo que determina que sea el partido con la mayor bancada parlamentaria.

Este resultado electoral contundente se debe, en gran parte, al extenuante trabajo político del mandatario, quien recorrió el extenso país de punta a punta, entrando en deliberación con partidarios y contrincantes. Este contacto directo fue clave en la campaña pese a que en la pasada contienda fue atacado a mansalva y herido por un sicario. Todo ello explica por qué el fenómeno político brasileño es el gobernante. Ganó en Rio de Janeiro, San Paulo y Brasilia, así como en las zonas más industrializadas. Lula, entre tanto, conservó su potencial en las regiones más pobres, en particular en el nordeste del país.  

Tras los resultados del domingo, ahora los sectores políticos, sociales, institucionales, gremiales y regionales confiarán más en el pulso firme del actual presidente, que ha demostrado que es capaz de defender los valores tradicionales, la religión católica, la familia, la propiedad, el orden y el rol de las fuerzas armadas. Al mismo tiempo, prometió avanzar en grandes reformas para seguir sacando del estancamiento histórico las regiones más atrasadas.

El desempeño superlativo de Bolsonaro y el amplio sector político que lo apoya, es claro que animará, de cara a la segunda vuelta, a la ciudadanía, sin importar su condición social. Resulta evidente que los brasileños respaldan su política de mano firme contra el hampa y la corrupción, junto con el sentir nacionalista de impulsar a la industria, la agricultura, el comercio y la voluntad inquebrantable de seguir creciendo como potencia.

Comienza ahora una nueva campaña en la que muchos sectores se realinearán con algunos de los dos candidatos. Serán semanas cruciales, pues los brasileños deben decidir entre la continuidad de una política social y económica sólida y con resultados, o el incierto regreso a la izquierda y sus convulsos gobiernos.