¿Cuál es la clave de conservación de las tortugas charapa? | El Nuevo Siglo
Foto Fundación Omacha
Domingo, 3 de Octubre de 2021

La charapa (Podocnemis expansa) es la tortuga más grande de Suramérica, habita en ríos y caños en las cuencas de los ríos Amazonas y Orinoco (Brasil, Perú, Venezuela, Bolivia, Ecuador, parte sur de la Guyana y Colombia), y durante la época de aguas bajas puede ser vista en grupos asoleándose en las playas fluviales previo al evento de anidación masiva.

Esta especie está catalogada en Colombia como Críticamente Amenazada (CR) por la disminución de sus poblaciones, el tráfico ilegal de sus crías para tenencia como mascotas y la comercialización ilegal de su carne y huevos. Es una especie emblemática de la región de los Llanos Orientales, hace parte de la cadena trófica de otros animales y cumple funciones ecológicas importantes para mantener el equilibrio de los ecosistemas acuáticos, como la dispersión de semillas y la recirculación de nutrientes al remover el fondo de los ríos para enterrarse. Tradicionalmente ha sido objeto de consumo por parte de las comunidades locales e indígenas de la región, sin embargo, en las últimas décadas el aumento de la caza indiscriminada para la venta ilegal de su carne y huevos ha puesto esta especie en un grave peligro.

Desde 2014, la Fundación Omacha y WCS Colombia desarrollan un proyecto de manejo y conservación de la tortuga charapa, en la cuenca media del río Meta, cuyo principal objetivo ha sido mantener el número de hembras reproductoras y sus áreas de anidación, a partir de un enfoque participativo y concertado con las comunidades, en el marco del Proyecto Vida Silvestre (PVS), que contó con el apoyo financiero de Ecopetrol, la Fundación Santo Domingo, TSA, Fondo Acción y la Fundación Segré.

Este proyecto se desarrolló en dos fases, la primera ejecutada entre los años 2014-2018 y la segunda entre el 2018-2021, años en los que se implementó una estrategia de conservación dinámica y adaptativa con dos pilares fundamentales: el involucramiento de las comunidades en el proceso de conservación de la tortuga y el manejo de la especie. Durante la primera fase se logró vincular al proceso de conservación a la vereda Santa María de la Virgen en el departamento de Arauca. A partir del 2018, tras el comienzo de una segunda fase se incluyeron habitantes de la inspección de Nueva Antioquia, Vichada.

Para la ejecución de la estrategia se desarrollaron actividades como el patrullaje de las playas de postura, el monitoreo de los nidos y de las hembras anidantes y la implementación de un acuerdo comunitario de no consumo de hembras y huevos en el área de implementación del proyecto disminuyendo, de esta forma, la presión sobre esta especie en actividades como: la captura de las hembras durante el desove, el saqueo de los nidos, y la comercialización ilegal de carne y huevos.

La herpetóloga y líder del proyecto desde la Fundación Omacha, Camila Durán, resaltó la participación activa del grupo comunitario conocido como “Padres Adoptivos de la Charapa” conformado por mujeres y hombres de las dos comunidades involucradas, quienes fueron fundamentales para el desarrollo de las acciones de monitoreo y seguimiento durante la época de anidación de la tortuga y con los cuales se realizaron procesos de fortalecimiento de capacidades técnicas y operativas, relacionadas con la investigación y el manejo de la tortuga Charapa, como también con el fortalecimiento de los procesos sociales tales como el desarrollo de proyectos productivos asociados a la conservación, el acercamiento con las autoridades y entes reguladores territoriales, así como la vinculación y el intercambio de conocimiento con las instituciones educativas en el proceso de conservación.

Este proyecto contó con un seguimiento a siete temporadas reproductivas de la especie, las cuales arrojaron datos interesantes respecto a la cantidad de hembras anidantes en la región que, si bien varían año tras año, se documentaron años en los que se registraron grupos de más de 2500 hembras poniendo sus huevos en estas playas de anidación de los casi 40 km de río en los que se implementan las acciones del proyecto.

 

Los padres adoptivos

Con la culminación, en el primer semestre del 2021 de la segunda fase del proyecto PVS, se logró evidenciar que las acciones de manejo y conservación implementadas permitieron corroborar el efecto positivo de la vigilancia comunitaria en el proceso de conservación de las hembras anidantes, así como una disminución en algunas de las principales amenazas para la especie en la región.

Se consiguió la implementación exitosa de las estrategias, mediante procesos de capacitación y sensibilización involucrando y articulando a los habitantes de las dos comunidades que participaron en el proceso con las autoridades ambientales y los entes de control regional.

Además, se desarrollaron adicionalmente actividades de educación ambiental con más de 560 estudiantes de 16 instituciones educativas públicas del casco urbano y rural, con el objetivo de generar conciencia sobre la importancia de la conservación de la especie para la región y reducir así el consumo y la caza para comercialización ilegal tanto de tortugas hembras como de sus huevos. En estas actividades participaron niños, niñas y jóvenes de diferentes grados, de educación básica primaria y secundaria.