Reformar el Consejo de Seguridad de la ONU, una utopía | El Nuevo Siglo
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Domingo, 2 de Octubre de 2022
Redacción internacional

Ante los referendos que orquestó Rusia para anexar cuatro regiones ucranianas, las que proclamó este viernes como sus territorios en un nuevo paso del Kremlin para expandir su dominio, el mundo reaccionó condenando este hecho por violar el Derecho Internacional y la Carta de Naciones Unidas y anunciando nuevas sanciones. Sin embargo, la Organización creada para preservar la paz mundial (ONU) a más de elevar su voz no pudo hacer nada ya que su resolución de condena naufragó ante el veto de Rusia y la abstención tanto de China como de Brasil en el Consejo de Seguridad.

Si no fuera por las sanciones económicas y por la contraofensiva que desde un principio logró consolidar (y posteriormente mantener con ayuda de Occidente) el presidente ucraniano Volodimir Zelenski, probablemente Moscú habría logrado su objetivo de conquista mucho antes y con la ONU de testigo. ¿No sería hora de cuestionarse la funcionalidad del Consejo de Seguridad y de plantear en el debate público una reingeniería a toda esa Organización?

De acuerdo con el internacionalista Alex Montero, para quien estos referendos abrieron la puerta a Moscú para que, a futuro adelante este tipo de consultas en otros estados, la ONU no se debería rediseñar, se debería cerrar.     

EL NUEVO SIGLO: ¿Cómo se debe entender el referendo que adelantó Rusia en las regiones de Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia?

ALEX MONTERO: El referendo es un episodio más de la política y diplomática rusa. En la creación de toda una narrativa alrededor de la guerra, en la que por ejemplo no se refieren a una invasión sino a una operación militar especial. Ahora están justificando, con unos referendos tremendamente manipulados, que la población rusa e incluso ucraniana de estas cuatro regiones, prefieren ser parte de Rusia. Eso tendrá un efecto operacional: cuando estos sean territorios, desde la perspectiva de Moscú, rusos, Vladimir Putin está abriendo la puerta para argumentar que cualquier operación militar responderá a agresiones a su territorio. Sin duda, estos referendos tendrán un efecto discursivo, político y operacional.

ENS: ¿Qué está persiguiendo Rusia con acciones como éstas?

AM:  Después de la Segunda Guerra Mundial, desde que se crearon las Naciones Unidas y se generó el ordenamiento internacional contemporáneo, es ilegal para cualquier Estado ocupar o anexar territorios por la fuerza. Esa, por ejemplo, es una de las cosas que más se le ha cuestionado a Israel en el marco del conflicto palestino-israelí.

Una anexión abierta por parte de Rusia sin duda alguna contrariaría la carta de las Naciones Unidas y el ordenamiento internacional actual, así que lo que Moscú buscó con esos referendos fue saltarse esta crítica al poder decir: “estoy anexando estos territorios no por vía militar sino a través de un acto democrático en el cual dichas regiones tomaron la decisión de sumarse al territorio ruso”. Evidentemente esta fue una figura burda y peligrosísima, pero que le permitirá al país hacerle el quite al derecho internacional.

ENS: ¿Por qué es tan peligroso?

AM: Porque deja la puerta abierta para que en otras regiones del mundo, habitadas mayoritariamente por rusos, como por ejemplo en los Estados Bálticos (Estonia, Letonia y Lituania), sea utilizada la misma fórmula. Es un antecedente tremendamente peligroso para que, en adelante, cualquier territorio sea anexado a Rusia a través de una figura manipulada como esta.

ENS: ¿Con la reciente intención de Ucrania de adherirse a la OTAN, qué escenario de resolución le ve a la guerra?

AM:  Antes de la contraofensiva ucraniana esta era una guerra de desgaste, pero con la misma el panorama cambió sustancialmente. Los ucranianos lograron hacer una acumulación de fuerza tan importante que lograron quitarle a Rusia uno de sus flancos operativos, que fue toda la región de Járkov hacia el oriente. Hay una variable militar que se llama iniciativa de combate que hoy tiene Ucrania, lo que nos indica que Kiev no se va a detener y va a seguir intentando recuperar territorios.

Pero ahí está el punto de volatilidad. Esos son territorios que hoy Rusia, a partir de los referendos, dice que son de ellos. De esta manera, a los ojos del Kremlin un ataque a esos territorios sería un ataque a suelo ruso. Y lo peor: sería una agresión a su territorio con armamento norteamericano. Estamos frente a una situación tremendamente inestable, mucho más de lo que había hasta ahora y que puede salpicar a la OTAN, a Washington… A todo el mundo. De ahí lo peligroso de este referendo. 



El accionar de la ONU

ENS: Ante las acciones rusas en Ucrania lo único que hemos visto de la ONU han sido expresiones de condena. ¿Debería reformarse el Consejo de Seguridad para que haya acciones contundentes de la comunidad internacional?

AM: Claramente sí. Las Naciones Unidas son un fósil de la Segunda Guerra Mundial que se crea sobre los pilares de un sistema internacional que estaba falleciendo y se montó sobre un régimen que, en ese momento, pretendía ser bipolar flexible, es decir que tendría que haber una cierta colaboración entre los vencedores, que son quienes configuraron el Consejo permanente, pero con la clara figura de dos grandes líderes: Estados Unidos y la Unión Soviética.

Con el paso del tiempo esta gran expectativa de las Naciones Unidas quedó deshecha, pues nunca logró consolidarse un sistema bipolar flexible con cooperación entre los dos polos, sino que terminó siendo bipolar y rígido, en donde Washington ni Moscú estuvieron dispuestos a cooperar. Por el contrario, ambos quisieron imponer sus intereses y así lo hicieron, cada uno de ellos en sus respectivas órbitas.

China, por su parte, fue durante mucho tiempo un miembro del Consejo de papel porque ni siquiera era China continental sino Taiwán, hasta que Estados Unidos negoció con Beijín en el periodo Nixon. Y Francia y Reino Unido también eran como invitados de papel.

Hoy, con la misma metodología y los mismos integrantes, la ONU tiene un atraso de por lo menos 70 años tanto en su configuración como en su estructura, porque nunca se ha transformado. Hay estados poderosos que, sin duda alguna, quisieran entrar a ser miembros permanentes con derecho al veto como Alemania, Japón, India, la misma Turquía, pero para que esto ocurra los cinco estados con derecho al veto tendrían que ponerse de acuerdo para renunciar al poder que tienen y eso no va a ocurrir. Estamos frente a una sin salida.

ENS: ¿Este atraso de la ONU qué efectos ha tendido?

AM: Esto ha llevado a que haya una inoperancia absoluta. Las Naciones Unidas sirven en su plano asistencial, es decir en sus organizaciones que ofrecen asistencia humanitaria, que manejan temas culturales o patrimoniales, por hacer mención de algunos. Pero en los temas gruesos de política internacional, cuando tiene que preservar la paz, tomar cartas decisivas para proteger la soberanía de un Estado o incluso de una población, ese es el plano en el que nunca ha funcionado, aunque se creó precisamente para eso. Y no lo ha hecho porque la decisión siempre va a chocar con los intereses particulares de alguno de los cinco miembros del Consejo de Seguridad.

El Consejo de Seguridad no sirve absolutamente para nada cuando hay que tomar una decisión política de peso y si esta realidad ya era clara, este año quedó aún más demostrado. En cualquier conflicto de gran impacto, el Consejo de Seguridad inmediatamente queda bloqueado.

ENS: ¿Entonces cómo podría el mundo frenar a un país que está violando la soberanía de otro, como por ejemplo Rusia?

AM: Esta es una gran pregunta porque en la historia del sistema internacional tan solo ha habido dos momentos en los cuales ha habido estructuras con la pretensión de poner orden en el sistema internacional: la primera fue la Sociedad de Naciones creada después de la Primera Guerra Mundial. No sirvió y en vez de evitar la guerra puso al mundo ante una nueva confrontación por haber dejado actores relevantes por fuera, como lo fue Alemania.

Y la ONU, después de la Segunda Guerra Mundial. Esta especie de gobierno mundial o mejor: de un cuerpo colegiado que tome decisiones por el bien de la humanidad, pues tampoco sirve. Hoy no sirve y en el pasado tampoco lo ha hecho. Así que, más allá de sus programas asistenciales, culturales y de otra índole, no sirve. Yo creo, después de dos intentos fallidos, que este tipo de organizaciones no deberían existir.

PIE DE FOTO: El internacionalista Alex Montero en diálogo con EL NUEVO SIGLO alerta sobre los peligros que abre la decisión rusa de anexar cuatro regiones ucranianas./Cortesía. 

DESTACADO: "Yo creo, después de dos intentos fallidos, que este tipo de organizaciones no deberían existir"