Gobierno para 5 años, la apuesta de la derecha italiana | El Nuevo Siglo
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Sábado, 24 de Septiembre de 2022
Redacción internacional

GANAR con una alta votación en las legislativas es el primero más no el único objetivo del frente unido de derecha en Italia. Lograr un gobierno fuerte que pueda cumplir el mandato constitucional de cinco años es el norte de un revivido conservatismo en todas sus formaciones: Hermanos de Italia, La Liga y Forza Italia.

“Nacionalistas”, “antieuropeístas” y “radicales” son algunos de los calificativos que la izquierda -que no aliarse-  han dado a sus opositores que, de la mano de la joven parlamentaria Giorgia Meloni y sus reconocidos aliados, Matteo Salvini y el decano político, Silvio Berlusconi, se encaminan a marcar varios hitos hoy en la jornada de las urnas.

Descontando que “Hermanos de Italia” con su líder “La Meloni” –como se le ha llamado en campaña- sea la más votada, alrededor del 25% según las encuestas, que sería el primer gran logro de este movimiento que desde su formación hace 15 años se trazó como objetivo revivir la derecha, el segundo sería que el apoyo ciudadano a dicha coalición sea mayoritario. Se indica que estaría entre el 45% y el 50% y, de darse, serían la bancada mayoritaria tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado.

Ello, de suyo, les da una fortaleza tal que inclusive podrían sacar avante una reforma a la Constitución, tema que está ‘en ciernes’ no sólo para modernizarla sino para dotar al jefe de gobierno de mayores facultades para evitar la inestabilidad política, una constante en el país en las últimas décadas.

De darse estos dos primeros hitos se encaminarían a uno de marca mayor y que reafirmaron los tres líderes quienes aparecieron juntos en la “toma de Roma”, este jueves, cuando cerraron la intensa campaña: formar un gobierno de largo aliento con el que se cumplan los cinco años establecidos y necesarios para implementar la agenda programática presentada a los electores.

“Italia no quiere ser gobernada por la izquierda” sostuvo el empresario, expremier y estratega político Silvio Berlusconi (Fuerza Italia) en dicho acto en el que también denunció “la opresión fiscal” y la “invasión incontrolada” de los inmigrantes.

El “capitán” Matteo Salvini, (La Liga) recordó el gran objetivo de la coalición de derecha: “gobernar bien y juntos durante cinco años”, al tiempo que se comprometió a “proteger a Italia y a los italianos”.

Por su parte, Giorgia Meloni, la oradora central del cierre de campaña en la capital italiana, recordó los mensajes claros de campaña y la hoja de ruta para el futuro gobierno para el que dijo “estamos preparados, lo verán el domingo”, enfatizando que su prioridad es defender el “interés nacional” del país frente a Europa.

"Queremos una Italia fuerte, seria y respetada en la escena internacional", dijo, comprometiéndose también a poner en marcha "una reforma de las instituciones italianas" hacia un régimen presidencialista que garantice la "estabilidad" en un país conocido precisamente por su inestabilidad gubernamental.

Los tres líderes son conscientes que están ante una oportunidad de oro e imperdible, al igual de que las negociaciones que se avecinan para formar gobierno serán complejas y exigirán consensos en temas tan sensibles como la posición frente a la guerra en Ucrania y forma de mitigar los altos costos de electricidad y gas, coletazo tanto de la pandemia como la invasión militar rusa.



Solo para citar dos ejemplos de estos: mientras Meloni ha sostenido que está con la OTAN y apoyó las sanciones occidentales contra Rusia, Salvini, amigo de Vladimir Putin (al igual que Berlusconi) se opuso por considerar que perjudican a los italianos al pagar luz y gas a un precio alto. Este último también propuso un fondo especial para los hogares y las empresas de manera de mitigar los altos costos de energía, pero la Hermana de Italia sostiene que debe implementarse una política presupuestaria responsable y no aumentar la deuda pública.

Se trata de desavenencias que se pueden superar en aras de formar un gobierno de largo plazo y, sin duda, Berlusconi actuará como mediador no solo por su influencia y experticia, sino porque su Fuerza Italia alcanzaría el 8% de los votos en las anticipadas legislativas de este domingo.

Parlamentaria desde el 2006, actividad que solo interrumpió para ejercer el Ministerio de la Juventud bajo el gobierno de Berlusconi –la más joven en llegar a una cartera-, Meloni descolló rápidamente en la política, inclusive en la internacional, cuando invitada a un mitin del partido español Vox sostuvo “"Sí a la familia natural, no a los  lobbies LGTBI;  sí a la identidad sexual, no a la ideología de género; sí a la cultura de la vida, no al abismo de la muerte; no a la inmigración masiva, sí al trabajo para nuestros ciudadanos; no a las grandes finanzas internacionales, sí a la soberanía de los pueblos; no a los burócratas de Bruselas y sí a nuestra civilización y no a quienes quieren destruirla".

Esas frases resumen su pensamiento político, el que expuso durante toda su campaña, aunque con un tono más moderado y que englobó en un lema que ha sido su norma de vida personal y política: “Dios, Patria y Familia”.

Es por ello que sus opositores de izquierda, a través de los defensores de los derechos civiles, han pedaleado una campaña de miedos infundados argumentando que un triunfo de Meloni pondría en peligro los ‘avances’ que se han tenido frente al aborto y el matrimonio entre personas del mismo sexo.

Así mismo se disipado temores de que un gobierno de esta joven conservadora pueda poner en cuestión los principios fundamentales de la Unión Europea, como sucedió en Hungría y Polonia, pero según Mabel Berezin, socióloga de la Universidad estadounidense de Cornell son exagerados, máxime cuando la “Hermana de Italia” dijo recientemente que mantendrá al país en la Unión Europea pero modificando algunos lineamientos y bajo ese criterio quiere renegociar  el plan de recuperación pos-covid, financiado con casi 200.000 millones de euros por la UE, (sin desembolsar) de manera que se tenga en cuenta el elevado costo de la energía tras la guerra en Ucrania.

En cuanto a la férrea defensa de la vida y el derecho a nacer, Meloni anticipó que “no tocaremos la ley del aborto” y que lo que pretende es ofrecer mostrar a las mujeres que tienen dudas en abortar “que hay otras opciones”.

Sin embargo, defensoras de la interrupción voluntaria del embarazo, como la excomisaria europea Emma Bonino, líder del partido "Más Europa", teme que una vez la derecha en el poder criminalice esa práctica con medidas que vayan desde la dificultad para obtener las pastillas abortivas o encontrar ginecólogos dispuestos a realizar el aborto como ocurre en la región de Las Marcas (centro del país) gobernada por Hermanos de Italia.

Allí, recuerda Bonino, se prohibió el uso de la píldora Ru-486, que según la legislación nacional se permite hasta la novena semana, son muy pocas las clínicas públicas que ayudan a las mujeres a abortar y a la tasa de ginecólogos objetores de conciencia es del 70% (el promedio nacional es del 64%).

Con ese discurso claro, lenguaje sencillo, sin tapujos para hablar y encarando los temas que más preocupan a los ciudadanos, como son el elevado costo de vida, las ayudas sociales, la generación de empleo y estar bajo la cerrada batuta de la Unión Europea, Meloni se convirtió inesperadamente en un fenómeno político y en un símbolo de emancipación de la mujer, ya que tanto ellas como ellos la exaltan como una madre soltera, fuerte, segura y comprometida “con los intereses de los italianos primero”.

Las cartas están echadas y el ganador de la partida legislativa solo se conocerá al atardecer de hoy. Si se confirman los vaticinios de las encuestas, las tres fuerzas unidas de la derecha alcanzarán una mayoría de los escaños en las dos Cámaras –400 se eligen para C. de Diputados y 200 para Senado- gracias a la holgada ventaja sobre el socialdemócrata Partido Democrático (PD) de Enrico Letta, que no logró aliarse ni con el centro ni con la izquierda.

Al acecho estará el antisistema Movimiento 5 Estrellas, al que los sondeos atribuyen un 11%, que no solo espera que le vaya mejor a lo proyectado, sino que en un hipotético desacuerdo en el frente de derecha sería clave en la formación de gobierno que el presidente de Italia, Sergio Matarella encargará, preferentemente a un parlamentario, después del 13 de octubre cuando inicie la nueva legislatura.