El burro y el elefante | El Nuevo Siglo
Viernes, 4 de Septiembre de 2020

A medida que avanza la campaña electoral en los Estados Unidos, luego de la proclamación de los candidatos en las convenciones de los Partidos Demócrata y Republicano Joe Biden y Donald Trump, la gente se pregunta por las diferencias que se perciben en esos eventos con los de los partidos nuestros, lo mismo que el espectáculo que se ofrece en el gran país del Norte. Muchos espontáneos se preguntan por qué se utilizan dos mascotas como símbolos de esos dos grandes partidos. Entones, ¿Por qué el de los Demócratas es un burro y el de los Republicanos es un elefante? Su explicación es un poco anecdótica.

Esos símbolos se deben al ingenio del ilustrador o gran caricaturista norteamericano Thomas Nast. Las crónicas dicen que Andrew Jackson, quien gobernó su país entre 1829 y 1837, en la campaña fue comparado por sus adversarios con la figura de un asno por su poca inteligencia, tozudez y estrechez de mira que, al parecer, no le disgustó del todo porque la alusión le sirvió para resaltar cualidades del animal como la modestia y la capacidad para el trabajo. Se dice que desde entonces comenzó a adoptarse la figura del burro como símbolo del Partido Demócrata.

Por otro lado, recuerdan las crónicas que durante el periodo de Abraham Lincoln-1861,1865- el gobierno utilizó la imagen del elefante en varios carteles en los que anunciaba la entrada en combate. Del mismo modo, en 1874 Nast publicó la caricatura conocida como Third Term Panic (pánico a un tercer mandato) en la que hace críticas a la coyuntura política que se vivía en ese momento  y la versión que circulaba sobre la eventual aspiración del presidente Ulises Grant de postularse para un tercer mandato; el caricaturista comparaba al Partido Republicano con un elefante, por lo que muchos atribuyen a esta caricatura la popularidad que adquirió el elefante como emblema de los Republicanos, y Nast continuó utilizando a los dos animales como símbolos de ambos partidos.

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En Colombia tenemos que hacer el esfuerzo de preservar la institucionalidad porque lo contrario nos puede conducir a la anarquía. Sobre el proceso que se le adelanta al expresidente Uribe hay mucho apasionamiento en el debate público. Este es un proceso judicial que registra pocos antecedentes en la vida del país, porque tiene unas características que lo singularizan por tratarse de un expresidente de la República y de un líder político en ejercicio. Una vez conocida la decisión tomada por la Sala de Instrucción de la Corte Suprema de Justicia sobre la pérdida del fuero del expresidente y Senador Uribe por su renuncia, hay que permitir que la Fiscalía General adelante la tarea que le corresponde con independencia y responsabilidad.

Los colombianos somos muy dados a la especulación sobre casi todos los temas de interés público. De este sonado proceso estará pendiente la Procuraduría General, los círculos de abogados, los medios de comunicación. Prácticamente todo el país. Por ello hay que evitar tanta especulación y permitir que los organismos competentes actúen.