L'État, c'est moi* | El Nuevo Siglo
Miércoles, 18 de Septiembre de 2019

Enseña la historia que adular al detentador de la soberanía trastorna la democracia, el ejercicio del poder racional, y conduce al abuso autoritario y atropello a los derechos de los gobernados; son muchos los paradigmas al respecto y para resumir este predicado cito dos ejemplos: el “liderazgo” de Juan Calvino y la dictadura de Luís XIV de Francia. Las razones del servilismo, no cabe duda, fueron el interés de lograr favores personales recibidos como contraprestación de la lisonja. El acuerdo de Paz de los Pirineos (1659) es un antecedente de los abusos del Rey del Sol, confiado en la humillación de los súbditos; la misma lección se aprende estudiando la tiranía de Calvino, despotismo apoyado por sus fans para defenderle sus afectaciones de género, idolatría religiosa que trasciende en Francia provocando la matanza de San Bartolomé en la noche del 23 de agosto de 1572, incitada por los duques católicos.

La guerra del Vietnam, (1959-1975) entre los militantes del imperio gringo y los zalameros del comunismo soviético, es un evento que corrobora lo que se piensa acerca de la inconciencia que los pueblos tienen acerca de lo que significan en la realidad sus derechos, para su propia vivencia y no la subordinación para alabar a los “reyes”. Este episodio, vivido en el siglo pasado, ya se ha olvidado, casi del todo, tanto que se repite frecuentemente y no obstante que en la teoría se predica, por los religiosos y los políticos, que el fin de la organización de las comunidades no puede ser otro que alegrar a sus miembros brindándoles satisfacción a sus necesidades elementales. La historia de los racionales está saturada de su maldita miseria.

Otro suceso, del cual este país fue protagonista, sin causa o motivo valido, salvo su servilismo, fue el conflicto de Corea, (1950-1953). Si, allá asistieron hermanos patrios, integrantes del “Batallón Colombia” corriendo riesgos y jugando su vida, como en el combate del “Monte Calvo”, capítulo del cual, cuando tuve la ocasión de vivir en Seúl, averigüe como había sido y, en términos sencillos, un traductor que auxilio a las tropas colombianas me refiero que se defendieron los soldados con piedras y cuchillos, pues los gringos los abandonaron y no les quedo otra alternativa que correr para salvarse.

Una inspiración intuitiva me convida a recordar este episodio y porque siempre he supuesto que pueblo que no conoce la historia está condenado a repetirla. Y lo que ahora está casi maduro con la actuación del duque, me lleva a suponer una guerra como las que he comentado, conflictos en los cuales el pueblo ha muerto y los promotores del combate han recibido los beneficios pretendidos. La guerra es la fuente de la política -TIAR. 1947- y, también, su expresión y todo porque la ideología del derecho está en manos de fantasiosos que alegan que la ley es la razón del poder, olvidando que quien lo detenta, de él abusa.

* El estado soy yo