Francisco da otro paso: acercamiento con China | El Nuevo Siglo
AFP
Domingo, 23 de Septiembre de 2018
Redacción internacional con AFP
Papa reconoció a obispos nombrados por Pekín, lo que sería una estrategia para que el gobierno permita la libre expresión católica en ese país. Entre tanto, Taiwán teme perder a su gran aliado, el Vaticano

 

INÉDITO, sorpresivo y de hondas implicaciones. Así han calificado expertos en religión y política el acercamiento histórico entre el Vaticano y China, tras el reconocimiento oficial de la Santa Sede a obispos nombrados por Pekín y que podría ser un primer paso hacia la normalización de las relaciones diplomáticas, tras 67 años de separación.

El anuncio vaticano fue tomado con optimismo por millones de católicos en China e inclusive en Hong Kong y Taiwán porque podría representar, en el inmediato futuro, el fin de lo que se conoce como la “iglesia subterránea”, es decir los creyentes y practicantes que profesan su fe y rituales desde la clandestinidad  ya que el régimen chino solo acepta ese catolicismo que puede controlar, el que es llamado “oficial”.

El acuerdo anunciado el sábado trata sobre el nombramiento de obispos, una fuente de discordia desde hace décadas entre la Iglesia y el régimen chino. El Papa aceptó reconocer a siete obispos que habían sido nombrados por Pekín sin su consentimiento. Esta decisión coincide con una iniciativa del régimen del presidente Xi Jinping para controlar a las comunidades religiosas, principalmente católicas y musulmanas. 

El secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, acusó a Pekín de "cerrar iglesias, quemar biblias y obligar a los fieles a firmar papeles para renunciar a su fe".

En el marco de la política de "sinización" de las religiones, los santuarios están obligados a exhibir la bandera nacional china y la constitución, así como a eliminar símbolos religiosos en el espacio público. Además las misas están ahora prohibidas a los menores. 

Las opiniones de los fieles de la llamada Iglesia clandestina están divididas, ya que mientras algunos la ven como el reconocimiento oficial a su fe y prácticas, otros creen que el acuerdo China-Vaticano no recoge ninguna garantía en materia de libertad religiosa. 

"Este acuerdo quizá arregle la cuestión de los siete obispos [...] pero no cambia en nada el verdadero problema y la situación de la Iglesia", declaró un cura de la Iglesia clandestina, que pidió el anonimato. 

El cardenal Joseph Zen, un exobispo de la antigua colonia británica conocido por no morderse la lengua, acusó al Vaticano de "renunciar a sus opiniones" antes del anuncio del acuerdo, y poco después añadió que le preocupaba el alcance del texto.

"¿Qué dirá el gobierno a los católicos de China? 'Obedézcannos, la Santa Sede ya está de acuerdo con nosotros'?", escribió en un blog.

Reacciones

A pesar de ello, los fieles hongkoneses tendían a ser favorables al texto. En la catedral de la Inmaculada Concepción de Hong Kong, una feligresa que se presentaba con el nombre de Teresa consideraba "positivo que haya más contacto". En su opinión, el acercamiento entre Pekín y el Vaticano no será sinónimo de injerencia en los asuntos de las iglesias católicas de este territorio semiautónomo, controlado por China desde 1997.

En Hong Kong, con unos 7 millones de habitantes, hay alrededor de 580.000 católicos, que practican libremente su fe, como ocurre con el budismo, el taoísmo o el protestantismo.

Pero el acuerdo podría tener implicaciones políticas y el que resultaría afectado sería Taiwán, isla cuya soberanía reivindica Pekín, ya que el Vaticano es uno de los 17 Estados del mundo que reconoce el gobierno taiwanés en detrimento del de China. El acercamiento que se está dando podría conllevar, a largo plazo, el establecimiento de relaciones diplomáticas entre China y el Vaticano.

La isla de Taiwán vive su propio destino desde 1949, cuando los nacionalistas del Kuomintang huyeron de la China continental tras ser derrotados por las tropas de Mao Zedong. Pero Pekín sigue considerándola parte integrante de su territorio.

China exige a sus aliados que rompan relaciones diplomáticas con Taipéi. El Vaticano es uno de los últimos 17 Estados del mundo que reconoce el gobierno de Taiwán.

"Creo que, al firmar el acuerdo, la voluntad del Papa es promover la libertad religiosa más que establecer relaciones diplomáticas con China, no hay que politizar" el texto, piensa Yuan Shi-min, un fiel en Nuestra Señora de Fátima, en Taipéi. 

El taoísmo y el budismo son las creencias dominantes en la isla, pero 300.000 de los 24 millones de taiwaneses son católicos.

Además de su prestigio religioso, el Vaticano es el único aliado de Taiwán en Europa. Un cambio en este compromiso supondría "un golpe muy duro para la diplomacia taiwanesa", señala Ying Fuk-tsang, especialista en religiones de la Universidad China de Hong Kong.

El acuerdo firmado en Pekín no menciona sin embargo la cuestión diplomática. El gobierno taiwanés, por su parte, afirmó que la Santa Sede le había confirmado que el acercamiento con Pekín no alteraría en nada las relaciones con Taiwán.

Pero según el sinólogo Jonathan Sullivan, de la Universidad de Nottingham (Reino Unido), "es difícil no ver en ello el primer paso" hacía un cambio de reconocimiento diplomático.

"Todavía no está de actualidad pero Pekín no esconde su deseo de robarle a Taiwán su aliado más importante", agrega.

Cruzada

El papa Francisco, que desde que asumió el pontificado en 2013multiplicó los gestos hacia China, ha dicho que le gustaría visitar un día ese país. Un deseo que parece difícil de cumplir sin relaciones diplomáticas. 

Pero el acercamiento en curso podría darle al Papa más influencia en la vida de los 12 millones de católicos chinos y de su clero, según el sinólogo Francesco Sisci, de la Universidad del Pueblo, en Pekín.

"Es verdad que decenas de iglesias están siendo destruidas, al menos parcialmente. Pero otras miles siguen en pie o se están construyendo", destaca el italiano. "No será fácil, pero si el Vaticano no intenta hacer algo ahora, ¿cuándo lo hará?"./Redacción internacional con AFP