No improvisemos (I) | El Nuevo Siglo
Lunes, 19 de Septiembre de 2022

 Desde el comienzo se sabía que la campaña populista de Petro no podría cumplir todas sus promesas. Al posesionarse él y sus funcionarios fueron planteando sus ideas originales sin análisis previo y sin consideraciones políticas serias. Es obvio que una cosa es ser candidato y otra presidente. Petro enfrenta hoy unos problemas graves que va a tener que resolver inteligentemente con la colaboración del Congreso y de la sociedad.

Voy a mencionar en primer término las acciones de hecho, los bloqueos y las invasiones que no son accidentales sino producto de promesas fallidas y son inesperadas en un régimen de izquierda que se supone va a mejorar las condiciones de los más pobres. En Bogotá siguen las pedreas en el Portal de las Américas, en la Universidad Nacional y otros sitios, sin la presencia del Esmad, que se ha dejado inactivo. El bloqueo a la Central del Guavio que culmina con una transacción del gobierno que vio venir un apagón, prueba que las vías de hecho funcionan. Y las invasiones de tierras, que se creía que solamente se presentaban en el Cauca, ahora se cuentan por cientos en todo el país, incluidas las ciudades. De paso, echar a sesenta altos comandantes de las fuerzas militares para dejar unos generales inexpertos al mando y prometer eliminar el servicio militar, abre el camino para que se sepa que no habrá sanciones (Petro pidió liberar a los detenidos de la primera línea) y que todo se reduce a una promesa de dialogar indefinidamente.  

No voy a detenerme mucho en la reforma tributaria que ha sido analizada a fondo por especialistas. Los expertos han dicho que con el alza de recaudos fiscales (más de 22 billones de pesos) por los precios de los minerales que exportamos (que queremos gravar adicionalmente y prohibir que se sigan explorando) se cubre de sobra lo que se pretende obtener con la reforma. Es claro que el sistema es inequitativo por las exenciones (basta mirar cuánto de los que ganan los congresistas y los jueces de las altas cortes es gravable y cuánto no) pero no es gravando las pensiones, que han sido ganadas por una vida de trabajo y de ahorro, como se corrigen. Ni estableciendo doble tributación a las empresas y a los dividendos. Aún antes de que se apruebe la reforma ya bajó la inversión extranjera. Y, a propósito, 10 millones de pesos a las tasas de hoy son menos de lo que se gana con el salario mínimo en los Estados Unidos. 

Sustraer una porción de los ahorros pensionales a través de una transferencia inconstitucional a Colpensiones, significa convertir una inversión en gasto. Los futuros pensionados van a pensarlo muy bien antes de someterse a una expropiación y, en el futuro, el sistema va a colapsar. 

La teoría del “decrecimiento” no tiene ni pies ni cabeza e implica injerencia en cómo otros Estados manejan su economía. Colombia, que ocupa el puesto 43 por su aporte al PIB mundial y el 63 en PIB per cápita, no puede pedir a otros que decrezcan. ¿Estamos nosotros dispuestos a decrecer cuando con gran esfuerzo hemos crecido los últimos años y somos la cuarta economía de América Latina? 

La transición energética es bastante confusa porque supone que vamos contribuir al mejoramiento mundial del medio ambiente, pero desmejorando nuestras condiciones económicas porque llegaremos a depender de los combustibles venezolanos para mover nuestros equipos (incluyendo maquinaria industrial y de obras públicas) y nuestras cocinas. Más bien aprovechemos las vacas gordas, aumentemos nuestras reservas de gas y petróleo para defender nuestra soberanía energética y, al menos, ensayemos el fracking.