
La zona, una selva espesa que alberga numerosos ríos, más de 8.300 hectáreas de bosque seco tropical e hiperhúmedo e innumerables especies de fauna, corre el riesgo de ser afectada por la minería ilegal, la tala o el cambio del uso del suelo.
Es por ello que desde 2021 la Corporación Autónoma Regional del Chocó (Codechocó), junto a otras entidades, entre ellas Cocomacia, iniciaron el proceso para que se cree el Área Protegida Cabí-Ichó.
Son más de 30.000 hectáreas que se busca proteger en este epicentro de la biodiversidad, ubicado entre los municipios de Quibdó y Atrato.
Allí nacen numerosos ríos que abastecen de agua a las comunidades locales y a los 130.000 habitantes de Quibdó, cuerpos fluviales que también tienen una importancia escénica y recreativa para los chocoanos.
Se pretende la restauración y el uso sostenible de las 5.300 hectáreas de agroecosistemas (una mezcla de bosques secundarios con bosques plantados), árboles frutales y palmeras (borojó, Alibertia patinoi), coco, guayaba, cacao, chontaduro, fruta del pan, anón, guama y cultivos de pequeña escala, de subsistencia, principalmente de piña de sombra, plátano, lulo, caña de azúcar, yuca, maíz, entre otros.
“Este proceso de declaratoria busca proteger un área de gran importancia ambiental que integra la estructura ecológica de la selva pluvial central localizada en el valle del río Atrato. Patrimonio natural que se compone de ecosistemas de bosques húmedos tropicales que equilibran la ecología, proporcionan diversos servicios ambientales a la población; además de generar procesos de regulación hídrica con componentes de flora y fauna. Se destacan especies exóticas de murciélagos y ranas, siendo toda esta riqueza identificada como valores objeto de conservación”, explica Codechocó.
“Desde 2021 iniciamos este proceso de declaratoria, liderado por las comunidades negras con el apoyo de actores estratégicos. El mismo ha pasado por fases como la preparación, aprestamiento y levantamiento de información, para finalmente llegar a lo que será la consolidación de la primera Área Protegida de carácter regional en los municipios de Quibdó y Atrato. Esta zona es ambientalmente estratégica no solo para el departamento del Chocó, sino para el país, y protegerla es un deber para garantizar la preservación de su biodiversidad”, manifiesta Árnold Alexánder Rincón López, director de Codechocó.
Los pasos
A los trámites que se han venido realizando se sumó el diálogo intercultural entre Codechocó, las comunidades de consejos locales, el Consejo Mayor y el Ministerio del Interior, donde se firmaron los acuerdos establecidos en el marco de la consulta previa del proceso de declaratoria y formulación del Plan de Manejo de la futura área especial ubicada en el corredor Cabí-Ichó.
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La firma se dio tras dos años de concertación con los diferentes actores que tienen influencia en la zona y los cuales ahora reiteraron su interés en sumarse a los procesos de conservación que permitirán el uso sostenible de los recursos naturales de siete zonas.
Para diciembre
De acuerdo con el ingeniero forestal y subdirector de Codechocó, Néyver Obando Mosquera, “según la ruta para la declaratoria de áreas protegidas, ya se cumplió la fase 1 (preparatoria), estamos finalizando la fase 2 (aprestamiento) y en esta se ha realizado el levantamiento de información base, definición de categoría, nombre, usos, límites, esquema de manejo conjunto, objetivos y objetos de conservación, al igual que se surtió la consulta previa”.
Explica que el área comprende “30.457 hectáreas en los municipios de Quibdó y Atrato. Se encuentra incluida parte de los corregimientos de Pacurita, Guadalupe, Tutunendo, San Francisco de Ichó, La Troje, San Martín de Purré y San José de Purré”.
En esa área se encuentran, entre las especies de flora, “cedro, carrá, algarrobo, chanú, choibá, nuanamo, pacó, guino, chachajo y palmas. En cuanto a fauna, aves (pava del Baudó, cotorra cariamarilla o lorito cabecigualdo, mochilero, buco de noanama.); felinos (jaguar o tigre mariposo, tigrillo, ocelote o cunaguaro), reptiles, anfibios. especies cinegéticas (guagua, armadillo, saíno y venado). También peces (dentón, bocachico, roizo, raya, mojarra pema, tuso, bagre negro, bagre sapo)”, dice Néyver.
Señala que el beneficio trae para las comunidades que habitan allí es la “mayor presencia institucional, gestión financiera, visibilidad regional, nacional y mundial”.
Recuerda que se surten del recurso hídrico de allí más de 100.000 habitantes.
En cuanto a las amenazas que afronta esta área, están “la minería informal, caza ilegal, tala ilegal, cambio de uso de los suelos, asentamientos humanos en zonas susceptibles de amenaza, manejo y disposición inadecuada de residuos sólidos y peligrosos”.
Reconoce que la comunidad “es el actor más importante del proceso de conservación de la amplia zona”, que es vital para su subsistencia y para el planeta.
En caso de que esta área no sea protegida, los mayores daños que se causarían serían “el deterioro de la calidad del aire, aumento de gases efecto invernadero, afectación de la biodiversidad, deterioro de la salud, contaminación del agua, del suelo, del paisaje; pérdida de biodiversidad, fragmentación y alteración de hábitats, degradación del suelo, de fuentes y regulación hídrica y el paisaje, ocurrencia de eventos naturales como deslizamientos, avalanchas, inundaciones, pérdida de biodiversidad por disminución de especies de flora y fauna. Pérdida del equilibrio natural. Aumento de los niveles de riesgo”.
Cuenta que allí se adelantan trabajos relacionados con “proyectos que está realizando el consejo comunitario, en cuanto a restauración, operativos de prevención, control y vigilancia, educación ambiental”.
“Los recursos para la conservación del corredor dependen del plan de inversión que está en formulación. Para la sostenibilidad del mismo se está construyendo la estrategia de sostenibilidad financiera, entre la que están recursos propios de Codechocó y gestión internacional, entre otros”, afirma Néyver. Y en esa labor trabajan “Codechocó, alcaldías, Fuerza Pública, IIAP, Gobernación”.
Dice el subdirector de Áreas Protegidas de la Corporación que el paso que sigue es “presentar ante el Ministerio de Ambiente para la sustracción de la misma de reserva forestal de ley segunda; presentar ante el IIAP para la emisión del concepto previo favorable; posteriormente presentar la misma al Consejo Directivo de Codechocó para su declaratoria”.
Añade el ingeniero forestal, cuya mayor satisfacción en sus 23 años de trabajo en favor del medio ambiente han sido las cinco áreas protegidas declaradas de la mano con otras instituciones y comunidades locales y para finales de año espera sumar la sexta, la del corredor Cabí-Ichó.
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