La sombra azul | El Nuevo Siglo
Miércoles, 14 de Septiembre de 2022

Llevo 30 años en el Partido Conservador, lo he representado orgullosamente en las bases, en la militancia, en la dirigencia, en el mundo académico, empresarial y en los medios de comunicación. Siempre he llevado en alto mi titulo de conservador, he difundido su doctrina, he defendido nuestros valores y principios conservadores por convicción, he formado jóvenes para que continúen el legado dejado por nuestros fundadores Caro y Ospina, así mismo los 173 años de historia de nuestra colectividad, de igual manera exalto los 27 presidentes que han contribuido desde nuestro ideario a la construcción de una solida democracia, aportando al pueblo colombiano políticas económicas, sociales y desarrollo al país.

Nuestro partido ha atravesado en su historia por momentos muy difíciles que han atentado contra su integridad, pero siempre ha mantenido el asta de la bandera azul en alto, saliendo adelante. Podrá haber cometido errores que han sido subsanados en el tiempo y ahí se mantiene. Hoy el partido atraviesa por una circunstancia muy difícil que lo está llevando aceleradamente a una perdida de identidad y credibilidad, a la que muchos copartidarios señalan como traición a los principios fundamentales de la lucha conservadora, está atravesando una peligrosa raya, ubicándose en el extremo totalmente contrario a lo que ha venido pregonando y defendiendo durante sus casi dos siglos de existencia.

En la Independencia nuestros próceres jamás entregaron los principios de libertad que los movían a cambio de intereses particulares, ellos lucharon hasta ofrecer sus vidas por defender lo que creían, esa enseñanza nos ha quedado. Pero hoy la vemos menguada, un partido entregado al contrario, sumiso y dócil a las decisiones superiores del gobierno contrario a nuestros ideales.

Difícil entender cómo una colectividad que es la de mayor representación parlamentaria se declare partido de gobierno, sin dejar ni siquiera una pequeña hendija de salida. Nuestro partido se entregó sumisamente y por intereses particulares, por migajas a la bota del opositor, porque en la lucha electoral pasada y en todas las de la historia, el conservatismo jamás ha cohonestado con las ideas de la izquierda populista. Todo lo contrario, hemos sido un partido de derecha y centro derecha, defensores de la vida, la familia, la libertad, la libre empresa, la propiedad privada, el bienestar ciudadano, el orden, la autoridad y demás principios que conforman la democracia de un país, hoy peligrosamente atacadas.

Vemos a nuestro partido sumisamente entregado, donde la dirigencia actual no ha explicado su actitud, no recibe dirigentes, no explica a las bases, no se comunica y todo esto cuando contrariamente es la fuerza mayoritaria en el Congreso, de tal manera que las bases y militancia conservadora que son quienes ponen los votos, se siente frustrada y aterrada, porque con esa actitud huérfana de toda lealtad, tomada por la actual dirigencia, se está poniendo en peligro la existencia del partido y el fin de la doctrina conservadora. Como vamos solo quedará “La Sombra Azul”.

arangodiego@hotmail.com