Bolsonaro repunta | El Nuevo Siglo
Sábado, 13 de Agosto de 2022
  • La intensa campaña presidencial en Brasil
  • Economía y lo social, fórmula gubernamental 

 

Por ser Brasil la primera potencia regional, pese a su desarrollo desigual, tienen mucho eco las noticias que llegan de la más reciente encuesta electoral efectuada en Sao Paulo. El sondeo evidencia un empate técnico entre el actual mandatario Jair Bolsonaro y el expresidente de izquierda, Inácio Lula Da Silva. Ese resultado cambia el panorama político de los últimos meses y muestra que las posibilidades de reelección continúan ganando poco a poco terreno. Sin embargo, en otras encuestas el máximo jefe del cuestionado pero fuerte Partido de los Trabajadores continúa adelante por diez o doce puntos, pero con tendencia a estancarse, a diferencia de su rival que sigue repuntando.

Es claro que Lula Da Silva ha liderado por meses, una vez logró superar los escándalos y se anularon las sentencias juridiciales en su contra, algo que para sus críticos no solo es producto de abogados muy buenos sino de una evidente solidaridad política en algunos sectores de la justicia.

Sin embargo, el trabajo político de Bolsonaro y la política social que ha intensificado en las favelas y sectores menos favorecidos comienza a dar frutos, incluso por encima de los esquemas y estrategias partidistas. Además, según los analistas, hay una mejor explicación de su campaña a la ciudadanía sobre el denodado esfuerzo gubernamental por mejorar la producción agropecuaria, contener el pico inflacionario -sin duda el flagelo más duro de la población y la mayor causa de perturbación social-. De igual manera logró reducir el desempleo al cierre del primer semestre. Todo ello ha mostrado que el gobernante sí cumple, como repiten por todo el país sus agentes proselitistas.

Fuera de eso, el Presidente de centroderecha, en vez de seguir el patrón equivocado de subir impuestos, los rebajó, con lo que ha conseguido estimular la economía y favorecer el consumo, al mismo tiempo que incentiva la sensación de progreso de los sectores populares. 

Como se dijo, la más elocuente demostración de que aún no se ha dicho la última palabra en las elecciones de Brasil es la encuesta de Sao Paulo, a cargo de Blomberglinea. Es una medición parcial pero clave ya que populosa ciudad es una de las más fuertes en economía y un fortín político definitivo. No pocos la consideran el puente para alcanzar la presidencia. El empate técnico entre Bolsonaro y Da Silva (35 y 37% respectivamente) muestra que mandatario ha conseguido revertir la tendencia de las encuestas que hasta no hace mucho le daban el triunfo absoluto a Lula, ya fuera en primera o segunda vueltas. Ahora casi todos los sondeos apuntan a que nadie ganará a comienzos de octubre y habrá balotaje. Como se sabe, según las reglas electorales, si ninguno de los candidatos obtiene el 50% más uno de los votos válidos, se deberá ir a una segunda vuelta el 30 del mismo mes.

Las toldas de la izquierda, aunque están confiadas en que se mantienen en la delantera, ya muestran su preocupación por la tendencia al alza del Presidente. Su campaña proselitista y ácida contra el gobernante, está siendo desvirtuada por las noticias favorables en lo económico, que no habrían sido posibles si Bolsonaro no establece un puente con los gigantescos socios comerciales del Pacífico, lo mismo que consigue las materias primas para mantener y aumentar la producción agrícola y la ganadera del país.

El Ejecutivo, igualmente, para impulsar la economía ha dispuesto entregar subsidios monetarios a los desempleados, con lo cual se favorece y apoya a la industria y el comercio, al aumentar el consumo de los hogares.

“En tiempos extraordinarios, medidas extraordinarias”. Así lo sostiene el Gobierno que inició esta semana el reparto de sustanciales ayudas económicas en efectivo a los más vulnerables y golpeados por la crisis pandémica y el complicado entorno global de los últimos meses por cuenta de la guerra en Ucrania y las condiciones climáticas internas. Además, en vez de subir el precio de los combustibles, como ocurre en otros países del área, el Gobierno brasileño los rebaja, lo que ayuda a los productores agrícolas, exportadores, importadores y el transporte en general. 

Como se ve, el remate de la campaña será muy cerrado e intenso. Bolsonaro está demostrando en su campaña que es capaz de enfrentar la adversidad y superar los insultos constantes de sus contrincantes, mediante una fórmula sencilla: acudir a la política de los hechos, a cumplir su palabra y beneficiar a la población marginal y los demás sectores de la economía, incluidas las grandes empresas que aprecian los resultados del reactivado mercado interno y las exportaciones. Fuera de eso, hay sectores que valoran su independencia frente a las potencias y la fidelidad a sus principios de gobierno. Eso le gana respetabilidad y credibilidad. Las urnas tendrán en octubre el dictamen definitivo.