Perspectiva. Discursos presidenciales a través de la historia | El Nuevo Siglo
Jaime Humberto Silva, director de Señal Memoria de RTVC, lideró el equipo encargado de la publicación de los dos tomos.
Sábado, 13 de Agosto de 2022
Redacción Política

Los discursos presidenciales recogen una parte fundamental de la historia de los países y Colombia no escapa a esto. Gracias a ellos podemos entender el país en que vivimos y aunque buena parte de esa historia está reflejada en los libros, es mucho más fácil comprenderla si conocemos cómo los mandatarios, en los últimos años, han ejercido su poder a través del discurso.

Por eso se publicó “La voz del poder”, que no fue solo un ejercicio de recopilación de discursos presidenciales, sino un análisis clave del ejercicio del poder presidencial. La idea nació a principios de 2020 cuando descubrieron en los archivos de RTVC que contaban con un verdadero tesoro: las intervenciones de los mandatarios desde Eduardo Santos, en 1938, hasta la actualidad.

“Pensamos en hacer algo sobre estos discursos e hicimos un análisis semántico para categorizarlos, con base en unas categorías que habíamos definido. Nos dimos cuenta de que no podíamos analizar de la misma manera un discurso de 1950 que uno pronunciado en la década de 1990, y la razón para ello es que los parámetros con los cuales se ofrecieron esos discursos a la nación cambiaron en 1991 con la nueva Constitución Política”, le contó a EL NUEVO SIGLO, Jaime Humberto Silva Cabrales, director de Señal Memoria de RTVC.

Silva fue quien lideró el equipo conformado por un internacionalista, un experto en ciencia política y otro en comunicación para interpretar no solo lo que cada presidente dijo, sino cómo la manera de llegar a su audiencia fue evolucionando con el tiempo.

De esta forma, la publicación está dividida en dos: la primera parte comienza con el presidente Eduardo Santos y culmina con Virgilio Barco en 1990. El segundo tomo empieza con César Gaviria y termina con el hoy expresidente Iván Duque.

Así, el primer discurso publicado es el del liberal Eduardo Santos en febrero de 1940 cuando inaugura la Radiodifusora Nacional de Colombia, y va en el segundo tomo hasta las palabras de Iván Duque con las que se dirigió al país en marzo, una vez se cumplieron las elecciones legislativas.

“La diferencia se da en el segundo volumen cuando estudiamos apenas 32 años de ejercicio del gobierno: seis presidentes, ocho periodos presidenciales. Mientras que en el primero el lapso era de 52 años con muchos más presidentes, sobre todo porque dos de ellos no terminaron su mandato y debimos analizar las intervenciones de más de un presidente por periodo”, señaló Silva.

Para que la elección fuera equitativa se eligieron los discursos de posesión; de instalación del Congreso cada 20 de julio, en los cuales el mandatario hacía un balance del año de su gestión; y finalmente escogieron tres o cuatro intervenciones muy importantes de acuerdo a la coyuntura del momento.



Antes y después de la TV

Silva explica que los discursos fueron cambiando la manera en que eran pronunciados: “Antes de 1954, cuando llegó la televisión, eran largos y la oratoria de los presidentes era de mucho más prosopopeya y esto se debía ante todo a que el apoyo con el que contaban ellos era su voz, la gestualidad no era importante y todos los acentos, todas las pausas y sobre todo el énfasis había que hacerlo de manera oral, porque no tenían sus manos, no tenían la cara para ayudar en esta comunicación”.

Cuando llega la televisión en Colombia, en junio de 1954, todo cambia porque en la medida que este medio de comunicación se fue expandiendo los discursos no solo eran escuchados, sino que sobre todo eran vistos. “Los gestos, las pausas, las caras y los puños entraron a ser parte de la comunicación y el mensaje. Por ejemplo, cuando Lleras Restrepo en 1970, después de las elecciones presidenciales en las que había salido victorioso Misael Pastrana por un escaso margen frente al ya retirado general Rojas Pinilla, y le anuncia al país tocándose el reloj con su dedo índice derecho que en una hora todos deben estar en su casa porque hay toque de queda, es importante”, sostuvo Silva.

Destaca que los discursos de Laureano Gómez eran largos, pero su prosa era exquisita, también los de Lleras Camargo y los de López Michelsen y empieza a notarse cómo cronológicamente el discurso se va acortando. “Y eso se debe a que con la llegada de la televisión el mensaje hablado se complementa con el mensaje gestual”, reitera.

“Además en radio un presidente se podía alargar casi que ilimitadamente en sus mensajes, porque la radio era pública y de una u otra manera el Estado era el dueño de todos los espacios, aunque ya habían emisoras concesionadas”, agregó Silva.

El segundo tomo

En cuanto a los jefes de Estado más recientes, se destacan las palabras de César Gaviria el 4 de julio de 1991. “Sancionó la nueva Carta Magna y entregó unas herramientas sumamente poderosas que eran novedosas para el momento, como la acción de tutela para hacer valer sus derechos”.

También resaltó la alocución de Andrés Pastrana en febrero de 2002, cuando le anunció a las Farc que tenían 24 horas para abandonar la zona de despeje en San Vicente del Caguán. “Fue muy fuerte y fue un claro ejemplo de cómo el poder presidencial se ejerce a través del discurso, porque era una noticia que se le estaba dando a conocer al país entero y a las Farc en particular mediante la televisión pública”.

Asegura que con Álvaro Uribe es un periodo atípico, en primer lugar, porque en sí se convirtió en un periodo de ocho años y comenzó la incursión en la comunicación digital, que cambió completamente la manera como los presidentes se comunicaban con la ciudadanía. “La persona que más supo aprovechar la televisión para sus alocuciones y discursos fue el presidente Uribe, porque le incorporaba una altísima dosis de gestualidad, sobre todo con sus puños, con su voz, con su ceño, en la que comunicaba estados de ánimo y posiciones muy radicales de su gobierno”, sostiene.

Juan Manuel Santos fue un orador mucho más pausado, un orador que cuidaba mucho su dicción, que hizo pausas largas. “Cómo olvidar dos discursos: el de octubre de 2016 cuando su referendo para que el acuerdo de paz fuera refrendado por el pueblo había sido derrotado por un mínimo margen, y segundo, cuando recibe el premio Nobel de Paz que terminó siendo el salvavidas de ese mismo acuerdo”, subraya Silva.

Finalmente a Iván Duque lo califica como un orador nato, una persona que se sentía muy bien frente a la cámara de televisión, que en ciertos momentos de su gobierno asumió por sí mismo roles que otros mandatarios no habían desempeñado como presentar el programa que día a día informaba sobre los avances contra la pandemia.