Preguntas al final de la vida | El Nuevo Siglo
Domingo, 1 de Agosto de 2021

El derecho a la muerte digna es un tema polémico, razón por la cual he formulado unas preguntas para dar respuesta a las inquietudes que muchos tienen sobre el particular a la luz de la Doctrina Católica, sin entrar aún en el debate jurídico sobre nulidad del fallo, cuando se llegue a conocer en su integridad.

¿Qué análisis podría hacer usted sobre esta sentencia de la Corte Constitucional?

La sentencia de la Corte Constitucional de julio de 2021, a su vez sustituye a su vez a la sentencia C-239 de 1997, que se constituyó en un fallo exhortativo hacia el Congreso de la República, toda vez que solicitaba al Legislativo regular la figura del homicidio pietístico y se consideró desde entonces, como un resultado de la transformación socio-política, jurídica y cultural que se inició en la década de 1990 luego de la adopción de la constitución política en 1991.

¿Cómo entender la postura de la iglesia católica colombiana frente a la decisión de la Corte sobre la eutanasia?

Corresponde al argumento del juicio moral, puesto que, de acuerdo con el Catecismo de la Iglesia Católica, la eutanasia es moralmente ilícita, ya que cualesquiera que sean los motivos y los medios, la eutanasia directa consiste en poner fin a la vida de personas disminuidas, enfermas o moribundas. Se considera un crimen, al igual que el aborto, que ninguna ley humana puede legitimar.

Cabe indicar que, en septiembre de 2020, el Vaticano ha condenado nuevamente la eutanasia y el suicidio asistido en sus palabras más fuertes hasta el momento: Lo llamó un "acto de homicidio", pues además de ser un pecado grave, es un “crimen contra la vida humana” y un “acto intrínsecamente maligno en toda situación y circunstancia”.

Todo esto lo incluyó en el documento "El Buen Samaritano", sobre el cuidado de las personas en las fases críticas y terminales de la vida, mediante el cual se anima a los trabajadores de la salud y las familias a acompañar a un paciente terminal en su sufrimiento y culpa a la denominada “cultura del descarte”, que valora la “autonomía e individualismo” sobre la comunidad por permitir y ayudar a los pacientes terminales a terminar con sus vidas.

Sin embargo, ya desde 1980, la Declaración “Iura et Bona” sobre la eutanasia, de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, se refería al tema, lo mismo que la Encíclica de 1995 Evangelium Vitae emitida por San Juan Pablo II.

La iglesia propone algunas consideraciones sobre esta decisión de la Corte. ¿La Corte debería tenerlas en cuenta? ¿Por qué?

La razón es que, para los católicos, la profundidad de la vocación sobrenatural del hombre revela la grandeza y el valor de su vida, incluso en su fase temporal, con el desenlace natural de lo que es moralmente lícito, como la aceptación de los cuidados paliativos que ayudan a vivir la enfermedad grave sin dolor, así como al acompañamiento integral, médico y espiritual, a los enfermos y a sus familias.