Los 5 tesoros latinos declarados Patrimonio Mundial | El Nuevo Siglo
Escultura ‘Momia Guardiana’, en Caleta Camarones, en Chile.
Foto Carlos Chow – Unesco
Domingo, 1 de Agosto de 2021
Redacción Cultura

“Valor universal excepcional”, como lo afirma la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, Unesco, es el factor común en los nuevos sitios culturales que ingresaron a la lista de Patrimonio Mundial, entre los cuales fueron incluidos cinco de Latinoamérica.

Esta semana se inscribieron en total 33 nuevos lugares a este acervo cultural internacional, proceso que se produjo durante la 44ª reunión del Comité del Patrimonio Mundial, celebrada en línea y presidida desde Fuzhou (China), donde se examinaron las candidaturas. 

La cuota latinoamericana está a cargo de cinco icónicos sitios culturales. Por eso, EL NUEVO SIGLO le trae la historia de estos tesoros, que ahora serán preservados bajo el ojo de la Unesco.

Catedral de Tlaxcala – México

El conjunto franciscano del monasterio y la catedral de Nuestra Señora de la Asunción de Tlaxcala forma parte del primer programa de construcción iniciado en 1524 para la evangelización y colonización de los territorios del norte de México. El conjunto es uno de los cinco primeros monasterios establecidos por frailes franciscanos, dominicos y agustinos, y uno de los tres que aún se mantiene en pie. Los otros dos ya fueron inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial.

El conjunto de edificios de Tlaxcala es un ejemplo del modelo arquitectónico y de las soluciones espaciales desarrolladas en respuesta a un nuevo contexto cultural, que integró elementos locales para crear espacios como amplios atrios y capillas posas. El edificio presenta otras dos particularidades: una torre exenta y un artesonado de madera estilo mudéjar que no se encuentran en los otros monasterios ya inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial como parte del sitio en serie. La extensión contribuye a una mejor comprensión del desarrollo de un nuevo modelo arquitectónico que influyó tanto en el desarrollo urbano como en los edificios monásticos hasta el siglo XVIII.

Obra de Eladio Dieste, Uruguay

La iglesia de Atlántida, con su campanario y su baptisterio subterráneo, está situada en Estación Atlántida, a 45 km de Montevideo. Inspirado en la arquitectura religiosa paleocristiana y medieval italiana, el conjunto modernista de la iglesia, inaugurado en 1960, representa una novedosa utilización del ladrillo a la vista y reforzado.

Construida sobre una planta rectangular de una sola nave, la iglesia presenta unos característicos muros ondulados que soportan una cubierta igualmente ondulada, compuesta por una secuencia de bóvedas gaussianas de ladrillo reforzado desarrollada por Eladio Dieste (1917-2000).



El campanario cilíndrico, construido en mampostería calada de ladrillo vista, se eleva desde el suelo a la derecha de la fachada principal de la iglesia, mientras que el baptisterio subterráneo se encuentra en el lado izquierdo del atrio, accesible desde una entrada prismática triangular e iluminada a través de un óculo central.

La iglesia constituye un ejemplo eminente de los notables logros formales y espaciales de la arquitectura moderna en América Latina durante la segunda mitad del siglo XX y encarna la búsqueda de la igualdad social con un sobrio uso de los recursos, cumpliendo los imperativos estructurales con un gran efecto estético.

Momias Chinchorro, Chile

El sitio consta de tres componentes: Faldeo Norte del Morro de Arica, Colón 10, ambos en la ciudad de Arica, y Desembocadura de Camarones, en un entorno rural a unos 100 km más al sur.

En conjunto, brindan testimonio de una cultura de cazadores-recolectores marinos que residieron en la árida y hostil costa norte del desierto de Atacama, en el extremo norte de Chile, desde aproximadamente 5450 a.C. hasta 890 a.C.

Este sitio presenta la evidencia arqueológica más antigua conocida de la momificación artificial de cuerpos con cementerios que contienen tanto cuerpos momificados artificialmente como algunos que se conservaron debido a las condiciones ambientales.

Con el tiempo, los chinchorro perfeccionaron complejas prácticas funerarias, por las que desmembraban y volvían a ensamblar sistemáticamente cuerpos de hombres, mujeres y niños fallecidos de todo el espectro social para crear momias “artificiales”. Estas poseían cualidades materiales, escultóricas y estéticas que se supone reflejaban el papel fundamental de los muertos en la sociedad chinchorro. En el sitio se han encontrado herramientas confeccionadas con materiales minerales y vegetales, así como instrumentos sencillos de hueso y concha que permitían una explotación intensiva de los recursos marinos, lo que constituye un testimonio único de la compleja espiritualidad de la cultura chinchorro.

Sitio Roberto Burle Marx, Brasil

Situado al oeste de Río de Janeiro, este sitio muestra el logrado proyecto llevado a cabo durante más de 40 años por el artista y arquitecto paisajista Roberto Burle Marx (1909-1994), que pretendió crear una “obra de arte viviente” y un “laboratorio del paisaje” recurriendo a la vegetación nativa e inspirándose en las ideas del movimiento modernista.

Comenzado en 1949, este jardín paisajístico es representativo de los elementos esenciales de lo que llegó a ser con el tiempo el estilo singular de Burle Marx, cuya influencia ha sido notoria en la creación de numerosos jardines modernos en todo el mundo. El jardín se caracteriza por sus formas sinuosas, la exuberancia de sus plantaciones masivas, la disposición arquitectónica de su vegetación, la utilización de especies botánicas tropicales y la incorporación de elementos artísticos propios del folclore popular.

A finales del decenio de 1960, este sitio albergaba la colección más representativa de plantas brasileñas nativas, junto con numerosos especímenes raros de flora tropical. Las 3.500 especies vegetales plantadas en el jardín crecen en armonía con la vegetación autóctona de la región, compuesta esencialmente por manglares, bosques húmedos de hoja ancha (“restingas”, en portugués) y bosques atlánticos. 

El sitio es una viva muestra del proceso de plasmación en los hechos de una concepción ecológica de la estética, que ha integrado además la cooperación social en su realización por ser esta el elemento básico fundamental de la preservación del patrimonio medioambiental y cultural. Es el primer jardín tropical moderno que se inscribe en la Lista del Patrimonio Mundial.

Observatorio solar de Chanquillo, Perú

Situado al norte de la costa central del Perú, en el Valle de Casma, este sitio arqueológico (500-200 a.C.) posee un conjunto de construcciones edificadas en un paisaje desértico y una serie de características naturales que, conjuntamente, funcionan como un calendario solar perfecto, utilizando marcadores que permiten observar el desplazamiento del sol a lo largo del horizonte durante todo el año.

El sitio comprende: el Templo Fortificado, centro cultual o palacial rodeado por tres murallas que se yergue en lo alto de una colina; el Observatorio y el Espacio Público Ceremonial, dos elementos situados en un sector fuera del recinto amurallado; las Trece Torres de forma cúbica, señalizadoras de la trayectoria solar dispuestas en una hilera que se estira a lo largo de la cresta de otra colina; y el Cerro Mucho Malo, indicador natural complementario de las trece torres.

El templo estaba dedicado probablemente al culto del sol y la presencia de un lugar de observación a cada lado del alineamiento norte-sur de las torres permitía determinar los puntos de orto y ocaso del sol en el horizonte a lo largo de todo el año. Servirse del ciclo solar y de un horizonte artificial para establecer los solsticios, los equinoccios y cualquier fecha del año, con un margen de error de uno o dos días solamente, suponía una innovación de máxima importancia que fue el resultado de una larga evolución de las prácticas astronómicas en el Valle de Casma.