La “vergüenza” de la izquierda | El Nuevo Siglo
Sábado, 31 de Julio de 2021

A través de los años, de muchos años, la izquierda en sus esfuerzos por lograr el poder político, busca colocarse hacia el centro del espectro electoral. No se trata de una simple estrategia, es toda una convicción para evitar ser rechazada por la opinión pública.

Es por esta misma razón que el nuevo y flamante presidente del Perú, un sencillo maestro de escuela rural, Pedro Castillo, fue calificado de "tránsfuga” por su mentor Vladimir Cerrón, un izquierdista radical que asegura que el nuevo mandatario debe confiar en gobernar con sus verdaderas convicciones.

"La izquierda debe aprender a quedarse en el poder" le ha dicho, mientras en todos los sectores reina una gran incertidumbre, sobre todo en los mercados bursátiles que temen una crisis estructural de los mismos. Al mismo tiempo una decisión judicial inhabilitó a Cerrón como candidato, en respuesta a múltiples demandas desde la derecha.

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Ya no es un simple novelón sino todo un culebrón el tema de las vacunas y los procesos de vacunación.  A estas alturas del paseo hay fármacos para todos los gustos. Ahora el debate se centra en si es necesario un refuerzo, mientras hay voces que dicen que esa vacunación deberá realizarse todos los años a partir de ahora.

Ya nadie cree en nadie, hasta el punto que el presidente Joe Biden ha ordenado a un grupo de epidemiólogos que revisen lo que otros grupos de expertos han recomendado.  En el centro de la polémica está la vacuna Sinovac, fabricada por los chinos y que, al parecer, como después de seis meses se ha experimentado variantes y mutaciones de todo tipo en los virus, se harían necesarias más aplicaciones. Todo un galimatías. En Colombia ya llegamos a los veintiseis millones de vacunados, pero necesitaremos muchas más dosis.

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Con mucha tristeza y preocupación los colombianos comprobamos cada vez que se celebra una olimpiada mundial que estamos lejos de contar con la necesaria madurez deportiva para estar debidamente representados. A excepción de algunas brillantes singularidades, como Mariana Pajón y uno que otro pesista o velocista, nosotros no tenemos cómo subir a los podios.  El ciclismo que en los viejos tiempos nos dio tantos palmarés y satisfacciones, hoy no tiene suficientes figuras para consolidar el legado.

Es una lástima grande porque presupuestos es lo que hay. Faltan entrenadores, pero sobre todo faltan ganas. Hay que revisar y comenzar de nuevo, pero con altas miras. No podemos seguir contentándonos con tanta mediocridad.

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También causa tristeza grande el viacrucis del rey emérito, Juan Carlos. Una figura histórica que en su momento fue orgullo de su pueblo, es hoy una penosa caricatura del burlesco cortesano. Su eterno donjuanismo y sus poco escrupulosas maniobras financieras, así como su descarado tráfico de influencias, lo tienen en la picota pública. Es, como dicen las señoras bogotanas, un desvergonzado. Es el último Borbón, en plena decadencia.

Cuanto van a perjudicar a la monarquía esos devaneos es lo que está por verse. Al menos su hijo, Felipe, con cierta dignidad y decoro, está tratando de hacerlo lo mejor que puede que, parece que es muy poco. Lo único cierto es que, como van las cosas, ninguno de sus hijos o hijas, se colocaran la corona.

 

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Adenda Uno

Hay propuestas verdaderamente alucinantes y salidas de todo contexto, como las que hacen algunos senadores de la U, cuando recomiendan que los ministerios se vayan para todas las regiones. La presencia del Estado no necesita de la dispersión de su burocracia, sino de la atención de las diversas necesidades en tiempo oportuno y cantidad suficiente.

Adenda Dos

El Consejo de Estado ha sabido actuar con lógica en el caso de indemnización por los crímenes de los terroristas de las Farc. Lo único que ahora faltaría es que el Estado reemplace a los terroristas en su culpabilidad criminal y sea quien entre a indemnizarlas en vez de que lo hagan esos forajidos.