La hispanidad y el juicio histórico | El Nuevo Siglo
Sábado, 31 de Julio de 2021

So pretexto de ahondar en el tema de la memoria histórica y el revisionismo, la izquierda pretende confundir la sociedad y en particular a las nuevas generaciones. En España quieren modificar al amaño oficial los valores y resultados de la guerra civil, con la finalidad de presentar a los triunfadores como bestias que no merecen ser recordadas por las generaciones sucesivas, sino expulsados del Valle de los Caídos. Monumento histórico en el cual están enterrados nacionalistas y republicanos, y en el en que se alza la cruz más elevada del cristianismo, cuya Basílica está a cargo de la comunidad de los benedictinos.  

Hasta ayer, débilmente defienden la memoria de José Antonio en España. Unos están en contra por cuanto no conocen sus ideas, otros, simplemente, lo descalifican por facho. En realidad, José Antonio era un defensor de los valores de la España clásica, que debió actuar en los preámbulos del desencuentro español que derivó en atroz guerra civil y funda La Falange para distinguirse de las otras fuerzas políticas de derecha e izquierda. Era un nacionalista e hispanista vertical y elocuente, con una gran dosis de sensibilidad social y conservadurismo de buena ley. Estaba contra el Estado liberal demagógico, ligado a la farsa electoral y la injusticia, como por cambiar el rumbo de España que parecía derivar al socialismo estalinista de Moscú.

En ese estado de cosas y por el asesinado de varios dirigentes de la derecha, debió plantear “la dialéctica de las pistolas”, como recurso extremo de defensa.  La democracia sucumbía en Europa bajo el empuje del comunismo aupado desde Moscú, dando lugar al fascismo y otras fuerzas populares de derecha, preámbulo de la guerra civil en España, campo de experimentación previo a la Segunda Guerra Mundial. 

Resulta que los socialistas de hoy en el poder pretenden responsabilizar al jefe de La Falange de las atrocidades de la guerra civil y de los que no les gusta del gobierno del general Francisco Franco, por la colaboración de su partido con la dictadura. Siendo que, como lo relatamos, a José Antonio lo asesinaron los republicanos el comienzo de la guerra civil en la prisión de Alicante, así que no participa ni en esa guerra ni en la dictadura y es víctima ilustre de los pistoleros socialistas. Lo que queda de ese jefe político es su ejemplo heroico, emblemático de la hispanidad y sus ideas. Sin que eso lo expliquen los amigos de la verdad histórica española y universal.

Se comienza a producir una reacción en la Península en favor del rigor histórico en torno del político español. Lo mismo que de apoyo a los padres benedictinos que ofician en la Basílica del monumento. Circula un documento que lleva por título ¿Quién defiende a los benedictinos del Valle?, el cual cuenta con el apoyo de monseñor Luis Arguello y los obispos españoles, que se puede encontrar en internet y firmar, puesto que jurídicamente es inconmovible la pertenencia de la comunidad benedictina a ese noble propósito, siendo que numerosos sacerdotes fueron asesinados durante la guerra civil y se encuentran enterrados allí. Es un grave error e insulto a España de los socialistas profanar el monumento del Valle de los Caídos, en nombre de una ley anacrónica, de venganza y pequeñez histórica. Toda España debería despertar, marchar al Valle y defender la memoria de José Antonio. 

 Álvaro Gómez, decía que: “el concepto de raza es algo más que el resultado experimental de una combinación de genes. Somos unos mismos con los argentinos italianizados, los caribes negroides, los mexicanos en los que la morfología indígena predomina en la configuración humana. Con todos ellos es más lo que nos une que lo que nos divide”. Y agrega: “muchas veces se ha explicado como el imperio español no creo entre nosotros un mestizaje cultural, vivimos sustancialmente de concepciones, ideas y creencias que perteneces, todas ellas, aún las folclóricas, de una raíz que a través de España emana de Occidente, de la cristiandad, de la fusión del helenismo con las tradiciones judaicas. Ese fue el gran privilegio que tuvimos, del cual solemos blasfemar de cuando en vez”. En Hispanoamérica casi todos pensamos en castellano, somos hispanos y mestizos, unos más que otros, así algunos lo ignoren, y evolucionamos a la raza cósmica del futuro.