Simbiosis total | El Nuevo Siglo
Martes, 28 de Julio de 2020

Hace pocos días se conoció un video en el que un destacado cabecilla del Eln actualiza la unidad estratégica entre su grupo y Nicolás Maduro.

Lo interesante del documento es que, en estricto sentido, revela algo que sucedió hace un año, aproximadamente.

Y eso es lo más interesante porque así se entiende mejor lo que ha venido sucediendo durante los últimos meses en el vecindario entero.

Primero, hace irrelevantes aquellas manidas hipótesis que quieren mostrar división al interior de la organización armada.

Pensando en que puede haber sectores proclives a negociar, o entregarse, el Gobierno ha hecho sondeos que sólo le han servido para constatar que la cohesión del grupo es férrea y que las desviaciones son absolutamente insignificantes.

Segundo, deja claro que la alianza de vieja data con Miraflores no resiste discusión alguna.

De hecho, no han sido pocos los esfuerzos diplomáticos del Gobierno por exhibir ante el mundo las pruebas al respecto y, aunque los efectos reales hayan sido frustrantes, a nadie le queda duda que la dictadura ampara y promueve el terrorismo.

Tercero, permite constatar que el entendimiento no es tan solo bilateral.

Por el contrario, estos vínculos sólo pueden comprenderse en función de la extensa red de apoyo mutuo, tanto estatal como no estatal, que ha tejido el grupo a lo largo y ancho del hemisferio, empezando por Cuba.

Precisamente, es en la isla donde los comandantes de la banda reciben todo tipo de facilidades para fraguar sus maniobras paradiplomáticas en varios países.

Pero, sobre todo, es desde allí que hacen los preparativos, orquestan sus golpes y lanzan las órdenes, coordinando minuciosamente los diferentes nodos de la red.

En efecto, los esfuerzos emprendidos por el Gobierno para lograr la extradición de los cabecillas no han sido escasos, pero estériles.

Como sea, resulta sorprendente que una dictadura como la de la familia Castro se burle de las democracias y éstas sigan empeñándose en enunciar las condiciones que debe cumplir el grupo para “sostener negociaciones de paz”.

Cuarto, deja ver, sin lugar a dudas, que hay todo un entramado continental de actores no estatales (partidos políticos, medios informativos y exgobernantes) que alientan, difunden y exaltan la conducta simbiótica triangular sin el menor reato y en total impunidad.

Y quinto, como si fuera poco, lo que tales pruebas ponen en evidencia es que hay sincronización entre grupos ilegales (o sea, convergencia con las Farc-Ep y el Hezbolá.

Y que si eso está sucediendo es porque, precisamente, la dictadura ejerce el papel de moderador, o de maestro de ceremonias, tal como pudo verse al margen de aquella reunión de los No Alineados que tuvo lugar hace unos meses en Caracas.

En cualquier caso, la pregunta de fondo que surge ahora es, ¿qué consecuencias tendrá tamaño cúmulo de evidencias?

Y lo más lamentable de todo es que, fácilmente, la respuesta podría ser, “ninguna”.

* Profesor de la Escuela Superior de Guerra.

vicentetorrijos.com