Secuelas fatales | El Nuevo Siglo
Sábado, 25 de Julio de 2020

Es difícil ponderar la muerte de la verdad en Occidente, pasamos de la razón a la opinión, la verdad es lo que se piense, las ideas: la autonomía moral, el ateísmo práctico; matar a un ser humano es bien visto; el aborto es lo correcto hasta que el niño o la niña se puedan defender por sí mismos, esta es la solución al hambre mundial; el matrimonio hombre con hombre, mujer con mujer, es la moda; la unión libre es la opción más inteligente; las cortes legislando es lo inteligente; la corrupción es cuestión de opinión; la palabra infidelidad es un mito; hablar de Dios, de verdad, de virtudes, de humanismo, de familia, es una “herejía”… En fin, no hay bien ni mal, todo vale. Y para lograr la paz, lo correcto es matar al enemigo, por razones insostenibles -si no hay testigos- esta se debe ganar con fuego, cueste lo que cueste. En colombiana esta es la perla de nuestra tragedia.

Para la muestra un botón: mi hermano -Álvaro Leyva Durán- ha dedicado su vida a hacer la paz en Colombia, con éxito en muchos casos (sin bombos y platillos), por lo que es calumniado sin piedad y amenazado de muerte, frustrando, hoy, una paz sólida y duradera. El cree que la paz solo se logrará entendiendo, con el Papa Francisco, que “se debe entender, no juzgar”, que “nadie hace una guerra pensando que está equivocado”, que “hay que ponerse en los zapatos del otro para entender las razones del otro”, que “cada persona habla de la feria según cómo le va en ella”, que el costo económico de la guerra es mayor que lo que vale pagarle el salario que se merecen los docentes oficiales del país, que cada muerto en Colombia por la guerra, de ambos bandos, es sangre de un hermano nuestro”; que mientras la injusticia: legal, política, económica, siga siendo lo propio en Colombia, la guerra seguirá siendo el pan de cada día. Así, no hay ejército que gane.

Álvaro Leyva sostiene que usar la publicidad con verdades a medias, en favor de intensificar la guerra, es la peor de las mentiras; que es un exabrupto moral argumentar que: si la guerrilla viola la ley el gobierno queda autorizado para obrar hacer lo mismo. No se piensa que rezar el Padre Nuestro si no se entiende el alcance de ese “perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a quienes nos ofenden” no estamos engañando a nosotros mismos. Álvaro Leyva ha estudiado, juiciosamente, la Doctrina social de los Papas, y sabe que esta fórmula fue el milagro que resucitó a Europa después de las dos guerras mundiales, del siglo pasado y que este milagro fue la razón del “conservatismo” colombiano, hasta la dictadura de Rojas Pinilla (junio 13 del 53).

 Yo recomendaría a los interesados en la paz para Colombia y en la historia de Álvaro Leyva en la paz, que acudan al twitter: las2orillas. Reto… Parar las guerras en seis meses. Claro que sí se puede, y en menos tiempo