Plan de reactivación social y económica | El Nuevo Siglo
Martes, 14 de Julio de 2020
  • Reconstruir el país requiere consenso nacional
  • El Gobierno debe liderar confección del pacto

 

 

El proceso de reactivación económica será, sin duda, una de las metas más complicadas para el país a corto, mediano y largo plazos. En momentos en que el país atraviesa la fase más crítica de la pandemia es evidente que la prioridad  no debe ser otra que la prevención sanitaria para poder contener la curva ascendente de contagios y decesos. Sin embargo, es claro que de forma paralela debe analizarse cuáles serán las bases del plan para reconstruir el sistema económico, empresarial, laboral, de consumo y el tejido social una vez nuestra nación pueda superar el pico de la enfermedad viral, ojalá en pocos meses.

En editoriales anteriores hemos insistido desde estas páginas sobre la urgencia de que el Gobierno, el sector privado, las centrales obreras y el país en general puedan empezar a construir consensos sobre la hoja de ruta a seguir para que el aparato económico retome el ritmo que tenía al comienzo de este año, cuando Colombia presentaba una de las tasas de crecimiento más altas de América Latina y las proyecciones sobre la disminución de los índices de pobreza y desigualdad eran positivos. De hecho, en otras naciones se han dado pasos en la dirección de confeccionar este tipo de acuerdos multisectoriales, en algunos con más celeridad y utilidad que en otros.

¿Qué tan viable sería un pacto nacional por la reactivación económica y social en Colombia? Esa fue la pregunta que este diario les hizo a varios dirigentes gremiales, de centros de pensamiento e incluso a altos funcionarios del Gobierno, cuyas  respuestas fueron publicadas en la edición de ayer. Lo primero a concluir es que la idea tuvo acogida entre todos los consultados, quienes en general coincidieron en que sólo con un esfuerzo conjunto será posible recuperar el dinamismo productivo, reactivar el alto número de empleos perdidos o en suspenso, empezar a superar el grave impacto en los ingresos de las familias más pobres y vulnerables así como equilibrar las cargas fiscales y presupuestales después del cuantioso esfuerzo de los últimos meses y el tramo del plan de contingencia que resta mientras pasa la fase crítica de la pandemia.

Los presidentes de la Sociedad de Agricultores de Colombia, Fedearroz, Analdex, Asocolflores, Camacol, Acopi y Acolgen, los máximos voceros de Fedesarrollo y ANIF así como de firmas de investigación como Raddar e incluso el Ministro de Comercio Exterior expusieron sus respectivas fórmulas para recuperar el terreno perdido debido a la crisis sanitaria, detallando una gran cantidad de mecanismos y tareas desde el punto de vista empresarial, laboral, de innovación, competitividad, tributario, de políticas sociales, incentivo al consumo responsable, reconversión productiva sostenible, fortalecimiento agroindustrial, impulso a la infraestructura, generación de empleo rentable y de calidad, valor agregado a la capacidad exportadora, modernización empresarial, ajuste pensional, mejor focalización de los subsidios oficiales, políticas audaces para disminuir la desigualdad, lucha contra la corrupción, apoyo a las mipymes y los emprendimientos…

De igual manera hubo coincidencia en que se requiere de unidad de acción para emprender dicho plan de reactivación y, sobre todo, la capacidad de todos los sectores públicos y privados de ponerse por encima de sus diferencias políticas, económicas, sociales e institucionales.

Lo importante, en todo caso, es que de la voluntad se pase a la acción. Corresponde, por obvias razones, al Gobierno aterrizar y liderar la construcción de ese plan de reactivación social y económica. En algunos países, sobre todo en Europa, los presidentes y jefes de gobierno que han enfrentado el duro embate de la pandemia decidieron convocar a los expertos de todos los sectores y voceros más caracterizados de las instancias nacionales para hacer un análisis conjunto sobre la gravedad y profundidad de la crisis sanitaria y su coletazo. La idea es que conseguido un diagnóstico se pueda, entonces, señalar una hoja de ruta con los principales flancos a trabajar y qué aportes deben hacer los actores de todo el sistema productivo y social para lograr activar la estrategia.

Obviamente se trata de un proceso complejo y nada fácil de aterrizar, más aún en un país que como Colombia tiende a la división y la polarización. Sin embargo, como bien lo ha reiterado el Gobierno, es momento de unidad de acción y consenso de voluntades. El país requiere de una hoja de ruta para retomar el sendero del crecimiento y la superación de la desigualdad social. No hay tiempo que perder.