Petróleo: aquí y ahora | El Nuevo Siglo
Viernes, 17 de Julio de 2020
  • Equilibrio de la matriz energética
  • Estrecho panorama de las reservas

 

 

Durante el segundo trimestre del 2020, la crisis internacional del petróleo, con una caída espectacular en sus precios, corrió pareja con el estallido de la pandemia. En estas últimas semanas, sin embargo, la suerte del oro negro y la del coronavirus parecen distanciarse levemente: mientras el precio del crudo en los mercados internacionales busca estabilizarse en torno a un precio de cuarenta dólares el barril, la situación del coronavirus está lejos de hacerlo.

En ciudades importantes de todo el mundo se han tenido que decretar un severos reconfinamientos. No hay aún consenso científico sobre cuánto durará el ascenso de los contagios o cuánto tiempo tomará la aparición de la anhelada vacuna. Ni siquiera hay acuerdo sobre si debemos esperar nuevos brotes de la pandemia.

El precio del crudo se ha mantenido mientras tanto en una especie de equilibrio inestable gracias a los recortes en la producción decretados y cumplidos hasta ahora por la OPEP (+), grupo liderado por Rusia y Arabia Saudita. Sin embargo, subsisten dudas. La principal de ellas es: ¿hasta cuándo durará la compresión de la demanda mundial? Grandes demandantes de petróleo y derivados como la industria aérea, el transporte y el comercio mundial siguen deprimidos. Y lo estarán aún por un largo tiempo. La misma proyección sobre la velocidad con que se recuperará el crecimiento de la economía mundial en el segundo semestre del 2020 continúa siendo un interrogante mayúsculo.

Ante esta incertidumbre, todas las compañías petroleras del mundo han resuelto precautelativamente recortar drásticamente sus programas de exploración, incluida Ecopetrol. No son pocas las bancarrotas en el sector de los  hidrocarburos. Algunas cuencas productoras como la de los campos de fracking en Estados Unidos han tenido que cerrar los grifos de sus pozos o seguirlos explotando con esmerada cautela. El caso de Venezuela es patético: el mes pasado produjo la mitad del crudo que Colombia. Es el resultado de la incuria y el descuido administrativo monumental en que ha caído la producción petrolera en el vecino país.

La humanidad no será la misma cuando pase esta pandemia. Y uno de los hábitos que ciertamente va a cambiar es el del consumo del petróleo y sus derivados. No se puede seguir esperando en los años venideros un crecimiento tan dinámico como el que se registraba antes del coronavirus. Habrá menos viajes, menos transporte aéreo, menos turismo, menos consumo de gasolina por los automotores. Será un nuevo escenario en el que algunos pronostican que no volveremos a ver la preeminencia del petróleo en los patrones de demanda de años anteriores.

Ecopetrol ha anunciado que si el precio internacional del crudo se estabiliza en torno a los cuarenta dólares el barril seguirá siendo rentable la exploración en Colombia. Esa es una buena noticia. Nuestras reservas de crudo están en niveles demasiado bajos: 6,3 años. Necesitamos pues, con apremio, elevarlas para no caer en el indeseable escenario de perder la autosuficiencia tan esforzadamente adquirida. Pero para ello se requiere que el precio internacional se afiance y vuelva a ser claramente rentable, tanto para Ecopetrol como para las compañías extranjeras que trabajan en territorio colombiano, y de esa forma una y otras vuelvan a explorar con entusiasmo.

Una promisoria noticia que ha recibido Colombia en los últimos meses son las halagüeñas perspectivas que estamos teniendo en la exploración off shore de gas, principalmente aguas afuera en la costa caribeña. No hay que olvidar que el gas es el hidrocarburo que viene creciendo a mejores tasas en los últimos años en todo el mundo. Es un combustible limpio y desde el punto de vista ambiental mucho más atractivo que los otros hidrocarburos. Acá tiene nuestro país una magnífica oportunidad para los años venideros.

A lo anterior habría que agregar la dinámica campaña que la anterior Ministra de Minas y Energía desplegó en pro de las energías no convencionales (solar y eólica). El país multiplicó por varios dígitos su componente en la matriz energética. Hay que felicitarla por este logro, propósito que ciertamente será continuado por el nuevo Ministro, como ya lo ha anunciado.

Como se ve, en materia energética el país tiene muchos desafíos. No podemos descuidarnos. Estamos en la vía correcta y hay que continuarla.