La ética del abogado | El Nuevo Siglo
Viernes, 26 de Julio de 2019

Según el diccionario, la ética es el conjunto de reglas y principios morales que regulan el comportamiento y las relaciones humanas. Y la moral son las acciones o caracteres de las personas desde el punto de vista de la bondad o malicia.

Más allá del debate sobre quién debe administrar la ética del abogado o si se debe reformar el estatuto del abogado. O pensar en darle a los colegios de abogados unas funciones que les permitan tener el control ético de los abogados. O el establecimiento de un marco sancionatorio para los abogados carentes de ética en su profesión (los que dilatan procesos, los corruptos, los que suelen “jugar” en el ámbito profesional), debe irse más allá hacia al origen profesional y moral del abogado.

Pues, de su ética y de su moral depende la realización en una sociedad de valores jurídicos esenciales para alcanzar el orden. Valores jurídicos fundamentales a los que apunta la idea del derecho como lo es la seguridad jurídica y la justicia.  Sin la realización absoluta de estos valores jurídicos no puede existir el derecho. De hecho, la noción de seguridad jurídica surge al mismo tiempo que surge la noción de Estado de Derecho.

El problema al ir más allá, al origen, en relación con la ética y la moral es el hecho de que existen muchos profesionales con características innatas que los inclinan mucho más hacia lo antiético y la malicia.

Y como la ética profesional del abogado la conforman los dos elementos tanto la ética como la moral no basta con colegiaturas, ni regímenes sancionatorios ni reformas al estatuto del abogado y mucho menos más leyes.

El corrupto fiscal anticorrupción marcó un hito y demostró que existen abogados que no le temen a nada. Mucho menos a ser calificados de antiéticos, sin moral y maliciosos. Ese es el mensaje al declararse inocente.

Yo creo que ir al origen implica obligatoriamente hacer responsables a las facultades de derecho en Colombia sobre el producto que le entregan a la sociedad. No pueden ir graduando abogados y desentenderse.

Debe exigirse a las facultades de derecho rigurosidad y pulcritud al momento de recibir estudiantes de derecho y graduar abogados. Confianza absoluta en la persona a la que le entregan una tarjeta profesional de abogado.

Hay que dejar a un lado los paradigmas sobre los mejores promedios. Pues no garantizan nada. Recuerdo otrora brillantes estudiantes de derecho con comportamientos opacos, bajos y no muy éticos, pero que con la ayuda de un sistema corrupto hoy gozan de un prestigio profesional alto.

Yo creo que esto le haría un bien al Estado de Derecho y a los valores jurídicos. Yo creo que es preferible tener menos abogados, pero con ética y moral, que una producción en masa de abogados que hoy supera los 400 mil es decir casi 355 por cada 100 mil habitantes. Pero ¿hay justicia y ética en la sociedad?

@ReyesJuanfelipe