La Corte en EE.UU. gira hacia la derecha | El Nuevo Siglo
Foto Agence France Press
Miércoles, 11 de Julio de 2018
Redacción internacional

En 2016, durante la campaña presidencial en Estados Unidos, las encuestas mostraron varias tendencias. Una de ellas fue que, a pesar de los numerosos problemas, la cuarta parte de los votantes de Donald Trump tenían una prioridad: que la Corte Suprema de Justicia volviera a ser de derecha.

Fiel a sus seguidores, Trump ha nominado a Brett Kavanaugh, un juez graduado de la Universidad de Yale, quien, según la prensa local, es cercano a grupos de derecha en Estados Unidos.

Kavanaugh, quien espera la aprobación del Congreso -de mayoría republicana- puede devolverles a los conservadores, como en los años setenta, el dominio de la Corte, cuando durante el gobierno de Ronald Reagan (1981-89) reformaron la línea jurisprudencial tras las decisiones de la “Warren Court”, que creó numerosas sentencias defendiendo principios liberales.

 

¿El amigo de todos?

Nominado por Trump por su cercanía y larga carrera en las cortes federales, Kavanaugh, uno de los jueces más jóvenes en llegar a la Corte Suprema de Justicia (53 años), sustituye al demócrata  Anthony Kennedy, de 81 años, quien tendrá que jubilarse a finales de este mes tras cumplir 30 años en el cargo.

Con la jubilación de este y la llegada de Neil Gorsuch un año antes en reemplazo del liberal Antonio Scalia, los conservadores retomarían el poder de la corporación, un escenario que, dicen los expertos, puede ser inmodificable por al menos una década.

La escogencia de Kavanaugh, sin embargo, es sorpresiva, pues se trata de un hombre muy cercano al establecimiento de Washington, sector con el que Trump ha peleado desde comienzo de la campaña presidencial en 2016.

Según The Economist, en su blog “Democracia en América”, este juez conservador ha sido apoyado por la Sociedad Federalista, una organización de derecha que ha estado detrás de las designaciones del Presidente a nivel de cortes y secretarias.

También es claro que luego del dominio de la Corte por parte de los demócratas durante el gobierno de Barack Obama, los republicanos le apuntan a un hombre que aparenta ser moderado pero muchos leen como radical de derecha.

La doctrina del alto tribunal ha ido variando paulatinamente dándole derechos a minorías como la LGBTI o la comunidad afroamericana, así como ha intentado conceder aprobar el aborto en algunos casos. Se prevé que con la posible llegada de Kavanaugh esta línea jurisprudencial puede ser sujeta a variaciones de fondo, prendiendo las alarmas en sectores demócratas, quienes, como el líder de la bancada en el Senado, Chuck Shummer, han dicho que harán todo lo posible para oponerse a su nombramiento.

Exceptuando algunos casos, Kavanaugh es un hombre conservador y ortodoxo en su forma de interpretar la Constitución, la doctrina y la jurisprudencia escrita por la Corte. Adscrito a una corriente conocida en Estados Unidos como los “originalistas”, cree que el texto fundacional se lee de sin lugar a interpretaciones y teorías hermenéuticas.

 

Armas, aborto y agencias

El designado por Trump para ocupar el noveno lugar en la Corte se opone al aborto, defiende a capa y escapada los límites que tienen las agencias del Estado, sobre todo la ambiental y la económica, y es un defensor de la Segunda Enmienda, texto fundacional que confiere el derecho a portar armas de manera legal.

En 2017, en uno de los últimos casos bajo su estudio -“Garza Vs. Hargan”- en la Corte de Washington, Kavanaugh fue claro en decir que no atacaba el precedente jurisprudencial de la famosa sentencia de “Roe Vs Wade”, 1973, la cual le concedió a las demandantes el derecho al aborto. Sin embargo, explicó en el caso de 2017, que trata sobre una niña de 17 años de origen cubano que había llegado a Estados Unidos embarazada, porque “la decisión de permitir que la niña abortara estaba basada en un principio constitucional tan novedoso como erróneo”

Esta posición, sin duda, dejó muchas dudas. Los liberales consideraron que claramente cercenó el derecho a decidir de la demandante, en tanto que los conservadores adujeron que no era clara. En todo caso, Kavanaugh se distanció de las decisiones de otros jueces, quienes dijeron que la demandante no tenía derecho a abortar simplemente porque los “ciudadanos inodocumentados” no tienen estos derechos.

El aborto no es la única posición que, eventualmente, va entrar a estudiar el posible magistrado.  Defensor de las grandes corporaciones, Kavanaugh ha sido un claro contradictor de las agencias públicas en Estados Unidos, un modelo de organización administrativa que busca descentralizar la toma de decisiones y bajar el número de responsabilidades a los departamentos (ministerios).

En 2012, reporta The Economist, dijo que la EPA (agencia ambiental) se había excedido en el control de los gases con efecto invernadero en Estados Unidos. Las agencias independientes, escribió, ejercen un “poder masivo” en la “ausencia de supervisión presidencial” y “representan una amenaza significativa para la libertad individual”.

El eventual magistrado, además, es un fiel seguidor de la “Doctrina Chevron”, que, según el portal The New Republic, consiste en determinar “si la regla o regulación de una agencia cumple con las leyes aprobadas por el Congreso”. En la mayoría de los casos los que creen en esta teoría tienden a decir que hay un exceso del estado, es decir, de la agencia.

Un año antes, igualmente, Kavanaugh disintió de sus compañeros de Circuito de Washington D.C. y se opuso  a la prohibición de las armas en este estado, demostrando que es un defensor de la Segunda Enmienda, como los otros cuatro magistrados conservadores de la Corte Suprema.

Con 51 republicanos de los 100 congresistas -aunque en realidad sean 50 por la enfermedad de Mitt Romney- Brett Kavanaugh busca ser elegido como el miembro del tribunal más importante de Estados Unidos. Los demócratas, sin embargo, piden revancha, ya que en 2016 los conservadores bloquearon la nominación de un juez liberal que buscaba inclinar la balanza hacia su lado.