Sicología positiva para transición hacia la paz | El Nuevo Siglo
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Jueves, 21 de Julio de 2016
Gabriel Sony Cubillos

Las metodologías que ha desarrollado la sicología positiva en más de dos décadas desde que fue creada en Estados Unidos para enseñar a perdonar, a reconciliarse, a tener más compasión, más optimismo, más esperanza, podrían ser aplicadas en Colombia para facilitar una transición hacia la paz por parte de una población que ha sido afectada por más de medio siglo de guerra, lo que se ve no solo en las heridas físicas sino también en comportamientos generalizados como la poca capacidad de nuestra sociedad de solucionar las controversias a través del diálogo en lugar de la violencia.

Sobre el particular Ortega Bechara, presidenta de la Asociación Colombiana de Psicología Positiva  y del Instituto Florecer, le dijo a EL NUEVO SIGLO que “empecé a estudiar esta ciencia en Estados Unidos. Me iba a dedicar solamente a la educación o a las organizaciones, hasta que un día dije el escenario ideal para aplicar esta ciencia nueva es Colombia porque estamos haciendo una transición única en la historia y esto podría tener un efecto importantísimo”.

Explicó que el primer paso que dio en ese sentido fue buscar contactar al fundador de la sicología positiva, el doctor Mihalyi Csikszentmihalyi, para que aceptara la dirección científica del proyecto. Por fin lo logró después de cerca de nueve meses. “Aceptó con entusiasmo  porque la ciencia que ellos desarrollaron hace 20 años, no va a haber ningún otro escenario tan propicio como el que tiene en Colombia”.

Ortega dijo que este proyecto también cuenta con el acompañamiento de la Universidad de Claremont y la Universidad de Carolina del Norte, centros académicos en donde están varios de los mejores investigadores en el campo de la sicología positiva, como es el caso del doctor Csikszentmihalyi, quien es la figura principal del programa de resiliencia de la Armada de Estados Unidos para ayudar a que los uniformados de ese país que han sido enviados a diferentes conflictos en el mundo puedan superar los traumas de la guerra.

Trabajo en Colombia

Ortega dijo que con el acompañamiento de la Universidad de Carolina del Norte identificaron cuatro tipos de poblaciones para trabajar en Colombia con las metodologías de la sicología positiva en la etapa de transición a la paz.

Explicó que “los primeros son los reinsertados, segundo las víctimas, tercero la población escolar y cuarto la población civil en general. Para cada uno de estos grupos hay programas de intervención que se sirven de los últimos avances tecnológicos. Empezamos hablando de software, de medición, de algoritmo de análisis de lenguaje, de módulos de entrenamiento muy sofisticados que pueden ser medidos a través del tiempo. En cada uno de estos grupos pretendemos diseñar estrategias medibles, evaluables, que nos permitan saber a través del tiempo si están funcionando o no”.

Añadió Ortega que las personas que hagan parte de los programas que van a desarrollar van a tener 50% menos de enfermedades cardiovasculares, van a vivir en promedio cinco años más con calidad de vida que los demás, van a tener mejores relaciones interpersonales.

Explicó también que el programa está dividido en varias fases, la primera de las cuales es la validación de los instrumentos metodológicos, que debe tardar unos pocos meses; la fase de intervención, que como mínimo debe desarrollarse por un año para empezar a tener efectos; y luego tiene que haber un seguimiento y un mantenimiento de estos programas si es que se vuelven sostenibles en el tiempo.

Ortega dijo que en este momento buscan presentar este proyecto al Gobierno nacional, “que sepan que en Colombia se pueden desarrollar cosas muy sofisticadas, que actualmente, por ejemplo, el programa de atención sicosocial en salud de la Ley de Víctimas tiene una metodología que no está basada en la evidencia, solamente puede medir su efectividad en términos de cobertura. Es decir, si atendieron el 90% está funcionando, pero no tienen idea si está siendo efectivo. El último reporte muestra que solamente el 17%  de los 8 millones de víctimas se ha reincorporado a la fuerza productiva exitosamente.  Eso significa que los programas que tienen no están funcionando”.