El arte de narrar a Colombia atreves de Gabo y Botero | El Nuevo Siglo
La presentación consiste en una lectura de las obras de ambos artistas plasmadas en danza neoclásica y música colombiana.
Cortesía Filarmed
Miércoles, 20 de Julio de 2022
Redacción Cultura

GaBotero es letras, trazos, música, pintura y danza, pero también es folclor, identidad, baile y todo el sentir colombiano en el escenario. Se trata de una apuesta teatral que contiene una serie de coreografías de danza neoclásica (técnica de danza clásica influenciada por otras como la contemporánea, la moderna y el jazz), inspiradas en la vida y obra de los maestros colombianos Gabriel García Márquez y Fernando Botero.

Aunque el año pasado se realizó esta fusión artística, la novedad para este 2022 es que se incorporan los sonidos de la orquesta y la magia de la danza neoclásica con el fin de dar a conocer el folclor, costumbres, música y sentir colombiano en una presentación única este sábado 23 de julio, a las 6:00 de la tarde en el Teatro Metropolitano de Medellín.

Según los organizadores, la presentación consiste en una lectura de las obras de ambos artistas plasmadas en danza neoclásica y música colombiana, compuesta especialmente para esta puesta en escena. Un proyecto que se constituye en una sinergia entre coreógrafos, bailarines, músicos, diseñadores de vestuario, luminotécnicos y artistas plásticos para propiciar una reflexión en torno al valor del arte y la cultura en Colombia.

En palabras de Juliana Acosta Pérez, directora ejecutiva del Ballet Metropolitano de Medellín, GaBotero es la expresión de “lo que somos,  el arte efímero inmortalizado en una pintura o un libro y poder hablar de la riqueza que tenemos. Hacer esta propuesta no solo para el país, sino para el exterior, que puedan verla, sentirla y conocerla. Lo principal de la obra es llevar nuestra música a todo el mundo, porque cuando se escuchen ritmos de la costa la gente va a saber que se está hablando de Gabriel García Márquez y el instrumento que le gustaba a él era el acordeón y lo vamos a incluir, mientras que con el maestro Fernando Botero, a él le gusta mucho la mandolina, lo que representa las montañas de Medellín y también va a estar en escena. Este año será más apoteósico porque será con música en vivo de la Filarmónica de Medellín y para nosotros es un orgullo presentarla; además, es la primera vez que se crean partituras para GaBotero”.

La fusión de arte, sonido y letras fue descrita por Tatiana Pérez Hernández, directora residente de Filarmed, como único en su estilo, ya que tanto Gabo como Botero son dos grandes referentes del arte en Colombia. “Uno es escritor y el otro pintor; unir sus visiones con el ballet, la danza y con la orquesta, pero al mismo tiempo con instrumentos de percusión de la costa, como la gaita que representa al Nobel de la Literatura por un lado, y por el otro vamos a utilizar equipos andinos como la mandolina, presentes en los cuadros de Botero, para mostrar el volumen porque sabemos que su estilo era engrandecer los objetos. Es así que se hace interesante la unión de muchas artes para un mismo fin”.



Grupo de creadores

Además del Ballet Metropolitano y la Orquesta, la propuesta escénica cuenta con un grupo de creadores que vibran y sienten como propia la obra de Gabo y de Botero, entre ellos la coreógrafa colombo-belga Annabelle López Ochoa, el coreógrafo puertorriqueño Rafi Maldonado López, el compositor Juan Pablo Acosta, la diseñadora de vestuario Diana Echandía, el orquestador Jesús David Caro y la directora musical Tatiana Pérez.

“GaBotero se trata de una producción internacional en la que los vestuarios, las escenas, la danza y la música retratan el folclor de nuestro país y hasta las situaciones permeadas por la violencia, pero llevadas al plano poético y de reflexión”, explica Diana Echandía.

Rafi Maldonado es el encargado de la coreografía de Gabo y Annabelle López Ochoa de Botero. Para poder escenificar al pintor, López Ochoa aprendió a mirar los detalles de sus pinturas, a través los ojos de Diana Echandía; incluso le encantó poder estar presente en el proceso creativo de la música junto a Juan Pablo Acosta, lo que para ella fue una “colaboración orgánica”.

“Para el concepto de Botero quise que el personaje se encontrara en su estudio de pintura con su musa, la mosca. Juntos pasan por aventuras, encontrando y enfrentado varios personajes de sus cuadros que pasan a través de los marcos; una forma de traer a la memoria la larga vida del artista”, expresa la coreógrafa, para quien la profesión de bailarín se compone de disciplina y compromiso.

Para Rafi, por otro lado, la vida personal de Gabo poseía mayores matices y texturas para contribuir al lienzo escénico que la singularidad de sus personajes. “De ahí, algunos de los encuentros coreográficos reflejan momentos en su vida, tal como el establecimiento donde solían los hombres y periodistas reunirse por las mañanas, sus relaciones amorosas, al igual que el tema de supersticiones que se intercalaban a menudo con su vida cotidiana”, apunta el coreógrafo, para quien el arte efímero de la danza es parte innata del ser humano y debe conseguir que la audiencia se conecte con el material en escena, ya sea por una experiencia compartida, o una reacción intelectual o emotiva al tema de la pieza.

Musicalización

Los coreógrafos y el director son parte fundamental para la creación de la música, allí nace el guion de cada escena con características, sentimientos, inspiraciones. Para el compositor Juan Pablo Acosta, fue una experiencia diversa el poder musicalizar la obra.

Por ejemplo, con Gabo “está influenciado por las músicas del Caribe colombiano, donde brillan el acordeón, la gaita y la voz de las cantadoras para recrear los ritmos que pudieran evocar a Macondo, el pueblo ficticio, enmarcado en música contemporánea moderna”, explica Acosta.

Por otro lado, Botero posee otros aires musicales, donde aparece la mandolina, instrumento que usó el pintor y escultor como elemento para el concepto del volumen; además, “afloran otros ritmos como el tango, el bambuco, la música con influencia española para musicalizar los cuadros de los toreros, y hasta ritmos oscuros para acompañar la escena de Pablo Escobar”.

El oyente podrá sentir los instrumentos de cuerdas y el piano, en una mezcla con sonidos electrónicos, “¡es una experiencia de música experimental!”, enfatiza el compositor.

El reto para el compositor Juan Pablo fue encontrar esas melodías que inspiren el movimiento, que se queden en la mente del espectador, que le toquen el corazón y le ayuden a potencializar el sentimiento que se le quiere ver a cada escena; una especie de hilo conductor que teje letras y trazos.

Los productores de esta obra  quisieran extender GaBotero y esperan que este sueño vuelva a cumplirse: “Hicimos esta gran apuesta en un momento de reactivación económica y cultural. Es volver a los teatros, lugares que para nosotros son templos de creación y disfrute. La idea es que podamos hacer una nueva temporada, estamos listos para ello”, acotó Juliana Acosta Pérez, directora de ballet.

Por ahora una única función está lista para recibir a quienes aman la danza, la escultura, la pintura y la literatura. Será el próximo jueves 4 de noviembre, a las 8:00 p.m. en el Teatro Metropolitano de Medellín.

El compositor Juan Pablo fue encontrar esas melodías que inspiren el movimiento.