Urge pedagogía emocional | El Nuevo Siglo
Martes, 30 de Junio de 2020

Sostener o cerrar la apertura de las actividades, en medio del fuerte ascenso en el número de contagiados de la pandemia, no resulta fácil y menos cuando por la prolongación del aislamiento social y por el mismo sustento se fundamenta que con los cuidados necesarios se puede salir a trabajar, a hacer una diligencia o por la simple razón que ya es hora, para no hablar de hacer la compra de un televisor sin IVA.

La cuestión es cómo ser más estricto ahora en expansión cuando se controló con bastante rigurosidad la inicial contención y mitigación y hay personas con cierto agotamiento.

La pedagogía en lo emocional puede ser la garantía para conseguir la conciencia y disciplina que se requieren en las circunstancias de un tire y afloje de la cuarentena y en la mira de sostener el quédate en casa y el aislamiento social.   

Más que tener la idea que ya todo está solucionado y que Colombia tiene buenos indicadores, es considerar que es imprescindible ser fuertes en esta etapa para lo cual hay que saber responder desde el punto de vista emocional. Sólo así, con alertas, se puede tener la resiliencia en este momento crítico donde es necesario que se garantice la mejor respuesta del sistema de salud.

La profesora Elke Van Hoof, especialista en estrés y trauma, en entrevista a la BBC, aconseja tener una especie de termómetro de ciertos comportamientos para anticipar consecuencias de un estrés, incluso post, de manera que se desarrollen capacidades de adaptación y especialmente donde las personas se aborden por sí mismas, se autorregulen y sean también apoyo para familiares y amigos.

Esta herramienta puede ser apropiada por el Gobierno como herramienta pedagógica para promover entornos saludables desde el punto de vista emocional y así buscar la mejor la aceptación y resiliencia ante las postergaciones, una y otra vez, que exige la evolución de la pandemia.

Las señales que manifiesta la doctora Van Hoof, se circunscriben al cuadro APGAR, que procede de las siglas en inglés, que permite captar alertas de cierta descompensación emocional y reaccionar a tiempo. La primera alerta la da cierto abandono a la apariencia física; la segunda el bajo rendimiento o, por el contrario, el sobre-rendimiento en las labores diarias; la tercera, la negación o reducción de la capacidad para absorber nueva información y pérdida de capacidad para asimilarla; la cuarta tiene que ver con la emotividad o actitudes temperamentales y la quinta, el cambio profundo en el relacionamiento social, como tender a volverse más solitario. La regla es que si al menos dos de esos cinco denominadores dejan de funcionar, bien y abruptamente, hay que ponerle atención para evitar el denominado estrés tóxico.

De todas maneras, se sabe que el distanciamiento social es lo más recomendable, aún en la convivencia con la pandemia y para ello se hace imperante la necesidad de profundizar en una pedagogía tanto de los cuidados físicos como de emocionales para preservar la salud mental y facilitar la aceptación y disciplina que puedan implicar decisiones frente a la mayor pendiente en el contagio, sin bajar la guardia.

*Presidente Corporación Pensamiento Siglo XXI

uribemariaelisa@gmail.com