La travesía | El Nuevo Siglo
Jueves, 11 de Junio de 2020

Tal vez la rehabilitación resulte tan dolorosa como la enfermedad. Cuando estemos al otro lado del oscuro túnel vamos a ver claro lo que nos viene.

El mundo no debe bajar los brazos ni relajarse frente a la pandemia.

Nada ni nadie garantiza que hayamos vencido el virus.

Tampoco podemos dejar de mirar hacia delante, planeando la forma como vamos a encarar el regreso a la impredecible normalidad.

Nada es gratis y los gobiernos deberían ir preparando lo que nos aguarda cuando el contagio termine.

La economía global tendrá que recurrir nuevamente a varios de sus ortodoxos e impopulares esquemas de salvamento financiero.

Habrá que salir a recoger cartera, recaudar fondos para compensar billonarias ayudas a la comunidad y al sector privado.

Ningún país dejará de cobrar a sus ciudadanos las ayudas económicas que se dieron durante el aislamiento.

Todos los gobiernos van a echar mano de herramientas fiscales que compensen los alivios que vienen recibiendo personas y empresas.

Podría ser después de agosto próximo, al cierre de año o quizás iniciando 2021. Todo depende de esa indeseable curva, de ese malpensado pico epidemiológico.

Cuando sea, las autoridades económicas en el mundo van a tener que volver a barajar viejas cartas. Vendrán costosas y dolorosas reformas tributarias y acabarán vacaciones en el pago de obligaciones.

El nuevo mundo vendrá con reconocidas prácticas. Será preciso que las naciones entiendan y asimilen lo duro que será el camino del nuevo comienzo.

En la vida como en economía nada es gratis. Nadie da sin esperar tajada. Los gobiernos generosos en alivios y subsidios durante aislamiento social tendrán que cubrir esos gastos con mucho esfuerzo para la comunidad.

Dejarán de darse alivios en servicios públicos, no habrá más subsidios, los bancos volverán a prestar caro, no girarán más alivios solidarios a población vulnerable, no más días sin IVA y será entonces cuando la gente tendrá que empezar a pagar.

Viene un ciclo difícil de sobreendeudamiento. Hogares y empresas se están endeudando hasta el cuello y tarde que temprano deberán comenzar a pagar.

Los que reciben hoy luego pagarán. Los que giran ahora deberán recoger.

Actual escenario global mira principalmente resolución de la crisis sanitaria y económica.

Pero mañana, lejos o cerca, vamos a tener que volver a conocidas recetas que no gustan a la población.

Reiniciarán muchos con las mismas. Tendremos parte del juego conocido. Los actores serán los mismos y la serie de eventos inesperados volverá a causar incertidumbre, pobreza, inequidad, concentración de la renta, desempleo y dominancia empresarial.

Varios gobiernos van a presentar más rápido que tarde reformas tributarias. No una, serán varias, en promedio una cada dos años como es habitual en Colombia.

Subirán impuestos de renta, al patrimonio, es decir a los más pudientes. La aporreada clase media asumirá tarifas más altas en impuestos y por cierto, el régimen impositivo seguirá siendo disperso, inmanejable, evasivo y lleno de gabelas y exenciones para los ricos.

¡Ah!, dura que será la travesía pospandemia.