Sembrando vida en los ecosistemas bogotanos | El Nuevo Siglo
Sec Ambiente
Domingo, 2 de Junio de 2019
Redacción Nacional
Cada vez más, a los capitalinos les preocupan los ecosistemas que habitan la ciudad, impulsando organizaciones como la fundación Humedales o Red Árboles, para su preservación 

 

EN BOGOTÁ,  colectivos ciudadanos están jugando un rol protagónico para proteger los ecosistemas. A través de iniciativas privadas, se han unido para reforestar y cuidar humedales y parques, que van desde el humedal Juan Amarillo hasta pequeños espacios verdes en Suba, impulsando iniciativas que no sólo se focaliza en la siembra, sino también en la concientización del ciudadano sobre su entorno.

“Al estar los humedales y los árboles inmersos en la matriz urbana, son una barrera protectora para el tráfico y la contaminación, son habitad de especies, brindan alimento para insectos, árboles y hongos”, afirma Jorge Escobar, líder de la fundación Humedales de Bogotá a EL NUEVO SIGLO.

Los árboles capturan una parte del Co2 presente en el aire que respiramos, evitan la erosión, ayudan a mantener limpias las fuentes hídricas cercanas, tienen la capacidad de absorber el sonido en un 50% y permiten recuperar el oxígeno.

Para motivar la siembra y cuidad de arboríos, humedales reúne jóvenes entre 20 y 35 años, preocupados por los malos índices de la ciudad. “Vimos el déficit en Bogotá en el tema de árboles por habitante principalmente en humedales del sur de la capital, donde existe poca vegetación”, dice Escobar.

Estas propuestas no solo vienen de fundaciones, ya que muchos bogotanos han cumplido esta labor junto a la Secretaría Distrital de Ambiente y el Jardín Botánico por medio de ejercicios como la “Plantatón”.

Asímismo, otros han optado por realizar las siembras por su propia cuenta, a pesar de los tediosos procesos para conseguir el permiso correspondiente. Por un ejemplo, Humberto Morales y Rosa Ramírez, habitantes de Bosa, han sembrado varios árboles a la orilla del Río Tunjuelito, ya que por las lluvias la tierra se está desmoronando y esta vegetación controla la problemática.

Cifras oficiales del Jardín Botánico muestran que del 1 de enero de 2016 al 30 de abril de 2019 se han plantado 120.252 árboles en la Capital, de los cuales se han visto beneficiadas zonas como el bosque de San Carlos, varias áreas verdes en Engativá, Fontanar del Río y Zona Franca. Asimismo, las estadísticas demuestran que la “Megaplantatón” del año pasado logró un record de 13.000 árboles sembrados.

La Alcaldía se ha pueto de dejar a final de año 300.000 árboles nuevos plantados durante su administración (2016-19), de los cuales hay sembrados hasta el momento, incluyendo el espacio público y cerros, 257.634.

 

¿Cómo reforestan?

 

 

Los ciudadanos eligen zonas donde existe un déficit muy grande de árboles o hay un riesgo inminente sobre su subsistencia. “Los lugares vulnerables los escogemos para que quienes quieren ir a sembrar sientan el impacto de sensibilización sobre la situación de deforestación y que así tengan la esperanza de que sembrar un árbol es sinónimo de vida”, afirma Natalia León, líder ambiental de la fundación Red de Árboles, a EL NUEVO SIGLO.

Su trabajo consiste en brindar la posibilidad a las empresas que deben hacer una compensación ambiental para mitigar la huella de carbono que producen en sus actividades diarias. Para esta organización, lo más importante crear sensibilización en las personas y que así entiendan el entorno natural que los rodea.

Según León, algunas personas cercanas al humedal Juan Amarillo en Engativá –donde han trabajado reforestando– consideran este ecosistema como un caño o un charco, y gracias a las jornadas que se han hecho, los vecinos ya tienen una mayor apropiación del lugar.

El Humedal Tibabuyes, ubicado en la localidad de Suba, es el más extenso de la Sabana de Bogotá. El nombre Tibabuyes proviene de la lengua chibcha y significa “Tierra de labradores”.

Para la directora de la fundación Humedales, poco a poco la gente se ha ido concientizando que no sólo se contribuye sembrando árboles. “Con el tiempo la gente nos empezó a pedir plantar un árbol, ya que no muchos tienen una finca o contacto con la naturaleza, y por las trabas institucionales la comunidad se desanima. Por eso decidimos trabajar con ellos a las afueras de la ciudad en reservas de la sociedad civil, en lugares privados y en fincas, donde se puede plantar”, cuenta la directora de la fundación Humedales.

La tarea de estos grupos ciudadanos permite que los ciudadanos empiecen a jugar un rol más activo en la protección de los ecosistemas en zonas urbanas.  “Debemos salir de la comodidad y hacer ciudadanía activa. Solamente nos quejamos y mostramos indignación por redes sociales y pare de contar. Creo que debemos ayudar a la comunidad ya sea en humedales, cerros o reforestación”, concluye Escobar.

 

La problemática

En Colombia hay lugares donde se ve el impacto de la minería, la ganadería y la agricultura sobre las zonas boscosas. Este problema está creciendo destruyendo bosques de 25 años de vida o más. Allí se han intentado hacer campañas de compensación ambiental, las cuales para algunos no han generado los resultados esperados porque no producen la misma captura de Co2 que un árbol.