Migración, desafío para presidente de Guatemala | El Nuevo Siglo
Foto archivo AFP
Lunes, 17 de Junio de 2019
Redacción internacional
Estos dos candidatos competirán en la segunda vuelta en este país centroamericano, marcado por el alto flujo migratorio

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AL MISMO tiempo en que transcurrían las elecciones presidenciales en Guatemala, México detenía a 791 migrantes, muchos de ellos provenientes de países centroamericanos.

Todo esto ocurrió el domingo pasado, en momentos en que la migración ilegal se ha convertido en un problema para los centroamericanos y Estados Unidos, que logró un acuerdo con Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, para controlar la llegada masiva de inmigrantes.

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Esta alianza, que habla de un posible tercer país, puede incluir a Guatemala, un territorio por donde obligadamente pasan los viajeros.

Giammettei y Torres

Tras la primera vuelta presidencial, la socialdemócrata Sandra Torres y el candidato de derecha, Alejandro Giammettei, disputarán la segunda vuelta en agosto, con los ojos puestos en este fenómeno que afecta cada vez más a Guatemala, por su ubicación y sus problemas internos que obligan a miles de personas a migrar cada día a Norteamérica.

Para Giammettei, la migración se detiene con “muros económico, no físicos”, un llamado indirecto a Donald Trump,             quien vienen dando una pelea interna con los Demócratas para conseguir el dinero para ampliar el muro en la frontera con México. Torres cree igualmente en la importancia del desarrollo de la agricultura y el turismo como formas para promover el empleo y evitar que la falta de oportunidades obligue a los guatemaltecos a migrar. 

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El país centroamericano comparte fronteras con Belice, Honduras, El Salvador y México y se ha convertido en una ruta obligatoria para continuar hacia Estados Unidos. Aunque este no es su principal problema. Por los altos índices de pobreza y criminalidad, al año más de 200.000 guatemaltecos migran hacia territorio norteamericano.

Esto ha hecho que en 2018 el gobierno mexicano haya tenido que expulsar 95.000 ciudadanos guatemaltecos por llegar a su territorio como ilegales, cruzando la frontera por el estado de Chiapas, donde Manuel López Obrador ha desplegado 6.000 hombres para contener el flujo migratorio.

Grandes desafíos

Las condiciones en la mayoría de países centroamericanos, donde suele salir gran parte de migrantes rumbo a Estados Unidos, han empeorado los últimos años, según varios estudios. Guatemala no es la excepción y ha alcanzado unos niveles de pobreza del 60%, en un país de 17 millones de habitantes.

Aparte de la pobreza, la violencia endémica, tras acuerdos de paz en la década de los 90 que atomizaron la criminalidad y derivaron en las llamadas Maras, hace que la región tenga la tasa de homicidios más alta del mundo, dejando de lado países en guerra como Siria y Yemen.

En Guatemala mueren al año 5.000 personas, la mitad de ellas por crímenes relacionados con el narcotráfico y las pandillas, teniendo una tasa de homicidios de 22,4% por cada 100.000 habitantes, según Insight Crime.

Para luchar contra los altos índices de violencia, Giammettei impulsa la pena de muerte contra homicidas y aquellos autores incursos en crímenes de lesa humanidad. “No queremos pandillas, pero este año más de 250.000 guatemaltecos van a ingresar a la vida productiva del país y de esos van a tener empleo menos de 20.000”, le dijo ayer a la agencia Xinhua.

Acuerdo EE.UU.-México

La vieja dicotomía entre luchar contra la migración ilegal en los países de origen o implementar políticas nacionales en las fronteras permanece en Estados Unidos. Para frenar el alto flujo migratorio, algunos creen que la inversión en regiones donde nacen los migrantes resulta el mejor enfoque, mientras que otros defienden medidas de autoridad en las zonas fronterizas.

En medio de choques con sus opositores, Donald Trump parece ubicarse por la mitad de ambas teorías. A pesar de su discurso frontal contra la migración, que le sirvió para ganar millones de votos en zonas pobres de Estados Unidos donde escasea el empleo, el Presidente ahora está enfrentando el flujo migratorio a través de un acuerdo con México que potencialmente va a impedir la llegada de migrantes ilegales a su país.

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La alianza con México, lograda el 7 de junio, busca reducir sustancialmente el número de migrantes que van de ese país (muchos de ellos centroamericanos) en un plazo de 45 días, de lo contrario le impondrá aranceles a varios productos provenientes de suelo azteca.

En cumplimiento del acuerdo, México detuvo a casi 800 migrantes el domingo y ha desplegado a la Guardia Nacional en la frontera, creada inicialmente para combatir el crimen organizado en los estados con mayores índices de violencia, como Guerrero, Tamaulipas y Nuevo León.

Sin embargo, el acuerdo no solo tiene obligaciones bilaterales entre los firmantes. En uno sus acápites, dice que eventualmente se podría buscar un “tercer país” receptor de migrantes, que se haga cargo de los flujos migratorios que vienen de Centroamérica. Algunos especulan que se podría tratar de Guatemala, donde ambos han invertido importantes sumas para combatir el crímenes organizado y el desempleo.

En dos meses los guatemaltecos volverán a las urnas para elegir en segunda vuelta el sucesor de Jimmy Morales, un presidente que sale con los peores índices de popularidad de la historia.

Los aspirantes, Sandra Torres y Alejandro Giammettei, no parecen tener muchas diferencias frente a la migración. Ambos coinciden que el problema radica en la falta de oportunidades y las difíciles condiciones de vida, por las altas tasas de criminalidad y desempleo.

Generar oportunidades y llegar a acuerdos con los países fronterizos será, sin duda, su mayor desafío.